Me llamo Julián, por aquella época tendría unos 25 años. Vivía con mi madre en un tranquilo pueblo lejos de la ciudad. Acababa de terminar la carrera y trabajaba en la biblioteca del pueblo. Un trabajo agradable que apenas me llevaba esfuerzo. Mi jornada laboral terminaba a las dos. Me dirigía rápidamente hacia casa a comer y después poder echar la siesta, esas eran todas mis preocupaciones en aquella tranquila vida. Mi madre se ocupaba de la casa y me mimaba mucho, era su único hijo, me quería con locura y me consentía todo. Aquello sí que era una gran vida. Pero todo no puede ser perfecto, el pero era mi vecina, una mujer madura de unos 58 años de edad de aspecto muy voluptuoso, gorda, fuerte, pelo corto y rostro con arrugas que denotaban un rostro serio y poco amigable. Nadie en el pueblo se acercaba a ella, era una mujer apática, nada sociable, gruñona, autoritaria que siempre tenía que llevar la razón y hacer lo que ella dijese. Cuando algo no la gustaba se formaba una buena discusión, sacaba todo su carácter.
Mi madre y la vecina se llevaban genial, eran intimas amigas. Nadie en el pueblo soportaba a mi vecina, excepto mi madre. Aquello me desesperaba, ¿Que había visto mi madre en la vecina para ser tan amigas? No lo comprendía. Uno de los momentos que mas me desesperaba era cuando regresaba a mi casa y me encontraba en el salón a mi madre y a la vecina tomando café y pastas mientras reían. Pasaba lo más rápido posible por el salón sin apenas saludar a la vecina, no era de mi devoción. Mi madre se levantaba y se dirigía hacia la cocina a prepararme la comida.
Un día cualquiera surgió el primer gran encontronazo entre mi vecina Dolores y yo. Pasé rápidamente hacía la cocina como hacía normalmente, mi madre se levantó para prepararme la comida. Dolores no fue capaz de morderse la lengua y dijo a mi madre:
- ¿por qué no dejas que se prepare la comida él? , ya es mayorcito - Dijo mi vecina Dolores a mi madre.
- Ya me gustaría a mí, además el señorito no come cualquier cosa. Solo come hamburguesas, pizzas, patatas fritas de bolsa... Todo lo que sea comida basura, no le des otra cosa porque no la quiere y se pone de muy mal humor - Respondió mi madre.
A continuación surgió una situación tensa. Me senté en el sillón de salón mientras mi madre me preparaba la comida. Evitaba mirar a mi vecina, intentaba pensar que ella no estaba ahí. Finalmente mi vecina dirigió su voz hacia mí:
- Así que eres un joven malcriado, solo comes comida basura y tienes a tu madre de sirvienta - .Me dijo para provocarme.
- Eso a ti no te importa - La conteste de malas formas para terminar la conversación.
- También eres un maleducado. Te aseguro que si vivieses conmigo comerías de todo, cualquier cosa sin rechistar. - Dijo dolores con gran seguridad y tono de reproche.
- ¿Que ibas a hacer? ponerme en tus rodillas y darme de comer ?,jajajaja. - Comencé a reírme de la vecina ante su comentario.
- Te aseguro que comerías lo que yo quisiera - Volvió a repetirme esta vez con un tono más autoritario y molesto.
- jajajaja, Te tiraría el plato a la cara y me reiría después, o ¿es que tienes poderes mágicos?,jajaja. - Continúe riéndome a carcajadas de la vecina. Aquello me resultaba especialmente gracioso.
Mi vecina Dolores comenzó a echar humo por la cabeza y rayos por los ojos. Su enfado era mayúsculo, no podía contener su rabia en su interior debido a mis burlas hacia ella. Acercó su rostro al mío:
- Si tan valiente eres, te propongo algo. Esta noche acudirás a mi casa y te aseguro que comerás lo que a mí me plazca sin rechistar. - Me dijo de forma muy severa pegando su rostro al mío.
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Feederism - Los guantes de goma
HorrorUn joven se niega a comer comida normal y sana, su vecina le dará una lección que no olvidará nunca obligándole a comer lo que ella desee.