- Bienvenida, señorita Anne. Llega...
- Un par de horas tarde, lo sé. -Me pongo la bata blanca que me tiende mi enfermera Miriam. - ¿Ha llegado el jefe? -Tomo asiento en uno de los sillones blancos de mi despacho para cambiar mis tacones por unas chanclas blancas.
- No, ya sabe que para los preparativos de la boda se ha tomado unos días libres.
Claro que lo sé. Seré una de las damas de honor de su boda. Pero claro, no puedo decir eso. Nadie puede saber la relación de mejores amigos que tengo con mi jefe y su mujer. Más que nada por la rivalidad que hay aquí dentro. Contemplo a Miriam y sé con certeza que puedo confiar en ella. No es la típica enfermera que busca notoriedad dentro de este mundo o que utilizaría esa información en nuestra contra, pero nunca está de más ser precavida. Malas personas hay en cualquier parte, hasta dentro de un hospital, donde todo lo que haces está severamente juzgado.
- Cierto. Menos mal. No quería otro regaño por llegar tarde.
- La paciente Camacho la espera.
- Gracias, no sabes cuánto te adoro. - Cojo de mi mesa los expedientes de los pacientes que debo visitar y camino rápidamente a la habitación número 684. - ¡Buenos días! - Abro la puerta de una manera algo brusca y corro las cortinas de la habitación. No me sorprende que nadie se haya molestado en venir a abrirlas. - Es hora de despertar. Aunque, bueno, eso te lo digo siempre y nunca me haces caso. - Sonrío, aunque ella no puede verme. - Vamos a revisar si los cables y la medicación están de manera correcta. - Dejo los expedientes a un lado y comienzo a mover cables. Apago la máquina que la ayuda a dormir y administro los medicamentos por vía necesarios. - Hoy se cumple el día número 104. - Con un rotulador que hay sobre la mesita dibujo una enorme X sobre el día de hoy en el calendario que yo misma le regalé cuando llegó aquí. - Traigo noticias. - Tomo asiento sobre la silla vacía a su derecha. - Miley Cyrus se ha separado, Camila Cabello está con Shawn Méndez, han vuelto a poner en la televisión el príncipe de Beleer y el tercer libro de los Descendientes ya está a la venta. Siento haber llegado tarde. - Me disculpo con sinceridad. - Tuve un pequeño percance con un yogur. Nada preocupante. ¿Y tú como te encuentras? - Espero pacientemente una respuesta. No la hay. Ya estoy acostumbrada, pero nunca perderé la esperanza. - Tengo que irme ya. Descansa un rato. Te espera un gran día, estoy segura. - Siempre le digo lo mismo con la esperanza de que me escuche. - Hasta luego. Volveré para darte las buenas noches. - Salgo de la habitación con el corazón en un puño. Cuán doloroso era ver una vida tan joven a punto de morir. Jamás perderé la esperanza. Dicen que eso es lo último que se pierde ¿no? En estos momentos lo que más necesita es eso, alguien que la espere al otro lado. - Siguiente paciente - Leo el nombre de mi siguiente expediente. -Monoski. -Oh no.
(...)
- QUIERO QUE SEA ROJA.
- Pero...
- NO PIENSO COMER ESTE MOCO. ¡Seguro que es tuyo! - Suspiro con la mano sobre la manilla de la puerta. Los gritos se escuchan fuera de la habitación.
- Buenos días Mono. - Saludo con una sonrisa abriendo la puerta de par en par. - Puede irse. - Le digo al enfermero que trata de darle el desayuno. Sale sin mirar atrás como alma que lleva el diablo. Cuánto lo entiendo. Este niño siempre saca de quicio hasta al más paciente. ¿Irónico no?
- No me gusta que me llames así, ya te lo he dicho. - Responde con la mandíbula apretada y las manos cerradas en puños.
- Si, sí, lo que tú digas. - Cierro la puerta y camino en su dirección. - ¿Qué pasa esta mañana? ¿La almohada no es lo suficientemente cómoda para su majestad? ¿Las sábanas no son del tono blanco que usted desea? - Su rostro parece a punto de explotar de rabia. -Uy, ya sé, cinco chicles a que quieres la gelatina roja y no verde.
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Cicatrices del Universo #Grenns2020
Novela Juvenil¿Existe algo peor que ser secuestrada a los dieciséis años? Acabo de descubrir que sí lo hay, es ser secuestrada por las mismas personas diez años después. A pesar de que sólo quedaban pedazos rotos de huir de casa siendo una adolescente, encontré c...