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El evento del año estaba a escasas horas de suceder. El tan esperado día que cambiaría mi vida, la de Franco y la de Melanie. Hoy era el día de la boda ante la iglesia y ante los ojos de todo el mundo, bueno, por así decirle. Decir que no estaba nerviosa sería una completa mentira, porque si lo estaba, y mucho y no por el hecho de que contraeré nupcias falsas ante dios, por supuesto que no, la verdad es que tenía nervios por el hecho de que sería el centro de atención y eso lo odiaba mucho, no quería caerme frente a todos y ser el hazmerreír en un evento que tendría que ser el mejor de toda mi vida. A eso es a lo que tenía nerviosismo.

Había omitido que todo lo que el contrato especificaba que debíamos de hacer tanto Franco como yo debía ser real.

Kelly había llegado antes de que despertara junto con un par de muchachas que traían varias maletas cada una, tenía mucho tiempo sin verla porque estaba de luna de miel, y ahora que la veo me da un regaño como recibimiento porque me quedé dormida el día de mi boda. Cualquier persona normal me habría siquiera preguntado cómo me siento o como había estado en todo ese tiempo que no nos habíamos visto pero bueno, Kelly es Kelly.

Franco había dormido en casa de sus padres porque según ellos “Era un mal augurio que los novios se vieran antes de la boda” No objeté por eso, lo que menos quería era verlo.

Nereida al verme tan nerviosa y despistada había accedido a hacerse cargo de todo como símbolo de paz entre las dos aunque yo ya había aclarado que lo mejor era olvidarnos del incidente, al parecer ella no lo iba a olvidar tan fácil. Yo no había tenido cabeza para siquiera ver como marchaban las cosas. Así que al parecer tendría una ceremonia sorpresa.

Estaba abrumada, boda real o no, el nerviosismo era tanto que me encontraba sudando por todas partes. Y no era el hecho de que todo saliera perfecto sino que, iba a unir mi vida con un hombre con quien apenas había compartido escasas semanas. A pesar de todo eso no voy a negar que iba a ser la boda del año, o bueno eso me había dejado en claro Nereida.

Después de que Kelly  me obligara a levantarme temprano para comenzar a arreglarme –literalmente me sacó de la cama a las 6:00 a.m. porque la ceremonia sería a las 10:30 a.m., no entendía cómo es que podían tardar tanto arreglándome- ahora me encontraba totalmente lista.

Mi vestido era precioso, jamás en mi vida me había enamorado tanto de una prenda, y es que tal parecía que había sido diseñado y ejecutado solamente para mí. Es un vestido de tela lisa cubierto con encaje que posee tirantes gruesos que van por debajo de los hombros haciéndolos lucir, tiene una pequeña abertura en el pecho luciendo un escote un tanto provocativo pero decente, está ajustado a mi cintura con puro encaje haciendo ver mi piel a través de él, y la falda cae suelta hacia mis pies, sin tul ni nada que lo haga ver ampón. Simplemente perfecto.

Me daban ganar de llorar, tenía sentimientos encontrados al dar este gran paso y que mis padres no estén aquí conmigo me entristece porque a pesar de todo lo que ocurre, a mamá le hubiese gustado verme de blanco.

  -¡Oh por dios Yenevit! Luces realmente hermosa.

Mi hermano había entrado a la habitación. Lo había visto elegante algunas veces pero ahora con todo esto de la boda lo miraba tan guapo que me daban ganas de llorar.

  -¿Yo? ¡Mírate tú! Luces muy guapo Cristóbal.

Me dirigió una mirada un tanto triste.

  -Yen ¿estás segura de esto? Sigo creyendo que es una mala idea.

Me miraba a través del espejo que había en la habitación. No pude resistirlo más y me aventé a sus brazos. Agradecía infinitamente a mi hermano por apoyarme siempre en todas y cada una de mis locas ideas, aunque no estuviera de acuerdo conmigo, me hacía ver que podía confiar en él y a veces me sentía una pésima hermana porque yo no lograba hacer lo mismo con él.

Adoptando Un FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora