Midoriya. No. Es. Tonto

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Fue difícil el saber que tu mejor amigo había desaparecido. Fue difícil saber que no hizo nada. Y, aunque Eijiro era el primero en saber que a veces necesitabas la ayuda de alguien, tener que pedir ayuda para rescatar a su mejor amigo, le dolió. Es decir, Kirishima sabía perfectamente que no podía hacerlo él solo. Sabía que necesitaba ayuda de otras personas para poder rescatarle, y sabía, joder, claro que sabía que aunque hubiera podido rescatarle estando solo Bakugo no se hubiera fijado en él.

Pero eso ya había pasado Bakugo había vuelto con ellos. Todo había pasado, dentro de un par de días empezarían las clases. Pero lo había notado, por supuesto que había notado que desde que castigaron a Bakugo y a Midoriya eran muchísimo más cercanos. Y no pudo evitar pensar en ello.

Bakugo empezaba a pasar más tiempo con Midoriya, no mucho, pero a pasar tiempo con él, al fin y al cabo. Ahora, cuando estaban en la habitación común no era tan raro ver a Bakugo sentado al lado de Midoriya viendo la tele mientras éste escribía en su cuaderno. O verles desayunar uno al lado del otro. Y, cuando pensaban que nadie les veía charlar durante un rato juntos, incluso llegando a compartir pequeñas sonrisas. Pero por supuesto que los veían. Kirishima siempre les veía. Les veía hablar fuera de sus habitaciones. Les veía susurrarse cosas en voz baja en el jardín. Les veía entrenar juntos. Obviamente también veía cuando el rubio le gritaba a Izuku, pero no era tan diferente a como trataba al pelirrojo y Kirishima se dio cuenta.

Kirishima se alejó del rubio cuando él se empezó a llevar bien con Izuku. No lo hizo a propósito, o tal vez sí. La cuestión es que solo una persona sabía por qué lo hizo. Mina.

La pelirrosa había sido la primera en saber de los sentimientos de su mejor amigo. Ella sabía que el pelirrojo estaba completamente perdido por el idiota explosivo. Y también sabía el porqué del bajón de Kirishima. Ella siempre supo de las estúpidas inseguridades de Eijiro y siempre trató de ayudar al pelirrojo para que se quisiera un poco más. Porque, vamos, Kirishima es la mejor persona del mundo entero y se merece todo lo bueno. Y se merece quererse. Incluso sería lógico que tuviera el ego por las nubes. Pero, aun así Eijiro seguía despreciándose a sí mismo sin motivo alguno. Ella entendía que la vida de Kirishima no había sido del todo fácil y entendía que había cosas de las que era difícil desprenderse. Pero ella sentía que desde que entraron a U.A el teñido había mejorado muchísimo, por eso, cuando volvió a ver lo decaído que se encontraba empezó a estresarse.

Y, aunque Kirishima no quiso contarle el porqué esa repentina tristeza ella lo entendió cuando vio que el pelirrojo se alejaba de Bakugo. Así que lo único que hizo fue apoyarle en su decisión.

Y los días pasaron. Las clases empezaron. Bakugo dirigía miradas preocupadas hacia su mejor amigo, pero su orgullo no le permitía acercarse a él.

-Si ha decidido que no le merece la pena acercarse a mi, que se pudra - Se repetía constantemente.

Pero hubo una tarde en la que todo se fue al garete. Midoriya entró a su cuarto pidiéndole ayuda con no sé qué coño de unos deberes y le vio.

Había pasado un mes, un jodido mes en el que el pelirrojo ni siquiera le miró. Y que el puto chico del que estas malditamente enamorado no te mire (sobre todo cuando estás acostumbrado a que te hable las veinticuatro horas del día) no te deja indiferente.

Así que esa tarde en la que Izuku entró a la habitación del rubio y le vio tumbado en la cama con lágrimas en los ojos se enteró de algo sorprendente. Bakugo estaba enamorado. Estaba colgado del pelirrojo hasta lo malditos huesos y, peor aún: estaba llorando por él.

Midoriya trató de convencerle para que fuera hablar con él. Le aseguró que fuera cual fuera el problema podrían solucionarlo. El rubio se negó completamente así que lo único que pudo hacer fue quedarse toda la tarde con el cenizo.

Midoriya. No. Es. Tonto [Kiribaku one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora