-No Isaac, podría llegar a ser todo muy bueno y hasta yo puedo ser tu chica. Pero no lo soy, porque no lo estamos- digo poniendo una cara de lastima fingida que el nota a sabiendas que es sarcasmo.- Tu obtienes lo que te ganas Isaac y lo que ganas es pura mierda, porque es de lo que te has formado.
Hago una mueca y me doy la vuelta dejándolo atrás con su grupo de amiguitos. El asco vuelve a mí, pero mi bondad y piedad no.
-¿Crees que el odio te recompensa Cataleya? – dice la anciana frente a mí a tomar varios libros del estante para aplastarse frente a mis narices.
-No es tu problema Ana, no te metas – escupo con un tono de cansancio mientras sigo haciendo el pequeño muñeco de tela.
-Sé que se lo merece, humanamente esas cosas que el chico tiende a hacer pues no se debería. Sin embargo has cambiado por culpa de él, en ningún momento tuviste que actuar como lo haces y ahora mírate. Sé que te obstinas de mi pero recuerda que el odio no daña solo a la persona a quien va dirigido, daña al recipiente que lo posee y sobre todo permite que sigan influyendo sobre él.
-¿Pretendes que me quede sentada tratándolo normal después de humillar a mi hermana y a todos como lo hace? Escúchame muy bien Ana – digo dejando el muñeco en el sillón y levantándome -. Nunca en mi vida tuve que utilizar mis conocimientos, siempre lo deje como lo que es, secretos de familia. Nunca aplique brujería, pero alguien como él no merece una bondad como la mía – recojo el muñeco y me retiro de la sala hacia mi habitación.
Al entrar azoto la puerta y mi vista se dirige a una foto de Isaac. La tomo y la fijo con una aguja sobre lo que debe ser el rostro del muñeco.
Ciertas cosas a veces no se aprenden solas, a veces se enseñan.
-Perderías un aquelarre solo por seguir – escucho una vocecita a mi espaldas.
-Perdería toda una vida por devolver solo el dolor que el provoco en cada persona.
-No eres dios Cataleya.
-Pero soy bruja y el no.
-Abusas de tu poder.
-Y el de suyo, yo no abuso de él, al igual que los demás. Él es el que me deja tener el poder.
-Te echaras Cataleya sabes que aquí no hacemos la cosas de esa manera.
Me giro y la observo.
-Alex eres muy pequeña para entenderme, pero si fuera tu hermana la que se fue por culpa de él. Estarías igual que yo – suspiro y coloco el muñeco sobre la peinadora a mi lado.- Si tengo que irme lo aceptare, pero no aceptare lo que hizo el.
-Fanny no estaría feliz con esto- me responde Alex aun parada en la entrada de la habitación.
-Fanny está muerta – escupo con dolor.
Siento como mi garganta se vuelve un nudo y como mi estómago se revuelve por culpa del enojo y dolor que me causa eso. No entiendo cómo me pueden reprochar cuando solo pretendo darle lo mismo que se ganó, la persona que mato a tu hermana. Respiro profundo y me guardo mis ganas de llorar y golpear todo.
-Vete – sin chistar la joven se retira y mi cuarto dejándome de nuevo sola.
Escucho el teléfono sonar volteo y miro la pantalla.
ISAAC.
Tomo el teléfono y respondo.
-¿Qué quieres?
-¿Por qué dices que solo me gano es mierda porque es de lo que me forme? Eres una loca – cuando escucho eso me dieron ganas de colgar ir a su casa y decirle que la chica frente a él era la hermana de quien el mato, decirle porque es una basura y lo mucho que pretendía acabar con él, demostrarle que si soy una completa loca.
-Lo siento cariño a mí no me engañas, eres un mujeriego, suerte con eso. No trates de ir contra mi Isaac, te ira mal, se exactamente lo que eres – cuelgo y mando la foto que obtengo de el con una chica en una fiesta de sus amigos devorándose entre sí.
Al siguiente día en el instituto, lo veo caminar por los pasillos con su porte arrogante, abriéndose camino entre los que saben quién es y empujando al novato que piensan someter. Me volteo y entro a mi aula que para mí desgracia está casi que vacía.
Genial.
-Cataleya – me llama.
Idiota no es.
Hago caso omiso y me siento en uno del puesto acomodando mis libros.
-El hecho de que me ignores no hará que no hablemos – dice parándose a mi lado solo oh por fin sin sus perros.
El hecho que te ignore significa que no puedes hablar conmigo imbécil, porque no responderé.
-Eso fue solo un delis, oye sabes que me tienes en la palma de tu mano – casi me echo a reír, por que literalmente si lo tenía en la palma de mi mano juju ¿Brujo? No creo.- Nena eres mi chica, solo fue un delis, sabes a veces me equivoco, pero nadie como tu...
-Sabes esto es muy sencillo, es una lástima que no puedas encontrar al acompañante perfecto. No pretendo ser una más del monto tienes la libertad para sacar a tus perras – miro y lo sonrió .- No soy tuya Isaac, no soy tan ingenua para caer y aguantarme todo solo por el playboy de ojos bonitos y físico de infarto – me levanto y me dirijo al nerd del salón .- Prefiero a Jack antes de ser tu estúpida – volteo la cara del chico de rulos con anteojos gigantes y sabelotodo y lo beso, para mi sorpresa me sigue el beso y muy bien para lo que me esperaba.
Escucho un golpe en la mesa y de pronto yo estoy tomada de los brazos con un rostro rojo lleno de ira y ojos escarlata brillando fijo en mí.
-Tu eres mi chica y mi chica no se besa con alguien que no sea yo, para eso tengo a esas... - se detiene de golpe para tomar aire fuertemente.
-¿Para eso tienes a esas zorras cierto? Lo siento pero si tu chica no puede, pues entonces ya no es más tu chica porque no fui yo la que la cago – sonrió y me suelto.
Me siento en el puesto y él se va del salón dando zancadas y golpes a las paredes que estén por su paso. El hecho de hacerlo rogar y humillarlo es parte de que el me desee tanto que no me niegue nada y ahí es donde todo será mío.
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La venganza es una mujer
Teen FictionCataleya es una chica que cambia por la muerte de su hermana. ¿Pero quien no cambiaría cuando alguien es el responsable de algo así? Por algo dicen que los humanos somos realmente el mayor monstruo que existe. La venganza a veces tiene imagen de muj...