Capítulo 47 Día de paga Parte 3

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Cielos... Ya me habían dicho que Hoziron era una ciudad extraña, caótica, y todo lo que se les pueda ocurrir, pero por alguna razón, no puedo dejar de sentirme familiarizado con este entorno, quizás se deba a mis experiencias previas en el reino, maldición, lo único que quería era comenzar desde cero por más que fuera en territorio ajeno, y ahora estoy a nada de meterme en problemas legales, otra vez.

A veces me pregunto si de verdad mereció la pena desobedecer esa maldita orden, el Conde Draeking fue demasiado lejos, tal vez hice mal ¿Pero que se suponía que hiciera? Dejar morir a esa gente solo por... Ugh... Maldición, no quiero ni recordar eso, Leonora, tú padre es muy complicado, ja, como si el mío tampoco lo fuera.

No tiene caso, solo quería ayudar, en ningún momento estuve interesado en ese maldito reconocimiento ¿Y cómo me lo pagaron? Me hicieron ver como un criminal, perseguido, señalado, humillado, y luego me preguntan porque odio a los nobles.

Es por eso que escape, me niego y me resisto a ir a prisión por un crimen que no cometí, me da igual lo que digan, sé que hice lo correcto.

Pero la situación ahora es diferente, si permanezco más tiempo con este grupo tan diverso me meteré en graves problemas, cosa que quiero evitar, ya tengo suficiente con ser buscado en mi tierra natal, no quiero ser perseguido aquí, Mactavish me ha ofrecido la oportunidad de largarme, sería estúpido de mi parte no aprovecharla.

Así que hasta aquí, les di el impulso que necesitaban y me aleje por el primer callejón que encontré, todavía puedo escuchar los disparos, la policía no me sigue, tal vez me dejen ir por esta vez, ya se me ocurrirá una buena excusa para el comandante Galar.

- Rhoar – Mi fiel amigo gorgoteó para mí.

- ¿Qué dices?

- Rho-Rhoar.

- Oye, ya intentaron meterme en prisión una vez, y no me gustó.

- Rho-Rho...

- Ugh... Si, lo sé, no son malas personas, pero así es la vida, ahora sácanos de aquí.

- Rhoooo.

Sí, es mejor así.

- Entonces ¿Cómo lo quiere hacer? – Antes de llegar al final del callejón escuche hablar a un par de uniformados a los pies de una torre de observación, la cual debía medir al menos unos 7 metros de alto.

- La persecución se dirige hacia aquí, subiré arriba y le volare los sesos a uno de ellos, el resto de nuestros chicos no deberían tardar en llegar, cuando lo hagan diles que formen una línea de fuego en media calle, si no se detienen, ya saben qué hacer.

- A la orden, señor.

Ah, bueno, esa no la vi venir.

- Rho-Rho.

- No es nuestro problema, Riley.

- ¿Rhoar?

- Así es, ahora ve por la sombrita y no mires atrás.

Sí, no es cosa mía, vamos Alexander, no mires atrás... No mires atrás...

- Ahí vienen.

- Lo tengo.

No mires atrás...

- Todo el mundo a la línea.

Ugh... No puede ser...

- Bien. Hagámoslo.

- ¡Rhoaaaarr!

Decididos y sin dilación, Riley se da la vuelta y carga contra la formación hozironiana, volaron por los aires y fueron arrojados violentamente en todas las direcciones, en cuanto a mí, tome mi ballesta y le dispare al tirador de la torre, el virote impacto inadvertidamente contra su arma, provocando que se le cayera, quitándole la oportunidad de disparar.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora