One shot
Park JiMin
Na T/N
"Sólo los ojos del corazón son capaces de ver lo esencial, que para los ojos humanos es invisible".
"No hay voz sincera que la más pura de un ángel".
Se dice que los ángeles no habitan en la humanidad, el mundo carnal y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Park JiMin
Casilleros, salones, personas, árboles y arbustos, frío y calor, césped y maestros. Todo, absolutamente todo es lo mismo en mi día a día.
Caminaba sobre los pasillos, con los auriculares puestos en cada uno de mis oídos. Como siempre, cotidianamente.
Mis ojos, aburridos de ver exactamente lo mismo, observaban sin interés alguno a ciertos grupos de personas, ciertos maestros que hablaban con una increíble parsimonia. Todo lo mismo de siempre…, ¿cómo decirlo? ¿Aburrido?
Si, extremadamente aburrido y ordinario.
Lo único que me entretenía en gran manera de esta universidad eran las madrigueras, aquellas en las que unos tiernos e increíblemente adorables conejos habitan. De todos tamaños, todas razas y personalidades.
Tan especiales, todos y cada uno de ellos con historias distintas. Me encantan en demasía.
Sonreí al haberme detenido en una de las madrigueras, contemplando la ternura de estos pequeños seres. La mejor compañía que el ser humano podría tener, en mi punto de vista y opinión. Al menos a mí me encantan, ¿a ustedes no?
Por Dios, ¡son conejos! ¿Quién no los amaría?
La melodiosa sinfonía del piano me mantenía absorto del exterior y toda mi absoluta atención la tenían esos deseables conejos. Sin darle doble sentido a lo que he dicho, por supuesto.
Extendí mi mano hacia la superficie del césped de la madriguera, sonriendo al momento en que sentí una inmensa suavidad en la palma de mi mano, era un hermoso conejo negro.
Mi conejo negro, Chimmy.
—Hola, algodón de azúcar andante, ¿me has extrañado? Porque yo sí, bebé, le haces tanta falta a papi Minnie —suspiré fugazmente, atrapando entre mis manos a mi tierno bebé.
Chimmy puede considerarse como…, esperen, a mi Chimmy no se le puede considerar como mi hijo, porque realmente es mi bello hijo.
¿Por qué está aquí en vez de mi hogar? Pues, técnicamente me obligan en traerlo, ¿el por qué? Eso nunca lo entendí, pero lo que sí entendí era que esta universidad también era así como una “guardería para conejos”.
Absurdo, puede ser. Pero esa idea poco común me mantenía contento, porque después de todo tengo ese privilegio y regocijo de tener a mi bebé cerca de mí en toda mi estadía en esta universidad.
