Haunted

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Saint Seiya y sus personajes con propiedad exclusiva de Masami Kurumada, yo sólo los utilizo por diversión.

Fic dedicado a athenakyori por su cumpleaños.  (Publicado en Amor Yaoi y FF.net el 20 de julio del 2017)

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Minos observó desde lejos como siempre.

Aiacos se movía con una libertad desesperante por cada rincón del Inframundo, ignorante del peligro que significaba no ir precavido. Y no porque alguien lo fuera a pillar paseándose a altas horas de la noche por los pasillos del dormitorio, sino por él. Porque Minos era la verdadera amenaza.

Era su acosador.

No por ser ahora humanos había dejado atrás su amor (enfermizo) hacia su mejor amigo. Que por cierto, era demasiado ingenuo para darse cuenta de su penetrante mirada.

Odiaba saber que Aiacos ignoraba sus avances.

Si bien Aiacos solía mostrarse cercano a él, como el hecho de jugar con insinuaciones sexuales, no había pasado de un simple roce, ambos se ayudaban mutuamente, pero más allá, sólo eran amigos. Aiacos nunca mostró ni un ápice de interés en su persona.

Había cosas que había notado cada vez que espiaba a su amigo, como el hecho de saber que siempre, no importa el día, a las tres de la mañana se levantaba de su cama para ir a por un refresco de uva en la máquina expendedora, también que luego se sentaba sobre la banca cercana y se dedicaba a meditar, haciendo de paso algunos gestos, refunfuñando algo que nunca alcanzaba a oír.

Pequeños detalles que a Minos siempre deleitaba.

Pero, sólo hubo algo que estaba fuera de lugar.

Un intruso que osaba a romper el bello equilibrio del extraño ritual de Aiacos.

Minos, el antiguo juez de Griffo, no iba a permitir que Kagaho volviera a entrometerse entre Aiacos y él.

Había sido consciente que en la anterior guerra santa, Aiacos ocultaba muchos secretos, entre ellos, había uno que lograba alterarlo al punto de perder los estribos cuando el muchacho le sonreía con socarronería. Era en esas ocasiones que veía a su amigo tener un colapso nervioso e irse del lugar.

Personalmente, a Minos le importaba poco y nada. Pero el hecho de saber que Aiacos reaccionaba hacia el intruso le inquietaba. Además de ver que tenían cierta conexión que ni él lograba alcanzar.

No supo en qué momento se movió hacia ellos, pero para cuando reparó en el detalle, Aiacos se había respingado, para verlo con un ligero rubor que no había notado. ¿De qué estaba nervioso? ¿Será de su presencia o la de Kagaho? Tenía la desagradable sensación que había interrumpido un momento íntimo entre ambos, y eso le daba una sensación incómoda y psicópata.

Aiacos era suyo. Le pertenecía.

Desde la era mitológica.

Desde que ambos se presentaron cuando Hades reunió a sus hijos.

Supo que Aiacos era destinado a él. Garuda y Griffo no debían ser separados.

Su mirada dorada chocó contra los ojos azules de Kagaho, una lucha silenciosa, en donde sabía, uno saldría humillado.

—Minos... no te creí despierto —la voz de Aiacos se escuchó fuerte y clara. El noruego observó a su amigo que se acercó a él de forma automática—. En realidad... no los esperaba despiertos.

Era notoria la incomodidad de los tres. Aiacos se movió un poco, observando cada cinco segundos hacia todos lados, quizás esperando la llegada de un tercer invitado en su pequeño tiempo de paz.

Haunted [KagahoXAiacosXMinos]Where stories live. Discover now