Capítulo 38 ¿Travesura o Sabotaje?

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A la luz de la resplandeciente luna llena Raúl y yo nos las arreglamos para adentrarnos en la base del Dominio, Colhen llamó la atención de los guardias provocando que lo golpearan en el proceso mientras que nosotros entramos por una brecha en la cerca de madera que resguardaba la base, lo siento señor, lo siento chicas, ya se los compensaremos después.

Una vez adentro, confirmamos un par de cosas:

Uno, que la seguridad en el lugar era mínima, al parecer a estos tipos se les subieron los humos y creyeron que por el simple hecho de pertenecer a las filas del Dominio serian intocables, lo peor de todo es que en parte tenían razón, si, toda la ciudad los odia, pero nadie piensa mover un dedo contra ellos.

Lo segundo, y a la vez lo más oportuno, la mayor parte de las fuerzas del Dominio se encuentran en alta mar, combatiendo contra los Colmillos del Zafiro, probablemente busquen expulsar a esos piratas de la costa y enviarle un mensaje a su líder, Colhen ya nos había hablado de esto antes de entrar, mejor oportunidad no podría haber pedido.

Tanteando un poco asumimos que solo dejaron a una pequeña compañía a resguardar la ciudad, con el sargento Masales al mando, no más de 200 soldados, tal vez menos.

Nos escondimos detrás de una serie de almacenes de suministros que había en la instalación, esto de saquear al más opulento gracias al producto ajeno es en cierta forma estimulante.

- No lo entiendo, Eitan. A los soldados del Dominio les pagan muy bien, no veo por qué se ven en la necesidad de quitarles sus cosas a los ciudadanos.

- Precisamente por eso Raúl, ellos ya están bien cimentados, ya no se mueven solo por dinero o bienes materiales, lo que buscan ahora es el control, el poder, y lo hacen a través del miedo que infundan en los corazones de la gente. No solo en Albatros, sino en todo Hoziron, eso los hace peligrosos.

Lo admito, ni yo me percate a la primera, tuve que recordar todo lo que aconteció en este aciago día para darme cuenta de ello, maldición, si este es el día a día en todo el país, no me extraña que la gente se haya levantado en armas, pero como pudimos comprobar, no terminó bien, nunca termina bien.

Ugh, este revoltijo de emociones me condujo a esto, pero está bien, no me arrepiento, sería grosero si volviera para atrás, y eso no va a ocurrir.

No hay muchas luces, y el patrón que siguen las patrullas de la base son cuando menos simples y predecibles, se nota que no tienen un ápice de pasión por su trabajo, otro punto a nuestro favor.

Esperamos a que una pequeña patrulla pase de largo y entramos silenciosamente a uno de los almacenes.

Trigo, harina, lúpulo, arroz, papas ¿Qué no hay en este lugar? Y todo proviene de los decomisos diarios de la ciudad, muy bonito...

Bueno, al menos se tomaron la molestia de mantener a las plagas alejadas de los víveres, un caza ratones por sección (O sea gatos) se dan un festín con las alimañas locales, algo es algo.

- ¿Y bien? ¿Que nos llevamos?

- Tanto como podamos.

- Eso es mucho Eitan. ¿No crees que cuando se enteren tomaran represalias contra todos aquellos que se dedicaron a atosigar desde que llegaron a la ciudad?

- Por eso mismo debemos asegurarnos de que...

Un estruendoso ruido metálico se oye en el almacén de al lado, un par de soldados que pasaban cerca de ahí se acercaron a inspeccionar, Raúl y yo nos recostamos contra la pared, cada uno al lado de una pequeña ventana, así evadimos su campo de visión, teníamos planeado quedarnos así hasta que se fueran, pero entonces el bullicio en la casucha se intensifico, pude saberlo con solo oírlo, eso de ahí no era un gato o una rata, era una persona, sabía que iban hacia allá, y estaba entrando en pánico.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora