Yeray Kirk: Prodigio en el arte, la música, el baile, experta en defensa y de inteligencia superior, intolerante a el orden extremo y con una enorme boca
Edmund Pevensie: El tercero de 4 hermanos alejado de su familia, presionado por su hermano, imp...
Caminaron durante bastante tiempo Yeray repetía en su mente las palabras de Eider y no lograba entender o recordar nada quería creer firmemente en el pero no lo conseguía –¿No tienes frio?– le pregunto al menor de los hermanos al verlo frotar sus brazos –Un poco, no te preocupes– le dedico una sonrisa y Yeray intento regresarla –¿Seguro?– Edmund asíntio y mientras Yeray miraba al suelo confundida y seria Edmund se acercó un poco a ella mirando las exprecio es en su rostro –Ey sonríe, no es para tanto– Yeray lo miró y este le sonrió –Es solo que...tengo mucho en que pensar– se volvió viendo la nieve en el suelo nuevamente –No pienses– tomo la mano de yeray la cual extrañada la tomó –¿Asi como tu?– pregunto sarcástica causando una mirada de seriedad de parte de Edmund
Finalmente cuando yeray levantó el rostro visualizo un enorme castillo de lo que parecia cristal a lo lejos, miró a Edmund y este sonrió hacelerando el paso. Después de unos cuantos minutos más llegaron frente a la enorme puerta la cual después de unos segundos se abrió por sí sola –Wow– Edmund miró la cara de sorpresa de yeray y sonrio –¿Que dices?– entraron al castillo y yeray hizo una mueca –Aún no me siento bien– Caminaron alrededor del primer salón en el cual ya hacían varias estatuillas de piedra con formas de animales del bosque y criaturas míticas como enanos centauros entre otros
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–¿Que es esto?– pregunto al muchacho mirando las estatuillas a lo que Edmund respondió con una risilla –No tengo idea– yeray lo miró y río junto a él al mirar lo que había hecho, con un carboncillo había pintado gafas y bigote sobre una de las estatuillas con forma de pantera –Ey ya estas riendo– dijo edmund –Un poco– contestó entre risas –Con eso basta– ambos sonrieron y edmund siguio caminando hasta que un golpe estruendoso hizo a yeray voltear para encontrarse con edmund sobre el suelo con un lobo sobre el –¡Ed!– grito tratando de acercarse –Silencio niña– yeray se detuvo en seco –quédense quietos o no volverán a moverse– bajo la mirada a edmund –¿quien eres?– pregunto en un gruñido –Soy Edmund hable con la reina blanca— dijo rápido y aterrado –me dijo que viniera aquí ¡soy el hijo de adán es verdad!– el lobo lo soltó –Te pido disculpas afortunado favorito de la Reina– hizo una leve reverencia y me miró –¿quién es ella?– –Yeray, viene conmigo– explico edmund –Bien, tal vez no sean tan afortunados– camino a lado de yeray y esta comenzo a asustarse –¿! Que mierda!?– dijo aterrada –Tranquila– Edmund se acercó a ella y después comenzó a caminar en dirección a él lobo –No Edmund– le replicó yeray sujetando lo del brazo –no deberíamos seguirlo no después de eso– el lobo apareció de nuevo –¿Vienen?– pregunto con cierto deje de burla –Si– contesto Edmund por ambos
Yeray
Subimos unas enormes escaleras que nos llevaron a un salón con un enorme trono –Es por acá– seguimos por un pasillo hasta estar frente a la enorme silla de hielo –Esperen aquí– dio la vuelta y se alejo –Ey mira– señaló con la cabeza el gran trono y camino hacia el hasta sentarse –Vaya al fin tienes tu trono su majestad– Dije riéndome e inclinandome para hacer una reverencia el rio de igual forma –¿Te gusta?– Edmund soltó un pequeño grito de sorpresa y yo me levante rápidamente para después mirar a la enorme mujer que miraba a Edmund justo a un lado del trono
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–Amm si si Majestad– dijo titubeando –Eso supuse– Edmund se levantó del asiento y la enorme mujer se posó en el –Dime Edmund, ¿están sordas tus hermanas?– pregunto seria –Mm no– contestó Edmund con duda –Y tu hermano, ¿no tiene inteligencia?–Edmund soltó una risilla –Pues yo digo que no pero mamá dice que...– hiba a terminar la oración cuando la mujer se puso de pie –¡Y como te atreves a venir sin ellos!– grito furiosa –Lo intente– le explico mientras avanzaba hacia atras –Edmund era sencillo lo que te pedí– hablo mas calmada pero aun así se veía molesta –Es que no quieren escucharme– camino otro cuantos pasos hasta chocar conmigo y hacerme imitarlo –Y no lo pudiste hacer– le reclamo –Ah si los traje muy cerca de aquí, están en la casa de los castores por la presa– le contestó rápido y aterrado caminando hacia atrás haciéndome llegar al filo de los escalones y caer de espaldas –¡Yeray!– se giro hacia mí y se acercó hasta donde estaba –¿¡Quien eres tú?!– pregunto la mujer bajando los escalones y mirándome sería –¿Que rayos?– Edmund me miró y bajó la mirada, mire hacia dónde él y dónde había apollado mis manos el hielo se estaba rompiendo –¿te duele?– pregunto preocupado –No– le conteste con la respiración agitada –¿Kirk?– dijo la mujer causando e verla raro –¿tu nombre acaso es yeray kirk?– –Si– dije insegura, ella soltó una risa un poco macabra y me levanto jalandome del brazo –Bueno supongo que no eres tan inútil entonces– dijo mirando a Edmund –Eh solo una cosa, podría tal vez ¿darnos unas golosinas?– pregunto inseguro a lo que le mire incrédula –Dale lo que quiere– le dijo la mujer a él duende que se encontraba a su lado –Adelante– sacó un cuchillo de su bolsillo y lo coloco amenazante en la espalda de Edmund –voy a darte de comer – –¡Ed!– quise seguirlo pero la mujer me detuvo –¡Mugrim! llevatela ya sabes que hacer– un lobo apareció junto con otros más y lo último que recuerdo era a uno de ellos lanzándose e sobre mi y haciéndome golpearme con el piso
