Mientras bajaba hacia la plaza central, leyó en voz alta y con solemnidad el nombre que aparecía en las estadísticas.
–Golden Moon...
Ese era el nombre que había elegido para su personaje en el juego, varios años atrás.
–Un nombre un tanto ostentoso– había criticado Eldi en su momento.
–Mejor Goldmi, es más corto– había propuesto Gjaki.
–Goldmi...– dijo ella en voz alta, sonriendo ante sus recuerdos. Le gustaba como sonaba.
Perdida en sus pensamientos llegó hasta la plaza, pisando las losas que aún conservaban el brillo blanco, una vez se apartaba el polvo que las cubría. Su mirada se dirigió hacia uno de los muñecos de entrenamiento y alzó el arco, colocando una flecha y tensando la cuerda.
Nunca había practicado con un arco en la vida real, y en el juego solo tenía que pulsar una tecla para disparar, y aun así le pareció natural, como si siempre lo hubiera hecho. No dudó en cómo colocar las manos o en cómo apuntar. Ni siquiera le preocupó la distancia. Con total confianza, la flecha salió disparada a una velocidad superior a lo que debería, para clavarse en el centro de la diana que el muñeco tenía en la cabeza.
Miró hacia otro muñeco al otro lado de la plaza, mucho más alejado, y volvió a disparar, volviendo a acertar en el centro de la diana. Sus ojos se enfocaron entonces hacia un muñeco aún más alejado, a una distancia que sabía que le sería imposible de acertar.
Sin dudarlo, volvió a colocar una flecha y activó la habilidad Ojo de halcón. En ese momento, pudo ver el objetivo con mayor claridad, como si estuviera utilizando unos binoculares, además de tener completa seguridad de acertar en él. Soltó la flecha, y ésta cruzó con increíble precisión la distancia que la separaba de su objetivo, acertando de nuevo en el centro de la diana.
No se sintió sorprendida, pero sí entusiasmada. A pesar de tener la confianza de lograrlo, la sensación de usar el arco le resultó increíble. Y aunque tampoco le sorprendió, también se sintió entusiasmada al ver que la barra de experiencia iba subiendo.
–A ver las otras armas...
Sacó del inventario una espada y una daga nivel 1 y se acercó a un muñeco para probarlas. Lo primero que hizo fue cortar con la espada y clavar la daga, sin que se le hiciera extraño usar ambas armas. Luego decidió usar las dos habilidades que poseía.
La primera, Ataque Serpenteante, usa la espada para atacar mientras esquiva y bloquea con la daga. La segunda, tardó un rato más en poder probarla, pues tenía muy poca energía en nivel 1, así que necesitaba recuperarla.
Mientras, probó el hechizo Flotar. Es muy lento para usarlo en combate, pero ayuda a prepararte para éste. Permite levitar a una velocidad de un metro cada cinco segundos, y su capacidad actual de maná apenas le permitía llegar a un metro y medio de altura.
Luego se puso un atuendo que le había regalado Gjaki tiempo atrás. Los atuendos no tienen bonificaciones, pero permiten cambiar el aspecto de la ropa que llevas. En concreto, éste consistía en una camisa muy ajustada y abierta, y una falda muy corta, y se sintió sumamente avergonzada. Quizás en el juego no le había importado demasiado, pero ahora le parecía excesivo. Así que cambió a otro con una camisa y chaleco holgados, y unos pantalones no muy ajustados, que le permitían moverse con facilidad.
Finalmente, pudo probar Daga Fulgurante, que consiste en bloquear con la espada y atacar rápidamente con la daga, con el objetivo sorprender al enemigo. Combinando las dos habilidades, hace difícil al rival prever con cuál de las dos armas se va a atacar.
Todas esas habilidades y hechizos los tenía en 10, pues no sólo eran los primeros que había aprendido, sino que seguían siendo útiles a niveles superiores.
No tardó en subir su nivel a 2 atacando al muñeco, alegrándose tanto de que sus parámetros hubieran aumentado como de comprobar que tenía otra habilidad y otro hechizo a su disposición, o de que realmente podía levear. Habían pasado del color grisáceo a iluminarse levemente.
El hechizo era Curación Básica, idéntico al que tenía Eldi, mientras que la habilidad era Enredar. Encomendándose al vínculo con la naturaleza, se puede llamar a las raíces de las plantas para entorpecer o impedir el movimiento de los enemigos, y su efectividad depende de las plantas que se tenga alrededor. Ambos estaban también a 10.
Miró entonces hacia la cúpula que cubría el lugar. Si uno no se fija, parece que realmente no sea un lugar cerrado y que el sol se alce ante el cielo azul. Su mirada la recorrió hasta encontrar una zona más oscura que indicaba la salida.
Sintió entonces miedo por primera vez. No sabía que le esperaba más allá. Temía que fuera como en el juego, pero que ella no tuviera el valor de enfrentarse a los seres hostiles que la esperaban más allá. O que fuera incluso peor.
Había comprobado que podía seguir subiendo de nivel con los muñecos, pero que era muy lento. Recordaba que Gjaki había dicho en el pasado que era muy aburrido y poco eficiente, y que era mejor salir a nivel 2 para subir de nivel.
Pero en aquella situación desconocida, decidió aprovechar la seguridad del lugar en el que se encontraba, y seguir usando su espada y su daga para atacar al muñeco, hasta que éste fue completamente destrozado y se fue hacia el siguiente.
Se preguntó si estaba bien romper aquellos muñecos, pero decidió que el derrumbe de la cueva significaba que nadie más iba a volver. Así que siguió usando ambas armas y varios muñecos hasta que subió a nivel 3, no progresando más su nivel a partir de entonces.
Había desbloqueado el hechizo Pies Ligeros, que usa el poder del viento para acelerar la propia velocidad, y que estaba en 10. Lo había usado muy a menudo, incluso para hacer carreras contra Eldi o Gjaki. El recuerdo la hizo sonreír.
Y también en 10 estaba Flecha Penetrante, que permite atravesar las defensas o hundirse más en el enemigo. Su mayor defecto es que las flechas tienen mayor probabilidad de estropearse.
Pensando en las flechas, miró las que estaban a lo lejos, pensando en ir a recogerlas, pero un hada se le adelantó. Miró al hada con curiosidad. Era parecida a la anterior, pero no idéntica.
–¿Cuántas de ellas hay?
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasyCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...