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18 Octubre, 2019 | 11:20 am
Veía desde lejos la estación de trenes, como iba uno tras otro por doquier. Pase por la taquilla, ya estaba dentro. Miraba por todos lados, como si buscara a alguien pero simplemente su rostro aún no estaba impregnado en mi mente. Esperaba el tren 0920 para dirigirme de vuelta a casa. Dentro de mis fugases pensamientos, me di la vuelta, vi como masivas cantidades de individuos entraban en la estación, entre ellos un chico, no sé por qué me fije en él, era alguien común. Sentí la necesidad de ver sus pasos y dentro de esos mismos segundos me di cuenta que su mirada estaba puesta en mis ojos, nunca había visto tanta delicadeza, tanta inocencia, tanta sencillez en una mirada. Mis ojos decidieron ver hacia otra dirección, pero su mirada aún estaba puesta en mí, y no se le veía en absoluto sus ganas de disimular, de vez en cuando hablaba con su acompañante (¿su madre quizás?) sobre que tren coger. Parecía imposible lo que estaba sucediendo en ese momento. Hace menos de un día estaba en mi casa viento una película, y de las tantas escenas me fijé en la siguiente: el protagonista miraba fijamente a una chica de la cual siente una gran empatía, en mi mente pasaban pensamientos de "eso si es una verdadera mirada sin llegar a incomodar ni al acoso" "esto solo sucede en películas", y ahora estaba ahí, sin saber qué hacer. Me volteé y quedamos frente a frente a un metro de distancia (nadie se interponía entre nosotros), él nunca esquivo su mirada, es más me dio una leve sonrisa y no sé si también se la devolví. Veo como se acerca mi tren y me dispongo a entrar en él, y efectivamente él también esperaba el mismo tren...
