Capítulo 42 Tirando de las cuerdas

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Sujeto: Denisse Nakhar Varel

Edad: 34 Años

Fecha: 17 de enero de 1757

Día: Domingo

Hora local: 13:15:17

Clima: Cielos despejados.

Ubicación: Archy. Capital de Hoziron. Palacio de Archy.

No sé a qué se deba exactamente.

Quizás sea por lo espacioso que es, o tal vez porque las cortinas siempre están cerradas, o porque a pesar del calor del exterior el lugar se conserva fresco, a lo mejor se deba a la falta de colores, pues tonos apagados como el negro, el gris y el marrón predominan en el interior de la estructura, pero ahí estaba ella, haciendo contraste con todo lo anteriormente dicho, pues, su vestido blanco, la inocencia de su cara y su desenfrenada curiosidad le dan vida a estos lúgubres pasillos del Palacio de Archy, así como también ilumina mi vida y le da razón a mi existir... Mi hija...

Irma y Darrel dicen que es mi viva imagen a su edad, yo digo que están exagerando, no importa como lo miren, ella es mucho más hermosa de lo que yo jamás llegaría a ser, no me gusta mantenerla en la ignorancia, pero es que no tengo opción, es solo una niña, no se merece esto, solo espero que cuando todo esto termine (Si es que lo hace) llegué a perdonarme, entendería perfectamente si no lo haría, yo no lo haría, y eso me asusta...

- ¡Mami! ¿Cuándo voy a ver a papá? – Dijo ella quien sonreía con tanta calidez como solo el sol de un tranquilo y relajante paisaje campestre puede dar, en serio, no sé qué es lo que haría sin ella.

De un cabello largo y lizo azulado, piel rosada y suave, ojos amarillos, vistiendo un vestido blanco de una pieza decorado por mariposas de color negro, un sombrerito que iba a juego con sus prendas, medias blancas y zapatitos azules, siempre cargando esa muñeca de lana consigo, como toda niña, supongo.

- En seguida, cielo, pero luego tendrás que ir con Irma y con Darrel – Respondí manteniendo la calma, ahora se viene la rabieta...

- ¡¿Qué?! No quiero, nunca me dejas quedarme con papá – Ah, ahí está.

- Sabes que siempre para ocupado, pasaremos a saludar y luego te iras a jugar ¿Bien?

- Hmm... Bien... - Dijo con las mejillas hinchadas, adoro esa carita.

- Esa es mi niña.

Como siempre ella toma la delantera y se apresura en llegar hasta las puertas de la sala de reuniones, tratar de detenerla es una pérdida de tiempo, soy su madre, puedo dar fe de ello.

- ¡Oficial en el área! – Saludaron los guardias que custodiaban las puertas de acuerdo con el protocolo, la verdad no me gustan este tipo de formalidades, pero como teniente del ejército regular no me queda de otra.

- Descansen soldados ¿Alguna novedad?

- La reunión está por concluir, de hecho deberían estar saliendo justo... - Las puertas se abren hacia adentro y varias personas salen de allí en orden, entre ellas los emisarios de Borgía, que pasan de largo seguidos de sus escoltas, deben estar dirigiéndose a sus respectivas habitaciones de huéspedes, pues se quedarán por algunos días, semanas tal vez – Ahora...

Aguardamos a que las puertas se despejen para poder entrar sin problemas, en eso, la condesa de Borgía abandona la sala de reuniones acompañada de su escolta de amazonas, bastante joven a mi parecer, quizás de unos 25 años, pero no más de 30, eso es seguro, nos pasa de largo pero... La verdad no estoy muy segura, tan solo fue un par de segundos, pero creo que sus ojos se incrustaron en mí, me dedicó una sonrisa y me guiño el ojo en ese lapso de tiempo, para ser honesta no entendí el mensaje, tal vez fue solo mi imaginación, sí, eso debió ser.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora