Agosto 1926
-¡Stevie! ¡Stevie! –rodeo el cuello de mi mejor amigo en cuanto estoy su lado -¿Sabes qué día es mañana? –sé que no lo ha olvidado, pero me gusta que lo diga en voz alta.
-Uhm... no lo sé, creo que mañana es un día como otro cualquiera ¿no? –comenta divertido, pero se arrepiente al ver como mis facciones se entristecen –es broma Eliza, mañana es 31 de agosto, tu cumpleaños –noto como acaricia mis cabellos hasta coger un mechón rubio para analizarlo de cerca –jamás me olvidaré del cumpleaños de una de mis mejores amigas.
-¿Una de tus mejores amigas? ¿Tienes más amigas? Pensé que yo era la única chica en tu vida Steven –me separo un poco de él, lo suficiente para observar que se ha puesto colorado por la forma en la que le he hablado.
-E... eres mi chica favorita Elizabeth Ann Carson, la única; pero estaba hablando de Bucky. Ustedes son mis mejores amigos –siento como son ahora mis mejillas las que se tornan de un color rojizo y vuelvo a abrazarlo para evitar que se de cuenta de ello –
Enero 1934
Desde hace unos días Steve no deja de evitarme, la última vez que le vi fue en el entierro de su madre, Sarah Rogers murió contagiada de tuberculosis, y Steve se sintió solo y abandonado. James había quedado en ir a buscarle con unos conocidos de ambos, pero Steve decidió ir por su propia cuenta, por suerte yo sabía cómo funcionaba y salí también antes de tiempo, acompañándole en todo momento.
"no estás solo" le había dicho en medio de un abrazo, "así es como me siento ahora mismo" me respondió; "yo estaré siempre contigo, pase lo que pasé, me tendrás, siempre" le susurré a modo de despedida.
Después de eso Steve no volvió a ponerse en contacto conmigo. Se por James que se ha comido la comida que preparo para él, y que dejo delante de la puerta de su apartamento, pero Steve parece evitarme.
Empecé a buscarle por la ciudad hasta que lo encontré en el parque, donde siempre jugábamos de pequeños, sentado bajo de un árbol y con su fiel cuaderno en una de sus manos. Steve era todo un artista y le encantaba pintar.
-¿Qué haces Stevie? –me tomé un momento para observarlo desde arriba antes de tomar asiento a su lado -¿Va todo bien?
-No es nada Elizabeth –dice después de un largo suspiro y cerrar su libreta. ¿Elizabeth? ¿desde cuándo me llama así? Siempre me llama Eliza y el que utilice mi nombre completo hace que confirme mi teoría de que se está alejando.
-¿Estás triste por lo de tu madre? entiendo que te sientas así Stevie, Sarah era una mujer maravillosa, pero sabes que cuentas con el apoyo de mi familia ¿verdad? –recargo mi cabeza en su hombro y noto como se tensa por lo que he hecho –
-No es por eso Eliza – sonrío de forma inconsciente porque me encanta que como suena mi nombre abreviado cuando es él quien lo pronuncia –Es complicado –explica.
- Puedes contarme lo que sea Stevie, sabes que siempre has podido, no será una excepción –en ese momento se gira mirándome fijamente, buscando las palabras para comenzar, y mientras espero a que lo haga siento como el frío de enero se hace presente y comienzo a temblar. Stevie lo nota porque se quita la chaqueta y me la coloca sobre los hombros –Stevie te vas a resfriar, no puedo aceptarla –intento quitármela pero sus manos retienen las mías.
-Vamos, se hace tarde y tienes que volver a casa. –Coge su libreta y se pone de pie tendiéndome una mano para ayudarme a levantarme.
Stevie es un chico realmente adorable, es el hombre que toda mujer querría tener, incluida yo. Pero después de como se ha estado comportando lo único en lo que puedo pensar es en que tal vez ya no quiera ser mi amigo. Tal vez se ha cansado de mi. Tal vez ha encontrado novia, y esa chica no quiere que sea mi amigo. Es mi mejor amigo y tengo miedo de perderlo, pero sé que me destrozará el corazón el día en que me presente a su chica. Porque quiero ser yo la que ponga una sonrisa en el rostro de Stevie.
Por lo que, en un acto de valentía, acepto su mano y al ponerme de pie cuando noto que me va a soltar la mano apretó su agarre, dejando a un desconcertado Steven mirando nuestras manos.
-Stevie... hay algo que quiero decirte -tomé aire antes de continuar -verás yo... - cuando estoy a punto de abrirle la única parte de mi corazón que no le he mostrado me veo interrumpida por James Barnes.
-¡Steve! ah... hola Elizabeth, no sabía que estabas aquí ¿no deberías estar con el doctor Adams? –suelto la mano de Stevie al momento que noto como James me va abraza –
-Realmente eres inoportuno James –no puedo evitar que voz tenga cierto tono de reproche –hoy tenía la tarde libre ya que mañana finalizaré mi formación como enfermera. –noto como Stevie me mira como si quisiera leerme la mente.
-Eliza... -por el tono que ha utilizado sé que Stevie está preocupado -tienes 16 años, que el doctor Adams haya decidido ignorar tu edad ya es algo grave, no puedes ejercer de enfermera hasta los 18 y lo sabes –este es probablemente el único tema donde Stevie y yo no podemos llegar a un acuerdo. Adoro la profesión de mi madre hasta el punto de querer ser enfermera de mayor y cuando se lo decía a Steve el siempre me apoyaba, o al menos hasta que sucedió de lo su madre. Sarah falleció al contagiarse de un enfermo al que atendía.
-Stevie –vuelvo a tomar sus manos –necesito que confíes en mi, no va a pasarme nada, estaré bien –intento transmitirle a través de mis ojos grises toda la seguridad que tengo, pero lo único que logro es perderme en los océanos que se encuentran guardados en sus ojos.
-No lo entiendo... ¿Cómo fue enfermera si no estudió? -lo bueno de los niños era que siempre se cuestionaban todo, lo malo es precisamente que no dejan de preguntar por todo lo que no entienden.
-En esa época, para ser enfermera, no necesitabas estudiar como ahora, y Eliza tuvo la suerte de que encontró a un hombre maravilloso que la ayudó con su formación de enfermera.
-¿Nos puede contar algo más? -la adulta iba a hablar cuando la llamaron desde la entrada.
-Os prometo que os contaré toda la historia antes de que lleguen todos, pero vamos a tener que posponer el momento -los niños se quejaron pero ella ya se había levantado para ayudar.
-editado-
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El primer amor del Capitán América (Steve Rogers) [Libro I]
RomanceAño 1918. Nace Steven Grant Rogers, mejor conocido como Capitán América. El hombre que se sacrificó en 1945 hundiendo el avión bajo el hielo para evitar la devastación de Nueva York. Todos conocen esa historia, pero muy pocos saben de su gran amor:...