Nos quedamos expectantes de lo que ocurría delante nuestro, aun no lo procesábamos, pero ha cambiado tanto, el Colhen que tengo ante mis ojos no se parece en nada al profesor de historia que rebosaba una elegancia sin igual en la academia, ha perdido su atractivo, su aire de confianza, sus ademanes de fineza...
En lugar de eso tengo a un tipo de barba desalineada, cuyos cabellos grasientos y ese hedor producto de no haberse bañado en días no hacen más que atraer moscas hacia él, fue una de las pocas personas en las que pude confiar dentro de la academia, me duele verlo así.
Tres platos de comida caliente, una jarra de limonada vacía y un ensordecedor eructo de satisfacción más tarde, el sargento Colhen termina de comer, se chupa los dedos sin preocuparle los sucios y mugrosos que pudieran estar, no está en su mejor momento.
- ¿Señor? – Trato de obtener una respuesta, no ha dicho nada después de que le diéramos de comer, no nos dejaron comer adentro de la taberna, y cuando se dieron cuenta de que teníamos una "buena" relación con él nos echaron también, no sin antes llevarnos unos platos de comida, Raúl y yo estuvimos a nada de iniciar una pelea ahí adentro, de no ser por esa patrulla que pasó de largo hace rato la historia hubiera sido distinta, no buscamos llamar la atención, arroje unas monedas al suelo para que no nos siguieran, varios clientes se abalanzaron hacia ellas como abejas a la miel, no creo que haya quedado algo para el encargado, mejor para nosotros.
Colhen nos mira con ojos molestos, a estas alturas puede decirnos cualquier cosa ¿Está enojado por qué no nos contactamos con él, o por qué decidimos venir a una ciudad repleta de soldados del Dominio? Ugh, sea como fuere, estoy listo, que venga el sermón.
- Yo quería cerveza – Me dice en seco.
- Te dije – Recalca Raúl.
- ..... ..... ¿Eso es todo? – Ahora si me enoje.
- ¿Qué?
- ¿Cómo qué "Qué"? ¡¿Cómo qué "Qué"?! ¡¿Eso es lo único que tiene que decirnos?! Hemos estado incomunicados durante más de un año, no sabíamos nada de usted, me lo encuentro en este estado... Y lo primero que me pide... ¡¡¡¿Es cerveza?!!!
Lo sé, estaba tenso, estaba ansioso, tal vez confundido, tal vez era porque no quería aceptar el hecho de que el Colhen que tenía delante no era el mismo que conocí en la academia, pero luego de todo lo que pasó... Simplemente necesitaba dejarlo salir.
Colhen baja la mirada, se acomoda en el suelo y finalmente reacciona... O al menos lo intenta.
- No, tiene razón señor Mactavish, tiene toda la razón.
Raúl y yo tragamos saliva, le ayudamos a levantarse y comenzamos a caminar sin rumbo aparente.
- Los creí muertos – Dijo él mirando al vacío.
- Nosotros también – Raúl tomó la palabra y prosiguió - ¿Qué le pasó? ¿Qué sabe de Mason? ¿Alguna noticia de la capital?
- Muchas preguntas, incluso hasta para mí... Hic... Ugh... Aun no puedo asimilar esta situación, y la borrachera no me está ayudando ¿Son reales?
- Que sí, maldita sea.
- Ugh, bien, en ese caso...
¡PUM! ¡PUM!
- ¡Duha!
- ¡Uogh!
- ¡AAAAAAAAHH!
Auch... Me dolió, nos bajó al suelo de un par de golpes directos a la cara, a juzgar por lo que veo, termino doliéndole más a él que a nosotros, los huesos reforzados de Raúl no son para tomarlos a la ligera, lo pillaron desprevenido.
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El Lamento de los Héroes
Science-FictionUn héroe yace tendido en el suelo a punto de exhalar su último aliento, frente a él su archienemigo saborea su victoria y se deleita con el sufrimiento de su rival. Antes de morir, nuestro héroe vera pasar su vida frente a sus ojos de principio a fi...