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Por Baekhyun

Ese día la clientela estaba mucho más insoportable que de costumbre "el tinte esta horrible" "no se que te sucede hoy" "andas en las nubes". Si, los clientes estaban más gruñones y lo entendía, pues era el primer día después de las vacaciones de verano, mes en que todos volvían de vacaciones a sus trabajos y los hijos volvían a la escuela. De ahí que todo el mundo estaba tan estresado.

Y a pesar de todo, había una larga fila para que los atendieramos, sobre todo de señoras muy finas y que parecían lucir elegantes vestidos más caros que mi motocicleta. Y había en una fila uno que otro caballero esperando para que le cortaramos el cabello. Gracias a Dios que nuestro salón de belleza tenía muy buena reputación, pues estabamos ubicados en una zona específica del barrio alto.

Mi mejor amiga, Annie y yo, atendíamos a la clientela. Ella se ocupaba de lo que es la manicura y el maquillaje, y yo en lo que es todo lo telacionado con el cabello.

Y bueno, como todo salón de belleza, teníamos a nuestros clientes regalones. Uno de ellos eran el matrimonio Kim. Ambos desde el día uno habían venido a nuestro salón porque querían ver como era la mano de dos estilistas recién graduados.

Y para nuestra suerte, ellos quedaron encantados con el servicio y los resultados, y nos recomendaron a sus amigos y a todo ser vivo que conocían. De vez en cuando prestabamos el servicio de lo que es vestuario, pero solo a nuestros clientes más frecuentes. Era como una especie de "negocio portas afuera". Y por hacer esos trabajos completos la paga era de maravilla.

Lo extraño era que ese día lunes no había gente conocida. Me pregunto si los salones de belleza a los que esta gente solía ir estaban cerrados.

Pero bueno.

En ese momento, una señora estaba saliendo de nuestro local refunfuñando algo de que su esposo no la había ido a buscar. Una sola persona más y acababamos con los clientes para antes del almuerzo. Por suerte era un caballero que iba a cortarse el cabello.

Ya habíamos puesto el cartel de cerrado para ir a comer juntos a algún local de ahí cerca.

-Bien señor, ya terminamos- dije dejando los artefactos en su lugar.

-Umm -dijo inspeccionandose en el espejo -Muy buen trabajo muchacho, crei que vendré más seguido a este local. Al que iba antes lo atendía una anciana que hace un tiempo atrás casi me saca una oreja -sonrió.

Pegó y se fue.

-Uff, este día las señoras de verdad estaban echas un demonio -sonrió juguetona Annie. -No les gustaba nada -rodó los ojos mientras se acomodaba su cabello color ceniza y se sentaba en el sofá.

-Si, creo que no andaban de buen humor-dije imitandola - La señora de los ojos grandes casi me asesina con la mirada cuando le dije que ese color de tinte aún nos llegaba -reí -Creo que perdimos un cliente.

-Pues  a mi me da pena que hayamos perdido el dinero que esa señora traía en su bolsa -suspiró mi amiga -Cada persona que entra aquí es una chequera andante.

-Annie, contigo se verdad que no hay caso -reí contento. Mi mejor amiga siemñre sabía como hacerme reía, y su ambición por el dinero era lo que más me causaba gracia.

De pronto se paró del sofá y se sentó en la silla rodante frente al espejo.

-Baek, necesito que me retoques el color. Se esta saliendo -comentó frunciendo el ceño.

-Annie, esta bien -dije acercándome y viéndolo de cerca -En un mes recién debería estar retocandolo.

-Siento que esta más claro -siguió insistiendo.

Más Que Una Mirada /ChanBaek/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora