Romanogers little and big One Shots

30' Una última oportunidad

Continuación de Roto

8 meses después

A pesar de haberle pedido, rogado, gritado y amenazado, cuando llegué de vuelta a mi departamento con Barton a mi lado y un bebé entre mis brazos, una gran fiesta esperaba en el umbral.

Tony Stark era irremediable.

Le había advertido un sin fin de veces previas a aquel día, que lo que menos quería era una fiesta de bienvenida para el bebé cuando regresara a casa del hospital. Sin embargo, para Stark cualquier situación que tuviera la mínima posibilidad de convertirse en fiesta no debía ser desaprovechada y aquel 12 de octubre, en cuanto encendí las luces de mi departamento, me topé con el equipo completo esperando a mi llegada con un sin fin de animales de felpa, globos y comida altamente saturada con calorías.

El bebé, que aún no tenía un nombre debido a diversos conflictos internos que me rondaban la cabeza, con tal estruendo, despertó de su siesta para toparse con una muchedumbre de superhéroes que corrían hacia él. El pequeño, tan valiente, ni siquiera se inmutó. Simplemente miró con ojos curiosos a aquellos que se acercaban hacia él para rodearlo de cariño.

Wanda fue la primera en comenzar a tocarle las mejillas y las manos, seguida de Thor que ni siquiera esperó para quitármelo de las manos y llevarlo a su regazo donde Pepper le hacía algunas cosquillas.

Pasados algunos segundos cuando vigilé que el pequeño estuviera en brazos seguros, es decir fuera del alcance de Thor, me giré para enfrentarme con el responsable de todo aquello.

—Stark —llamé al millonario con ambos brazos cruzados y el gesto más serio que pude poner en mi rostro.

Tony, quien se encontraba charlando con Rhodey cerca de las golosinas, se giró a encararme con un algodón de azúcar en una de sus manos y una limonada en la restante.

—Romanoff —respondió el millonario al mismo tiempo que una sonrisilla se posaba en sus labios.

—Te dije que no quería fiestas —regañé.

Tony se encogió de hombros.

—Lo sé, lo sé. Es solo que creí que sería una buena idea para conocer al pequeño, y ya sabes, pasar un buen rato.

Rodé los ojos.

—Tony, estoy cansada, dolorida, y no me he duchado. ¿Cómo esperas que me recupere con todo el equipo en mi departamento?

Un mensaje de texto llegó al móvil del millonario, quien se tomó apenas un par de segundos para revisarlo, y después devolvió la mirada a mis ojos.

—Sí... —farfulló desviando la mirada a algún punto en la lejanía— será mejor que tomes una ducha.

Rodé los ojos.

—Llévate a todos de aquí, Stark. Di que ha ocurrido una emergencia.

—Sí, bueno —volvió a mirar rápidamente el móvil— no creo que se vaya a poder, aún faltan personas por llegar.

Fruncí el ceño sin entender nada.

—¿De qué hablas? —pregunté aún confusa— todos están aquí, estás tú, Pepper, Rhodey, Banner, Clint, Wanda, y Visión. No falta nadie más.

Tony volvió a mirar el móvil.

—En realidad...

Y entonces todo cayó a mi mente como un balde de agua helada. De pronto aquel gesto de confusión desapareció de mi rostro y fue remplazado por uno de terror y pánico. Sin razón alguna tenía ganas de golpear a Tony hasta dejarlo inconsciente.