- La profesora Rita se enojó - comentó Valentina mientras cambiaba la música del auto - dijo que quería hablar contigo.
- Sí, me di cuenta - respondió su madre deteniéndose en el semáforo en rojo. - Perdón por llegar tarde, sé que está mal.
- Tranquila mamá, la verdad no me importa... Bueno, no es que no me importe, pero sé que vas a llegar, entonces para qué me preocupo, ¿no? - sonrió mirándola de reojo.
Beatriz la miró por unos segundos con una sonrisa nostálgica y de un impulso la besó en la mejilla izquierda - ¿En qué momento creciste tanto, niña lista? - Vale sonrió aún más y la miró con esos lindos ojos que derretirían a cualquiera. La luz del semáforo cambió y siguieron su camino.
- ¡¿Adivina qué?! - preguntó la niña entusiasmada. Ni siquiera esperó a que su madre contestara para seguir hablando - ¡Me escogieron para la obra de teatro de primavera! .... Pero dije que no - Agregó después de una leve pausa. Betty la miró contrariada.
- ¿Por qué hiciste eso? -
- Porque si acepto, tengo que ensayar y quedarme más tiempo en la escuela, y dejaría de acompañar a papá a la exposición.
"Buen punto" pensó Betty. Desde que se había confirmado la exposición en una de las galerías más importantes de la ciudad, Valentina se había tomado muy en serio su autoproclamado puesto de 'asistente general', por lo que cada vez que podía, cuando terminaba sus deberes hacía que la llevaran a la galería, donde ayudaba a su padre a recibir a los visitantes e incluso explicaba alguna que otra obra cuando se lo pedían. Para los asistentes era curioso que una niña tan pequeña se viera tan inmersa en ello. Betty suspiró; su hija era una niña esplendida, desde pequeña fue vivaz y siempre quería saber más. A diferencia de ella misma, Vale además de ser inteligente, iba por la vida con tal destreza que era increíble que fuese hija suya. Y es que, Beatriz Aurora Rincón, a la edad de Vale, era como un pajarillo caído del nido: inseguro y paralizado de miedo. Definitivamente, Vale no había heredado esa seguridad de ella. Pero no todo es miel sobre hojuelas, si de antemano la niña sabía que no estaría en la obra de teatro, entonces...
- ¿Por qué hiciste la prueba si no ibas a aceptar? - preguntó algo seria.
- Quería saber qué pasaba... - contestó simplemente levantando los hombros.
- ¿Pero no crees que le quitaste la oportunidad a otras niñas? - siguió interrogando. La expresión de Vale se endureció un poco.
- Si las otras hubieran sido tan buenas, las hubiesen escogido a ellas ¿no? Yo no tengo la culpa de haberles ganado y al final, quedó la que estaba en segundo lugar - respondió impulsivamente. De inmediato se dio cuenta del error que había cometido y se mordió los labios, sabiendo lo que vendría.
Betty suspiró. Ahí estaba. A pesar de ser una niña dulce y amable la mayoría de las veces, existía en ella esa parte a la que le gustaba ser adulada y hacía todo lo posible por conseguirlo, sin considerar las consecuencias para otros. Un toque de soberbia que no dejaría que sobrepasara los límites. Valentina lo sabía, habían tenido mil y un pláticas al respecto y estaba preparada para la siguiente.
- Sabes que esa actitud no es buena ¿verdad?
- Sí... - contestó en un murmullo.
- No tienes que probar nada a nadie, la vida no es ir compitiendo con los demás todo el tiempo.
- Pero no era competencia, solo quería saber si podía - trató de defenderse.
- Nadie duda que seas capaz de hacer muchas cosas, pero hay veces que simplemente hay que darle oportunidad a los demás. Desde el principio sabías que no estarías en la obra, ¿o me equivoco? - Vale negó con la cabeza - ... Ahí está. No te estoy regañando... pero soy tu mamá y por eso tengo que decirte algunas cosas a veces. Eso podría meterte en problemas cuando crezcas... - Vale se veía cabizbaja. Lo que debía ser una buena noticia, resultó contraproducente. - Pero bueno... ¿Qué hiciste mientras me esperabas? - Betty cambió la conversación para aligerar el ambiente. De inmediato a la niña le cambió el semblante.
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Betty en NY Aquí está mi amor
FanfictionQuitando los últimos episodios. Armando decidió casarse con Marcela. Lo mejor para Betty era que su vida tomara un rumbo nuevo, lejos. No sentirse acorralada entre dos opciones, debía haber más que eso y estaba dispuesta a descubrirlo.