CAPÍTULO 14 LLEVAME CONTIGO

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Laura observaba de lejos a Damián.

Se había aventurado a salir de la casa principal del enorme rancho en el que se encontraba, nadie le había dicho que no podía hacerlo, sin embargo, se dio cuenta de que a cierta distancia era seguida por uno de los guardias de seguridad.

Seguramente Damián había sido avisado, porque desde la lejanía volvió su rostro para observarlos. Luego de unos segundos, se volvió de nuevo a su tarea.

Ella lo miró embelesada, se veía tan atractivo, tan varonil y aunque no se ensuciaba las manos, veía como daba órdenes, con aquella autoridad, que nadie en su sano juicio osaría desobedecerle.

Ella se quedó quieta, no podía hacer nada más que admirarlo de lejos, no se atrevía a ir más allá, además no sabía si a él quizás le molestarse que lo interrumpiera en su trabajo.

*****
Damián como siempre, se mantenía ocupado, necesitaba dar algunas instrucciones a sus empleados, esa tarde tenía planeado salir, había estado tratando de comunicarse con Santiago y sus llamadas no lograban concretarse, había llamado también al rancho y le habían informado que él se encontraba fuera pero regresaría al día siguiente. Así que decidió ir en su busca y hablar personalmente con él, después de todo hacía tanto tiempo que no lo visitaba en su rancho, siempre era Santiago quien acudía a la ciudad o bien, se veían en un punto intermedio, el caso era que hacía años que Damián no se aventuraba por esos lugares.

Estaba absorto inspeccionando y dando órdenes, cuando recibió el aviso de uno de sus guardias de que Laura había salido de la casa, inmediatamente se puso en alerta, no quería que le fuera a pasar nada malo o que intentara huir, sabía que si se iba por su cuenta estaría desprotegida y por lo tanto correría peligro y no, no quería eso para ella.

La observó cómo se acercaba y luego se detenía. La miró por un momento y luego se apresuró a terminar para acudir a su lado.

_ ¿Todo bien? - se acercó a ella. _ ¿necesitas algo?

_No. Solo quería salir un momento de la casa. - lo miró con aprehensión. _espero que no te moleste.

_No, por supuesto que no. - se puso a su lado. _ven. - la tomo del brazo. _vamos a dar una vuelta por el rancho, para que lo conozcas.

Ella asintió, sintiendo un extraño cosquilleo en brazo justo de donde él la tomó. Por alguna extraña razón se sentía segura a su lado.

Una vez de regreso a la casa una extraña sensación los rodeaba a ambos, ella se sentía feliz y por primera vez en mucho tiempo se sintió libre y totalmente segura. El en cambio deseaba que ese momento no terminara, ella hacía que lo mejor de él saliera, a la luz.

Eran tantas las mujeres que se le insinuaba a diario, que estaba hastiado de ellas, ninguna le llamaba ya la atención, ni le provocaban ningún sentimiento.

Pero ella, ella era otra cosa, con ella se sentía vivo, se sentía diferente, nunca había permitido que nadie pisara ese lugar, ese era su santuario, en donde se refugiaba cada vez que deseaba estar en soledad, lejos de todo y de todos y ella había logrado romper esa barrera, no solo la había llevado ahí, si no que había experimentado un enorme placer al mostrarle el lugar, nunca jamás pensó que haría eso con una mujer, y además que le gustará tanto hacerlo.

Había sido como abrirse a ella, como mostrarse tal cual era, porque a pesar de ser un gran empresario, un reconocido hombre de negocios tanto nacional como internacional, en realidad ésta era su esencia, no podía negar sus raíces, sus orígenes y hasta ahorita nadie conocía esta faceta de su vida, su amor por el campo, por la naturaleza, por la vida silvestre, con ella se había sentido a gusto y libre de mostrarse tal cual era.

_Gracias. - habló ella sacándolo de su ensimismamiento. _por tomarte el tiempo de mostrarme tu rancho.

_Espero que te haya gustado.

_Es hermoso. - sonrió haciendo que el corazón de él pegara un brinco. Se veía tan hermosa cuando estaba relajada, sus ojos desprendían destellos luminosos, su rostro resplandecía y sus labios, esos labios que se curvaban en una hermosa sonrisa, invitaban a ser besados, pero no... No se atrevió.

_ ¿Has pensado en lo que te dije? - aprovechó para tratar el asunto, estaba preocupado porque tendría, que dejarla sola y temía que quisiera, marcharse en su ausencia.

Ella dudo, aun no estaba segura de que era lo que quería hacer, si le decía, a Lidia que aún continuaba secuestrada, no sería justo para ella, y si le decía que ya estaba en libertad, tarde o temprano la convencería para verla o que regresará a casa y ¿qué pretexto podía darle para no querer regresar? Además, si continuaba ahí, tarde o temprano Alfonso podría descubrirla, sobre todo ahora que Lidia estaba en contacto con Damián, él podía aprovechar y llegar hasta él y por consiguiente hasta ella, pero... ¿Qué otra opción tenía? ¿A dónde podría huir?

_Creo que por ahorita lo más sensato es que mi hermana crea que aún estoy secuestrada. - dijo titubeante. - era la opción que en ese momento más se adaptaba a su situación.

_De acuerdo. - dijo él. Empezaré a arreglar las cosas para que así sea. - la miró esperando alguna justificación de su parte. Del porqué de esa decisión, pero esta nunca llegó.

_Aprovechando el momento. - la miró a los ojos. - debo informarte que esta tarde voy a salir.

Ella abrió muy grandes sus ojos sorprendida, y más se sorprendió cuando él le informó que estaría fuera por varios días.

_Solo serán dos o tres días. - se apresuró a decir al ver la angustia reflejada en su rostro. _no estarás sola, Dora estará contigo y además el lugar está vigilado las veinticuatro horas del día, nadie puede entrar sin mi consentimiento.

Eso no la tranquilizó en lo más mínimo, si Alfonso se presentaba ahí, seguro lo dejarían pasar y él no estaría para defenderla, si es que lo haría en contra de su hermano.

No dijo nada, pero se llevó las manos al rostro, estaba angustiada, y no podía hacer gran cosa, él se marcharía y la dejaría prácticamente desamparada, así se sentía y no podía exigirle, ¿con que derecho? Y no podía decirle la verdad, porque aún no confiaba en que el no fuera a entregarla con su hermano.

_Tengo que hacerlo. - tomó sus manos para liberar su rostro, el roce de sus pieles provocó un escalofrío en ambos, pero ninguno hizo el intento por apartarse.

Ella lo miró suplicante y sin pensarlo hizo la petición más descabellada de su vida.

_Llévame contigo... Por favor.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora