Lo que no pudimos ser

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Recordaba como había comenzado a la perfección.

Ella apenas había cumplido quince hace un par de semanas y él ya se encontraba en los terribles diecisiete. Aunque suene cliché decirlo, Elizabeth era la viva imagen de la inocencia mientras que Martín tenía un enojo mal disimulado por el mundo en sí.

Su relación empezó mediante la insistencia de él por sentarse con Elizabeth pero ella nunca fue el objetivo, si no una de sus mejores amigas.

Volviendo al tema, fue un completo efecto mariposa lo que provocó que terminaran juntos.

Empezó en el momento en que Elizabeth cometió el gran error de bajar la mirada más allá de los ojos de su mejor amigo, allí se encontró con los labios más perfectos que había visto en su vida y desde ese momento paso cada noche pensando en cómo se sentiría besarlos.

Se resistió tanto como pudo y al final terminó cayendo.