Capítulo 8

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—Había una vez... una joven loba llamada Teresa, ésta loba era tan pura de corazón y tan noble, que los que la conocían, se enamoraban de su belleza y su pureza—

Me acerqué más para poder escuchar mejor a May.

—Un día, hubo una terrible guerra, donde lobos y cazadores se enfrentaron... Un bando, quería el exterminio de los lobos, mientras que el otro, solo quería proteger a los suyos de la extinción—

Zack se sienta a mi lado y atiende a May, yo me lo quedé mirándo por un rato pero luego sigo prestando atención al frente.

—La guerra duró Treinta años, y Teresa, al ver que los lobos perdíamos, rezó a la Luna diciendo... "Oh poderosa Luna, Madre mía y creadora, le ruego que nos ayude, danos su mano para que su creación siga en pie y podamos vivir muchos años más... "

Los cachorros miraban atentos a todo lo que hacia y decía May.

—La Luna, al escuchar las plegarias de la loba, contestó... "Hija mía, creación divina, concederé tu petición, compartiré de mi poder para que pongan fin a ésta guerra y perduren hasta el final de los tiempos"

May, camina alrededor de la fogata y nos mira a cada uno de nosotros.

—y así fue, todos los lobos que permanecían en esa guerra, fueron concebidos con una marca en uno de sus ojos, la cual significaba y significa... que la Luna le había dado de su poder para que protegan a los suyos—

Su mirada pasó a la mía y sonrió.

—Los lobos con ésta marca, son más fuertes, más rápidos, más ágiles, son como máquinas de guerra perfectas, pero cada uno tiene un poder oculto, uno que solo lograrán liberar cuando aprendan a controlarse y si es necesario— Dijo —Éstos lobos son más resistentes, ya que la plata haría mucho más daño a un lobo normal, pero a un lobo con la marca, será como si nada, y si un lobo normal logra matar a uno con ésta marca, se la quedará—

Yo no podía más, era demasiada información nueva y precisa para mi.

Me levanté y caminé hasta la cascada con el lapacho, me subí y quedé a las raíces del lapacho, miré al cielo lleno de estrellas.

—Con que a esto te referías madre... ¿No? Esto significa la marca y por eso no querías que la mostrara a nadie— Dije y agaché la cabeza —Me protegiste siempre... ahora lo entiendo—

Me acosté apoyando mi cabeza en mis patas delanteras.

—A veces desearía que pudieras estar aquí conmigo, quisiera volver a ser una cachorra feliz junto a ti, madre—

Me quedé en silencio, pensaba y recordaba todos los momentos en los que estuve con mi madre, hasta su último momento...

Los disparos de aquel día resonaron en mi mente haciendo que cerrara los ojos y gruñiera.

—L..Los o..odio... cazadores— Dije apretando los colmillos.

—Bueno... tenemos algo en común— Miré rápidamente atrás y ví a Zack acercándose.

—¿D..Desde hace cuánto estás allí?— Dije.

—Recién, no escuché mucho— Dijo.

Volví a apoyar mi cabeza sobre mis patas.

—Lamento lo de tu madre— Dice y se acuesta junto a mi.

—Ya no importa, se ha ido— Dije.

—Claro que no... sé que es cliché pero... ella está aquí— Dijo y presionó mi pecho, donde estaba mi corazón, con su pata.

Lloriqueé un poco y luego restregué mi cabeza por su cuello, él apoyó su cabeza sobre la mía.

—La extraño... — Dije mientras lloraba.

—Pero sabes que ella siempre estará para ti, todo el tiempo... —

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