15. Último desastre de la semana

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– ¡No puede ser!– me dije mientras observaba como todo se inundaba.
Camine lo mas rápido posible para verificar si no dejé la llave de agua abierta cuando me metí a bañar.
Pero el agua no provenía de esa llave, busque y busque y no encontraba una llave abierta, lo bueno es que no fuí yo el responsable de eso además si hubiera sido yo mi mamá me hubiera pegado muy feo y el lado malo es que yo tendría que limpiar todo antes que llegué mamá (sí es que vendrá hoy), pero primero debo saber de ¡donde fué la salida de agua!.
Después de tanto buscar observé que el depósito grande de agua que tenía la vecina (que vive atrás de mi casa) se le rompió (¿quién sepa cómo?) se le cayó del techo de su casa.
Tal parece que no ha regresado de sus viajes, así que tomó la escoba y empiezo a sacar el agua, después tomó una cubetita y unos trapos para secar lo que quedó de agua.
Estaba a punto de terminar cuando escucho que llaman desde la puerta, me dirijo a ella y al abrirla me encuntro con la abuela Tina y mi perro.
– Cariño ¡qué no te dije que regresarás si no encontrabas a tu madre!– me dijo reprochandome mientras ponía sus manos en la cintura.
– Sí abuela perdón pero se inundó la casa porque se cayó un depósito grande de agua y recaló toda el agua aquí, lo malo es que las casas están inclinadas, así que tuve que limpiar para que mamá no se molestará y encontrará limpio cuando llegué de trabajar– le conteste feliz por mis esfuerzos mientras ella me mira con una cara de trizteza.
– Hijo ¿ya terminaste de limpiar?– me dijo un poco preocupada.
– Me falta un poquito, no se preocupe puedo hacerlo yo solo, usted puede descansar en mí humilde casa, solo no tengo algo para invitarle ya que no hay algo de beber– le dije un poco apenado.
Ella me acarició en la cabeza y se dirijio al sillón a hacer unas llamadas, mientras tanto yo terminaba le dí la cubeta a mi perro para que la llevará afuera, y yo ordenaba las cosas que utilicé para después dirigirme con la abuela.
La abuelita me abrazo y me dijo lo que tenía planeado.
– Hijo le llame a Gerardo para que trajera tu mochila y unas compras, porque hoy estare aquí contigo, ya me imagino cuanta soledad tuviste y hacer las cosas que no son de tu responsabilidad, tú deberías vivir tu vida de niño– me dijo de manera consolada.
– Yo me quedaré hoy contigo para que no te sientas sólo además, un tiempo afuera de la mansión sería relajante– me dijo cariñosa, yo le agradecí por cada cosa mientras lloraba.
– Muchas gracias abuelita yo sé que nadie quisiera lidiar con una basura y estorbó como yo, le agradecere eternamente– le contesté mientras lloraba con más ganas.
– ¡Hijo tu no eres un estorbo!, tú eres la bendición de Dios y por algo te dejó en la Tierra y de seguro para que cumplas una misión importante, yo te quiero mucho corazón y de fehaciente tú madre también, aunque se equivoqué muchas veces pero tendra sus justificaciones, nadie de es perfecto– me dijo sabiamente.
Después de que el guardaespaldas llegará con las compras, abuelita le agradeció y guardo todo el mandado para luego hacer de comer, el guardaespaldas nos saludo y se retiró para seguir con su trabajo.
Media hora después de comer un estofado y un postre, abuelita me acurrucó al igual que Kin y por último me cantó una cancion acompañado de un beso y un abrazo, rápidamente me quedé dormido y satisfecho con este último día antes de entrar a la escuela. Lo único que se me vino a la mente antes de dormirme fue; ¿dónde dormirá abuelita?.
Buenas noches, aqui esta el capitulo de la semana, agradezco que lean este libro este no da a entender muchas cosas que en algun momento de nuestra vida podriamos tener (quizas si, quizas no), pero lo que yo comprendo es que; tenemos ser buenas personas siempre aunque la vida   sea  injusta, debemos seguir adelante y pase lo que pase demostrar una sonrisa o risa todos los dias.
Un abrazo psicológico y hasta la próxima semana.

¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora