Gamer and Winner [OS YoonSeok]

Gamer and Winner

Si a Jung HoSeok le hubiesen dicho hace dos años que su ahora novio, Min YoonGi, era un adicto a los videojuegos al punto de pasar toda una noche en vela, no lo hubiera creído y en cambio seguiría fielmente enamorado de aquel chico de tez en suma clara y sonrisa curiosa que ahora se encontraba frente a su computadora, totalmente empedernido en un juego consistente en puras batallas entre personajes con vestimentas raritas y ya.

HoSeok no entendía cómo su pareja podía estar horas y horas delante de aquella pantalla que al final del día no le produciría más que ardor en los ojos y, quizá en un futuro, una irreparable ceguera.

—Yoonie, quiero ir a comer helado— pidió el menor con un puchero que pasó inadvertido para el distraído Min, quien no demoró en contestar:

—Está bien, puedes ir por uno, pero recuerda traer mi favorito, por favor.

Jung casi que sintió un tic en su ojo derecho. Gi ni se había volteado a mirarle y luego le había salido con la misma del día anterior cuando intentó que salieran a comprar ramen y también fue fallido. HoSeok no sabía qué más probar, es decir, no es que Yoon fuera un mal novio porque siempre se preocupa por Ho, hace todo por verlo reír y aprovecha hasta el más pequeño momento para manifestar su amor por él; sin embargo, existían ocasiones como la presente, en las que el mayor se dejaba atrapar por los juegos virtuales.

—Yoons. ¿Es que acaso no entiendes que quiero que pases tiempo conmigo?— reprochó el trigueño, golpeando su puño contra el colchón de la cama de su novio.

—Hope— le llamó por su nombre artístico,— termino esta partida y te prometo que toda mi atención irá a ti. ¿De acuerdo?

Min le dedicó una mirada reconfortante, por cierto fugaz, pero aún así con la capacidad de convencer al menor que ahora yacía esperando expectante a que el dichoso nivel culminara.

HoSeok comenzó a revisar su celular en busca de algo que le entretuviera: vídeos, fotos, memes; no obstante, nada satisfacía su impaciencia mientras que al mismo tiempo observaba de reojo al contrario.

Quince minutos concurrieron sin que hubiesen salido del cuarto. Jung omitió la evidente demora y optó por continuar en su revisión por Kakao, Twitter, Instagram y demás redes sociales hasta que regresó a la galería, reiniciando el ciclo por segunda vez, solo que en esta ocasión un error de dedo lo llevó a un lugar bastante interesante. Hope retuvo una expresión de sorpresa. Resultó que en su equivocación abrió la carpeta donde guardaba los nudes del hombre que se encontraba concentrado en su mundo virtual.

No iba a mentir. Las veces en las que se extrañaban o estaban calientes sin tener su compañía mutua, recurrían a esa técnica de mandarse imágenes en poses atrevidas y sin ninguna prenda cubriendo sus cuerpos. Y era lo mejor del mundo, ya que se masturbaba con más motivación.

El rostro de Jung se tornaba rojo por cada foto que pasaba, incluso YoonGi lo notaría de inmediato si se llegara a voltear, pero se negaba a despegarse de aquellas ilustraciones en las que destacaba el pene de Min. Es que le era imposible. Por más que deseaba bloquear el celular y seguirle insistiendo al mayor para que se levantara de la silla, su cuerpo se mantenía anclado en esa posición extendida sobre la cama ajena, el aparato tecnológico entre sus manos y su propio miembro comenzando a endurecerse.

Rápidamente tomó una almohada para cubrirse; acto seguido, cerró los ojos y se estiró sobre el lecho con la esperanza de disipar la emoción que su amiguito manifestaba, pero ya la imagen del pene de Min estaba clavada en su mente, trayendo recuerdos en los que HoSeok lo chupaba con fervor, delineando cada una de las venas sobresalientes y succionando el glande.

—Maldición— susurró llevado por el éxtasis que empezaba a ocuparle.

—¿Has dicho algo, bebé?— quiso saber Gi, ya que le había parecido oír una palabra. Esperó recibir una respuesta que nunca llegó; en cambio, en menos de un parpadeo, ya contaba con todo Hope sobre su regazo, las piernas ajenas una a cada costado.