Que haces aquí?

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Felix despertó una noche al escuchar los gritos de su abuela, esa noche sus padres habían salido a cenar por su aniversario por lo que la abuela de Felix cuidaba de él, cuando se levantó de la cama y corrió a la sala de la casa se encontró con policías y su abuela sentada en el sofá llorando. Su abuela le explico que sus padres tuvieron un accidente de auto, les informaron que los llevaron al hospital pero ya habian muerto antes de llagar y no pudieron hacer nada.

Ese día Felix vio como su vida cambiaba por completo, dejó de hablar con sus amigos y sus calificaciones bajaron al punto de casi no poder graduarse, en la casa no se volvió a escuchar música y Felix no volvió a sonreír, los amigos de Felix lo buscaron, le escribieron y lo llamaron pero Felix los ignoro por completo durante el resto del año escolar, nunca explico porque cambio tanto y por ende se gano el odio y rencor de alguno de ellos. 

Llegó la hora de graduarse y entrar a la secundaria pero su abuela estaba segura que Felix necesitaba un nuevo aire por lo que decidió que volverían a Corea de donde ella y los padres de Felix eran originarios para que Felix empezara de nuevo y quizás así lograría salir de ese bache tan obscuro, además de eso habían descubierto que la abuela tenía una enfermedad cronica y necesitaba volver para que los familiares de Felix ayudaran con los cuidados de la señora. 

Al llegar a Corea Felix se dirigió a la casa que sus padres tenían ahí, su abuela le hizo prometerle que aunque viviera solo debería comer, estudiar, hacer sus tareas y que si ocupaba algo la llamaría de inmediato, además de que le informaría del dinero que necesite ya que sus padres le habían dejado suficiente para vivir por años por lo que él no debía preocuparse por nada y él prefería la soledad ya que sabía que su abuela sufría al ver en lo que él se había convertido. 

Pasó una semana dónde Felix comía una o dos veces al día, había perdido peso desde el accidente y se le hacían unos círculos oscuros alrededor de los ojos, siempre andaba con una suéter debido a que no deseaba que nadie notara cuando los cortes en sus brazos eran frescos, así como los de su vientre, la casa no conocía la luz del día pues nunca abría las cortinas y tampoco salía, se la pasaba en su cuarto mirando al techo y pensando en sus padres y en como él los había matado. 

Desde el momento en que Felix recibió la noticia sintió que la culpa era suya, ese día había discutido con su padre pues había decidido que le diría de sus inclinaciones sexuales ya que estaba enamorado de su mejor amigo, pero su padre lo rechazo diciendo que eso era una aberración del demonio y Felix le deseo la muerte... horas después ellos realmente habían muerto, esa fue la razón del cambio en Felix. Sintió que todo era su culpa y por ende dejo a sus amigos y a ese chico rubio del que se había enamorado pues sentía que ese sería su castigo. 

Lo que Felix no sabía eran las vueltas que daría la vida, para darle la oportunidad de enamorarse de nuevo y de reunirse con su mejor amigo de nuevo. Quizás no en las mejores condiciones pero esta ves la vida le daría una segunda oportunidad, sólo debía decidir si la tomaba o no. 

- Hoy tenemos un compañero nuevo - Felix sentía todas las miradas sobre él, pero él trataba de evitar por completo las miradas de todos y sólo se sentó donde el profesor le indicó. Luego de la primera clase llevaría una clase que la tomaban sólo aquellos que deseaban dedicarse a la música, esa fue otra promesa que le hizo a su abuela, debía volver a bailar, Felix sentía como su ansiedad comenzaba a salirse de control pero cuando pensaba en salir corriendo se topó con el profesor en la puerta por lo que tuvo que respirar profundo y buscar un lugar en el fondo de la clase. 

Lo que Felix no había notado era un par de ojos que lo miraban desde el otro lado del salón, una vez que terminó la clase donde Felix hizo todo lo posible por no cruzar miradas con nadie corrió al patio buscando un lugar donde poder esconderse y pasar su crisis que crecía con los minutos. Felix vivía así desde aquel día, escapando de las personas, escondiéndose y cortándose, él sabía que si alguien sabia de estas actitudes pensaría que él era patético por lo que siempre trataba de no ser descubierto, pero él no había notado que un chico de cabellera negra había visto todo lo que pasaba y corrió a contárselo al chico rubio que lo miraba durante la clase. 

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora