Epílogo

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Las personas salieron del juicio felicitando al sofisticado omega rubio por haber ganado el difícil caso, era uno de los mejores del Bufet de Abogados de la ciudad.

—Felicidades Park —el pelinegro de piel pálida lo felicitó. Es la quinta en el mes, sí que estas bien metido en esto. Jungkook debe estar tirando brillos por ti.

Se carcajeó ante su colega —¿Tú crees? —observó a su gracioso amigo que también era muy bueno, pero no tanto como él que se había vuelto un tiburón en esa área.

—Si, no quiero escucharlo enumerar las veces que te han dado un premio por ser el mejor. Te das cuenta que son más de 100 —soltó un respiró.

—Yoon...

Un chico con cabellos castaños apareció cargando a un niño de 3 años en brazos, mismo pequeño que extendió las manos al ver a su adorado padre, este último no dudo en correr hacia ellos besar la cabeza de su omega y cargar a ese pequeño.

—Ganaste ¿Cierto? —preguntó el omega castaño con una sonrisa en los labios a su amigo. Él sabía por todas las dificultades que pasó y a pesar de ellas salió adelante. Vio el brillo en sus ojos, ese que perdió en un determinado de tiempo en el pasado, ahora era mucho más deslumbrante.

—Si Tae, gané —sonrió —Sabes que significa eso.

—Ustedes aún se comportan como adolescentes enamorados — la sonrisa pícara en el rubio apareció —Me tengo que ir, iremos a comer con el pequeño Min ¿Jungkook vendrá por ti?

—Si, no te preocupes.

—Nos vemos Park.

Despidió a la pareja de casados con su pequeño hijo quedando solo en los pasillos amaderados de las salas de juicios, se recargó en la pared con la intención de esperar.

Agarró su maletín con ambas manos topándose con lo que tenía en su dedo, por lo que no ocultó sentirse inmensamente feliz, Jungkook le había propuesto matrimonio, misma que sería en menos de un mes, les llevó muchos años, pero para nada se sintieron el pasar del tiempo porque ellos prácticamente ya estaban comprometidos, así que en sí solo sería la presentación de su unión ante la sociedad.

En esos años los dos habían estado viviendo juntos en una casa que ambos compraron, aunque Jungkook quiso comprarla totalmente Jimin no le dejó al sentirse suficiente con su primer empleo, el alfa no se pudo negar a su omega y compartieron los gastos al comprar esa vivienda. Aquella casa había sido testigo de todos sus momentos felices a lado del alfa, sesiones de cariño y noches de pasión en los que reafirmaban con fervor su marca y se decían numerosas de veces "Te amo".

A pesar de enterarse que nunca iba a salir embarazado ahora se sentía muy bien, no como en esos primeros meses donde lloraba todos los días desde que se enteró y en el mismo donde Jungkook nunca se separó de él reafirmando que lo amaba de verdad, el destino no pudo darle al mejor alfa que haya existido, un poco exagerado, pero así lo pensaba.

—Amor... —su hermoso omega tenía la mirada perdida y cansada aun así era el más bello. Se acercó cuando este lo vio, no dudo en tomarle la cintura y besarle. Sus lenguas se enredaron sintiendo como esas pequeñas manos le acariciaban el cabello y el pecho, amaba todos sus dulces toques. Lo jaló más hacia él haciendo un sonido ronco, Jimin lo volvía loco y más cuando su dulce aroma a manzanas verdes le decía que su celo estaba cerca.

—Aquí no Kook... — le susurró en los labios y le dejó un breve beso. Las manos del alfa aun sostenían parte de su cintura y casi trasero —¡Jungkook! Es un lugar público —quitó las manos del alfa para que pudieran salir —¿Nos vamos?

¿Qué somos? (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora