La inocencia de un niño de 11 años.

Desilusion

Ayer fue mi primer día aquí, en esta habitación, en esta casa aparentemente idílica de la que conozco tanto como el mundo que la rodea, es decir, menos que poco, o eso me dicen los adultos, a mí, a un niño de tan solo 11 años de edad que esta sentado en la cama de su habitación, o mejor dicho en su nueva habitación que comparte con cuatro chicos mas de su misma edad, todos sin padres, sin familia, al igual que yo y que ahora duermen plácidamente a altas horas de la noche, mientras yo pienso sin poder dormirme, en mi vida y experiencias, en los diversos lugares que he visitado desde que tengo recuerdo y que a la vez he abandonado sin freno alguno ¿por qué?, pues no lo sé, según los adultos sin cara que te prometen todo y luego te desechan, mi comportamiento era del todo inadecuado e impermisible, no obstante este lugar es diferente, o eso me han asegurado desde que he entrado por la puerta principal de esta casa de aspecto rústico y conformada de tres plantas con diversas estancias, la mayoría de ellas con vistas a un hermoso jardín de amapolas y otras flores, que se extiende en la falda del orfanato, sin embargo, esta afirmación pronunciada a voces de la encargada del orfanato, de que aquí aceptan a todo el mundo tal cual como es, no acabo de creérmela, es más, no la creo en absoluto, no existen personas de ese estilo, estoy seguro, lo he experimentado, por eso mismo voy a comprobarlo yo mismo, la verdadera naturaleza de este lugar...-determine, levantándome de la cama en modo sigilo y escapando de la habitación iluminada a manos de la luna creciente.
Recorrí el pasillo de suelos de madera situado en la planta tres, donde se encontraban los dormitorios incluyendo el mio y descendí las escaleras, procurando asemejarme a un fantasma, hasta llegar a la planta de abajo, mas concretamente a la cocina, lugar el cual había realizado unas horas antes mi primera cena en esa cárcel perdida de la madre de dios.