Perdóname

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Makoto Naegi acababa de entrar en el despacho de Kyouko Kirigiri, quería volver a intentarlo de nuevo.

Kirigiri miraba por el cristal de su despacho, admirando los viandantes que pasaban por su calle, dando la espalda al chico del ahogue.

— K-Kirigiri-san... Por favor, perdóname...

El chico se arrodilló y le volvió a suplicar que lo perdonara, no sabía qué más hacer, estaba entre la espada y la pared.

— No —contestó ella dándole aún la espalda, no se lo iba a perdonar tan fácilmente—.

Hace unos días...

Estaban en uno de sus descansos para comer, Makoto hablaba con Asahina sobre algunas cosas, mientras Kirigiri, como siempre, comía sola.

— Kirigiri-san, ¿quieres venir a comer con Asahina-san y yo? —preguntó amablemente el chico, no iba a dejar a su amiga sola—.

— No

— Vamos, así no estarás tan sola... —insistió, tomándole un poco de una de sus manos, donde normalmente ella llevaba guantes—.

— No —ella apartó la mano, pero en un extraño movimiento, Makoto le había quitado el guante—.

— ... —hubo un silencio por parte de los dos durante unos breves segundos—.

— Y-Yo... l-lo siento Kirigiri-san... —le devolvió el guante—.

— ... —ella lo tomó sin despeinarse, se lo puso en su mano y lo ignoró, como si no existiera—.

— F-Fue sin querer... —pero no hubo respuesta, nisiquiera una triste negación con la cabeza—.

Derrotado, volvió a su sitio y se puso a pensar en lo que había hecho sin querer, apenas probó bocado de su comida.

— Naegi-kun, ¿pasa algo? —le preguntó su compañera amante de los donuts—.

— No, no te preocupes... —intentó evitar preocuparla, pero, como no era su habitual estado de ánimo, hacía que no encajase—.

— Oh vamos, dímelo —empezó a insistir— Somos amigos y normalmente no eres así —y ella tenía razón, después de todo, todos habían pasado tiempo juntos desde el juego de matanza, unos más que otros, pero había confianza—.

—Suspiró— Está bien... Sin querer he enfadado a Kirigiri-san —era con quién se llevaba mejor, por lo que, era normal su actitud—.

— ¿Qué le has hecho?

— Sin querer le he quitado el guante... e intentado disculparme y no me ha hecho caso.

— Hmmmm... ¿Porqué no pruebas a ser su mascota? —dijo ella entusiasmada, puede que fuese divertido—.

— ¿S-Su mascota? —estaba un poco nervioso, él no pensaba que llegaría a esos extremos—.

— ¡Sí! —gritó ella entusiasmada—.

— M-Me lo pensaré —contestó él con nerviosismo, no apoyaba mucho la idea, pero a lo mejor, sino tuviese otra opción, podría usarla—.

— Yo te ayudaré —un brazo de alguien pasó por el cuello del chico y lo atrajo hacia el sujeto—.

— ¿H-Hagakure-kun? —preguntó un confundido Makoto al nombrado, pues quién lo había tomado así por sorpresa era el adivino—.

— Sí, Naegichi, mi bola de cristal me lo ha dicho, estás enfadado con Kirigiri, ¿verdad? —seguramente el tipo los había oído, ya que estaba en la mesa de al lado—.

— E-Eh... es justo al contrario...

— Ah, bueno, eso ahora no importa... te ayudaré

— ¿C-Cómo?

— Pues... Prueba a decirle esto —se acercó a su oído y empezó a susurarle— "Tengo un bajón de azúcar y esos labios tuyos son muy dulces, ¿me dejas probarlos?"

... —el chico no podía creerse lo que Hagakure le acababa de decir, jamás se lo habría esperado de él, pues no pensaba que él fuese así—.

— E-Esto... —estaba rojo, pero no de ira, sino, de vergüenza—.

— Le dirás eso, ¿a qué sí? —dijo él convencido—.

— Cl-Claro, quizá en un rato...

— ¡Bien! Luego me dices qué tal te fue —pronto volvió a su sitio—.

La idea de Hagakure-kun completamente descartada... puede que la de Asahina-san no sea tan mala...

En la actualidad...

— Kirigiri-san, por favor... —el chico volvió a suplicar—.

— No —respondió tajantemente la peli morado—.

— Entonces... no me dejas elección.

El chico se levantó como pudo, por poco se resbala y se cae, pero consiguió mantener el equilibrio.

— A-Ahora vuelvo.

Se dio la vuelta y salió del despacho, yendo al suyo, lo que le tomaría unos cuantos minutos.

E-Es increíble que vaya a hacer esto... pero, tan solo espero que con esto me perdone.

Tomó una diadema con orejas de perro e intentó esconderla en su chaqueta de la Fundación Futuro, no quería que nadie más se diera cuenta de lo que tenía entre manos.

Suspiró, intentando calmarse y volvió de nuevo al despacho de Kirigiri, lo que le tomó otros minutos.

La fémina lo estaba esperando desde hacía rato, siguiendo en su misma posición, se había quedado esperándolo mirando a los viandantes.

El sonido de la puerta al entrar hizo que volviera, pero claramente no lo iba a demostrar.

— V-Volví —habló el chico del ahogue—.

— ... —no hubo respuesta por parte de ella, nisiquiera lo miró, continuaba de espaldas a él—.

— Ahora sí que me perdonarás —con algo de nerviosismo, sacó las orejas de perro y se las puso, agachándose, intentando imitar al animal—.

— ¿Hmmm? —se dio la vuelta un poco, solo para mirarlo de reojo—.

— ¡Woof! ¡Woof! —intentó imitar el ladrido de un perro, acto seguido, sacó la lengua, como si de un perro se tratara—.

— ... —se dio la vuelta completamente y ahora sí le prestó atención, solo para dirigirse hacia la salida de su despacho, deteniéndose a medio camino—.

¿Habrá funcionado? —pensó el pobre Makoto, no sabía si su elección era la correcta—.

— Está bien, serás mi mascota —contestó la oji morada de manera breve, continuando su camino, como Makoto estaba detrás de él, se le dibujó una pequeña sonrisa, podía ser un objetivo interesante—.

— ¿E-Eh? —al muchacho le costaba creerselo, ¿de verdad había funcionado?— ¡K-Kirigiri-san! —la persiguió por detrás, levantándose—.

— Los perros no hablan —le regañó, aún con la pequeña sonrisa que tenía en los labios, pues seguía detrás de ella—.

— E-Eh... ¡Woof! —la perseguía mientras intentaba imitar a un perro—.

¿Durante cuánto estará Makoto Naegi así?

¿Descubrirán sus compañeros esto de ser una mascota?

Solo el tiempo lo dirá

《Perdóname - Naegiri One Shot》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora