QUERIDO VECINO 🌙 (COMPLETA)

CAPÍTULO 32 :

CENA :

SERENA :

Me había levantado con una enorme jaqueca, y con unos ojos, enormemente hinchados. Y todo por culpa de lo mucho que había llorado ayer. Lo bueno es que afortunadamente había logrado conciliar bien el sueño, toda la noche. Mina quería dejarme dormir hasta tarde, y a pesar que Yaten consintió en que no fuera, yo sabía que debía ir a trabajar. Además aquí, estando sola, no haría otra cosa, más que estar pensando en lo mismo de ayer, una y otra vez. Así que aún a pesar de la molestia de Mina, me metí a la ducha, y me vestí, con ropa que ella me había prestado, para presentarme en el trabajo. Me había ofrecido un almuerzo, pero gracias a mis náuseas matutinas, lo rechace. Ella me regaño, y me dijo que no podía seguir así, así que solo por dejarla tranquila, había bebido unos cuantos tragos, de el zumo de naranja que había preparado. Mientras ellos almorzaban y yo tomaba mi jugo, Mina me hizo el comentario de que Seiya le había llamado anoche, buscándome. Al parecer, realmente estaba desesperado por encontrarme. No me asombraba que lo estuviera. Además, aunque no quisiera, sabía que tenía que encararlo, tarde o temprano. Así que solo agradecí el gesto amable que tuvieron, al no decirle donde estaba. Al terminar de comer, todos nos salimos de casa para ir a trabajar. Ambos me ofrecieron a que yo me fuera con ellos, pero me negué. Quería irme sola. Quería pensar en lo que haría hoy, cuando volviera a ver a Seiya. Además de que no quería incomodarlos al hacer mal tercio. Pero como siempre, Mina era terca. Incluso más que yo. Me dijo que además de que no estaba en condiciones de manejar, aún teníamos que tratar un asunto pendiente, que debíamos de resolver lo antes posible. Así que, a pesar de mis negativas, no me libre de ella. Se había despedido de Yaten con un beso, y se subió conmigo en mi auto. Manejando ella, por supuesto.

Antes de ir a la oficina, llegamos a un laboratorio médico. Al principio me rehúse a bajarme, ya que pensar en un posible embarazo, me daba miedo, y no quería estarme preocupando desde ahora. Pero como siempre, ella supo como ponerme los pies en el suelo, dándome todo un sermón del porque debía hacerlo, terminando con decirme que el ir, era lo mejor que podía hacer. Así que a regañadientes, y a pesar de que le tengo un pánico enorme a las agujas, acepte que me hicieran una prueba de embarazo en sangre. Claro que al mirar la sangre que me habían sacado, las asquerosas náuseas, que ni se habían presentado hasta el momento, regresaron, haciéndome vaciar lo poco que tenía mi estómago. Mi amiga al igual que ayer, fue todo un apoyo para mí, y me mimo y me cuido luego de ver que había vomitado. Me ayudó a volver al auto, y luego regreso a pagar el exámen que me habían hecho y a preguntar por las horas en las que podríamos regresar por los resultados. Y mientras yo, ya adentro, acomodada y recargada en mi asiento, al tener los ojos cerrados, tratando de calmarme, hubo un instante en el que me sentí observada. Abrí los ojos, despegue la cabeza del respaldo, y miré a todos lados, pero me fijé que no había nadie cerca. Así que atribuí, a que mi paranoia no se debía a otra cosa más que a todo el desastre y estrés que sentía. De vuelta en el auto, Mina lo manejo de nuevo, pero está vez con menos velocidad, para evitar que yo quisiera devolver el estómago otra vez, y en el camino aviso a Yaten sobre la situación, y le comunicó que tardaríamos un poco más en volver. Cuando llegamos al estacionamiento de la decoradora, Mina acababa de apagar el auto, cuando escuché que exclamó fastidiada.

—No...puede...ser..— la mire confundida.

—¿Qué pasa Mina? — ella me señaló con la mirada, a través del parabrisas, y mi estómago de nuevo se revolvió, cuando lo vi ahí de pie.

—¿Hablaras con el? — pregunto y yo suspiré.

—Debo hacerlo. —

—¿Quieres que me quede cerca? — sonreí ante su manera protectora de cuidarme.

—No. Estaré bien. Mejor ve, y dile a Yaten que ya llegamos, pero que si puede disculparme un poco más, se lo agradecería.— asintió no muy segura.