Parte única

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Esta historia concluye la trilogía "Oportunidades"
Debes haber leído Una vez en sexto año. Debes haber leído Cuando me recuerdas. En ese orden.

Fue hace tiempo, una vez en sexto año

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Fue hace tiempo, una vez en sexto año. Harry recordaba esa noche, en algunas de las ocasiones en que se quedaba mirando el techo de su habitación y le daba vueltas a asuntos que tendría que haber dejado en el olvido.

Él le había dicho que la vida solía tener un humor negro. Los encuentros, las condiciones en que se daban, tendían a ser los más inesperados.

Harry se había reído, en cambio. Ambos estaban tendidos en una manta, en lo alto de la Torre de Astronomía, resguardados por una barrera para permanecer ocultos; observaban la proyección del cielo estrellado que tenía lugar en el techo.

¿El gran Draco Malfoy cree en el destino y todo eso?

Y él había girado el rostro para mostrarle una de aquellas sonrisas ladeadas que ponía cuando estaban a solas.

La verdad es que sí. Creo que las personas terminamos donde debemos terminar, Harry. Sin importar el tiempo que nos tome.

También recordaba haberlo encontrado divertido y hacerle el comentario, mientras se subía a horcajadas sobre él para besarlo.

Tenían diecisiete y dieciséis años. Habrían de pasar décadas completas para comprobar que él llevaba la razón desde un principio.

0—

"Albus Severus Potter y Scorpius Hyperion Malfoy se complacen de invitarlos a su boda, este diecisiete de..."

Sí, la vida sabía ser una maestra en la ironía.

Sí, los encuentros, dijese lo que dijese, siempre eran inesperados.

0—

—¿...estás nervioso?

—No —Scorpius deja escapar una corta, brusca, exhalación—, no. Sin nervios, no. Sólo me voy a casar. Con Albus. Me voy a casar con Albus. Merlín. Al. Me voy a casar- ¡me voy a casar con su hijo! —Los ojos grises, con ligeros toques de azul en el centro, lo observan, abiertos de sobremanera. Harry no hace más que echarse a reír.

—Sí, mi segundo hijo. Felicidades —Sonríe al decírselo—, creo que es la tercera o cuarta vez que te lo repito.

Scorpius ríe. El sonido es estrangulado, tembloroso, pero el hombre en que se ha convertido el chiquillo de los Malfoy está erguido frente al espejo, las manos apretadas en puños a sus costados, y Harry sabe, por experiencia, que así no luce alguien con el tipo de miedo que lo haría huir.

—Puede repetirlo todas las veces que quiera —Asegura, seguido de otra risa extraña—. Está bien, sólo- oh, hoy me caso. Me caso. Yo me caso, yo-

Si me miras asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora