Kongpob y Arthit han estado juntos por cinco años. No pueden verse muy seguido debido a sus lugares de trabajo. No era como si fuera mucha distancia, pero sabían que, si se forzaban a verse todos los días, entonces morirían por el agotamiento. Prometieron verse cada fin de semana desde el viernes en la noche hasta el domingo por la tarde, pero esta semana era una excepción.
—De verdad no puedo, P'Arthit...
—¿De verdad? —Arthit intentó esconder su descontento. —Bueno, está bien, supongo. Tienes trabajo por hacer, así que hazlo primero.
Así es. Como el mayor, él tenía que ser más comprensivo con Kong, se dijo Arthit.
—Igual puedes mensajearme ese día —respondió Kong, sonando un poco preocupado.
—Uhmm —Arthit asintió y le dio a su novio una sonrisa para tranquilizarlo. Podía sentir su nerviosismo. —¿Qué deberíamos cenar?
Kong sabía que su P'Arthit no estaba nada bien. Desafortunadamente, Arthit se perdió la sonrisa traviesa en el rostro de su novio.
—No cocines nada, P'Arthit —Kong caminó hacia Arthit quien estaba listo para ponerse el delantal. —Llamemos a un restaurante para que nos traigan la comida aquí.
Arthit suspiró.
—No soy tú. Yo puedo cocinar.
—Lo sé bien —dijo Kong. —También sé... —Kong haló lentamente de las manos de Arthit y lo abrazó— que estás cansado.
Arthit no podía decir nada. Se sintió un poco molesto, pero sabía que debía ser considerado. Y el abrazo de Kong era tan cálido que lo tranquilizó.
—Me gustaría poder hacer algo más que esto para que no estés cansado —Kong apretó a Arthit con suavidad.
Arthit intentó librarse de Kong.
—Déjame cocinar.
—No.
—Déjame mmmphh...
Kong lo detuvo con un beso en los labios. Aún sorprendido por el repentino ataque de su novio, Arthit no pudo rechazarlo. Sus lenguas jugaron por un rato hasta que Arthit sintió que necesitaba algo de aire para respirar.
—Mmmph Kong, espera, tienes que comer. No has comido hoy. Tienes que cenar —Arthit intentó hablar mientras Kong seguía ocupado besándolo.
—P'Arthit, por favor... —Kong se detuvo. Sonrió a su novio quien estaba sin aliento. —¿No puedo sólo tenerte a ti para la cena?
¡Plaf!
Arthit golpeó a Kong en la cabeza, bromeando.
—No, tienes que comer. Déjame ir. Déjame cocinar para ti. Ya pasó una semana desde que no comes lo que cocino.
Al escuchar esas palabras, Kong sonrió de nuevo, más amplio.
—Bueno, supongo que también extraño tu comida —Kong se dio por vencido. Besó la mejilla de Arthit y se fue para sentarse en el sofá. —Feliz cocina, P'Arthit.
Fueron a la cama después de cenar. Arthit ya estaba acostado mientras Kong seguía recargado en la cabecera y leía un libro.
—Kong, voy a dormir —Arthit, quien se había quedado viendo a su novio por un rato, empezó a sentirse somnoliento.
—¿Quieres que apague la lámpara?
—No, todavía estás leyendo.
Kong sonrió.
—Puedo dejar de leer para ti. Estás cansado, ¿cierto, P'Arthit?
—Tú también estás cansado, ¿o no? Deja de leer y duerme —Arthit dijo al fin lo que quería en realidad.
ESTÁS LEYENDO
1. La historia de la pareja que no podía vivir sin el otro
Fiksi PenggemarEsta es la historia sobre la vida diaria de Kongpob y Arthit como pareja en sus cinco años juntos. Se han vuelto más unidos y honestos con el otro, y lo más importante es que... se han vuelto más necesitados. La existencia del otro se volvió esencia...