El chico en si se veía algo exhausto, aún así dio un suspiro mientras movía lentamente la perilla de la puerta. Este sabia que por más que haya llegado a lo que denomina su casa, no debe bajar la guardia por ningún motivo.
— Llegué...— Con una voz débil, Haruto se asomó para ver el interior del pequeño apartamento.
Lo primero que sintió fue una punzada, ya con solo ver parte del suelo mojado como un interminable desorden, cojines repartidos y rastros de comida le eran suficientes para arruinar su día. Si es que era la misma universidad suficientemente, él tendría que llegar a su hogar para toparse con otro torbellino de problemas.
El chico se tocó la cabeza, mientras dejaba escapar un suspiró.Ya había pasado una semana.
Una semana, tratando de hacer que "esa" mocosa se fuera de su hogar, de una manera de posibles desastres. Como su casa es destruía poco a poco con cada pasar de los días.
En primera, no podía echar a la niña ¿o si?
Seria un acto de maldad, en primera el le hablo al encontrarla por lástima y por buen corazón.
Cosa que poco a poco se arrepiente más y piensa tirar por la borda su "blanco" corazón.
Haruto solo se adentró a su hogar y busco al responsable del caos, no es un hogar muy grande, aunque a pesar de todo no se veía rastro de ese engendró del mal.
Aunque en un momento, al no verlo no pudo evitar sonreír.
— Soy libre.
Aunque esa alegría no duró para nada, con solo el hecho de haberla dicho era como si el mundo se burlaba de él.
Este al sentir un pequeño ruido, cambio si visión en camino a la cama, solo para dejar caer sus hombros ante la derrota que le planeó el universo.
Este arrancó las sábanas.
Efectivamente, ahí estaba el dueño de sus males, el responsable de gastar más dinero en comida, en lavandería, y en destrozar de apoco su hogar.
La niña de unos cuatro o cinco años movió ligeramente la boca y abrió unos fe los ojos, para solo encontrarse con un molesto chico.
Esta de mala gana, volvió a cerrar los ojos, con la intención de volver al reino de los sueños.
— Dejame.
— Ya quisieras — Tirando a la infante de la cama, Haruto procedió a lanzarle lo que parecía un trapo al rostro de la infante.
— Tu limpia — De manera seca, el chico con los brazos cruzados finalmente sentía como que había tomado el control de la casa.
Aunque cualquiera vería la escena con malos ojos.
Ya sea por trabajo infantil o que en cierto modo y viéndolo más feo, tiene en cuatro a una pequeña niña mientras esta limpia los rastro de agua que habían sobre el piso.
Una escena fácil de malinterpretar, prestarse al doble sentido.
— Esto no es como lo pensé...
Ezel continuo pasando el paño por el suelo, mientras hacia comentarios entre dientes. La infante pasó poco tiempo en eso, y luego de simplemente se levantó y tiró al trapo al suelo.
— No haré esto.
El chico pensó que esa había sido la manera más pacífica de enseñarle una lección a la infante, técnicamente no había nada de malo, solo un pequeño castigo por el desorden que hizo. Haruto paseo su vista por el cuarto, hasta toparse con cierto material que alegraría su día, aunque sea solo para poder hacer una inofensiva broma.
— Te presento esta caja mágica.
La niña no se mostró sorprendida por la "caja" mas bien ni parecía caja, era demasiada plana para ser considerada como tal.
— Dijiste que en este mundo no hay magia.
Haruto sintió una pequeña punzada en el pecho, era cierto que él mismo mencionó eso cuando lo interrogó sobre si venía o no de otro mundo, aunque los últimos días solo había sido un juego de "Tira y afloja"
Aun así, una idea se apoderó de la mente para acabar con ese escupido juego y recuperar algo de control.
— Si, la hay y ¡Se llama ciencia! — El chico tomo el control remoto, y lo apunto a la supuesta caja.
La niña dio un pequeño sobresalto por la aparición de sonido y luego como el misterioso aparato comenzaba a deslumbrar imágenes, y no solo eso ¡también se movían!
— Brujo...
"¿Eso es bueno o malo?"
Haruto no conocía los niveles del supuesto mundo en donde provenía su inquilino.
Aún así era gracioso ver como Ezel se acercaba a la televisión para luego alejarse rápidamente y mostrar signos de una actitud hostil.
— Si no obedeces...mmm— Haruto guardó silencio por un corto periodo de tiempo, no había una buena amenaza, o eso creyó el por unos pocos segundos. — Te encerrare en esta caja mágica
La infante no mostró una sorpresa como tal, observó otras ves a su nuevo "enemigo" y luego lo señaló con el dedo.
— Ahí parecen divertirse.
Haruto apretó los dientes, era cierto que no era la mejor amenaza si estaba abierto en un canal donde solo estaban dando una película de comedia.
—¿Tu crees? — El dueño del hogar, comenzó a cambiar los canales velozmente hasta que su retina percibió un grotesco escenario.
—¿Puede....cambiar ...?
—¿Eh? ...si
Aunque lo que perturbó a Ezel no fue precisamente las escenas de la supuesta película de terror, si no el hecho de que Haruto ante sus ojos podía manipular esos "mundos"
— ¿Tu puedes devolverme a mi mundo?
Haruto solo sonrió un poco, más bien no era un sentido de victoria, el mero hecho de no saber como había cavado su propia tumba, era obvio que él no podría devolverlo a su mundo, era solo la televisión, no un portal.
Nada salió coomo lo había planeado, pero de cierta manera podría aprovecharse de la situación.
— Eso, tomara algo de tiempo... por ahora solo tienes que hacer todo lo que, yo el gran Haruto te diga.
La niña desvió la mirada al sentir cierta vergüenza ajena por esas palabras, luego estiró su mano hacia al frente y asintió.
— Lo haré.
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¿Y en este mundo soy una niña?
Ficção AdolescenteHaruto, un joven que recientemente ingresó a la universidad, se ha topado con el mayor problema de su corta vida, y eso fue conocer a una pequeña niña que afirma venir de otro mundo.