Comencé a besarlo nuevamente y luego Él se apartó.
-Espera- dijo con un tono de voz que me preocupó.
-¿Qué?, ¿Qué ocurre?-
-¿Dijiste que Drake quería hacernos mal?-
-Sí, eso dije.-
-Entonces somos...-
-Sí, está bien. Te voy a dar una oportunidad para que me demuestres que no eres un mujeriego.-
Me besó. Desabroché su camisa y de repente alguien tocó la puerta.
-Un minuto, por favor- dije asustada.
-Félix, escóndete debajo de la cama.-
-¿Por qué me tengo que esconder?-
-Por favor, escóndete-
Me puse una remera que había colgada en el respaldo de la cama y abrí la puerta.
-Hola Drake- dije sorprendida.
Él intentó pasar, pero me opuse. Cerré la puerta y nos quedamos hablando en el pasillo.
-Que bueno que estés aqui, quería hablar contigo.-
-Sí, dime-
Lo noté un tanto nervioso.
-Pues, me llegaron unas flores que por la tarjeta supe que eran tuyas, pero luego me enteré de que me las había regalado Félix. ¿Acaso las hiciste pasar por propias?
-Yo no hice eso. En serio te compré esas flores. Es tu decisión. Si quieres creerme, créeme.-
-Pero Félix me preguntó si me habían gustado y ahí fue cuando supe que eran de Él.-
-Creele a quien quieras, Miranda. Yo se lo que hice y lo que no hice.
-Está bien, no importa. ¿Tu me querías decir algo?-
-Quería saber cuando tengo que abonarte la cuota del mes- dijo con una sonrisa simpática.
-Cuando la tengas, por supuesto antes de que termine éste.-
-Genial, gracias-
Se marchó.
Entré a la habitación y rápidamente cerré la puerta.
-Félix, susurré.
-¿Se fué ese cretino?- dijo Él.
-Si, ya se fué. Me negó lo de las rosas, así que no quise seguir con el tema.-
-Ahora se las verá conmigo-
-No, tranquilo. Tu solo siguele la corriente. Yo te creo a ti, y eso debería bastarte.-
-Como quieras.-
Me besó una última vez y se fué tras la puerta.
Me tiré en la cama y me quedé pensando... ¿Había sido una buena decisión decirle que si a Félix? Que eramos... 'algo'. ¿Qué eramos? ¿Alguno de los dos le puso nombre? Fue una decisión un tanto apresurada, me dije a mi misma. Nos estamos conociendo. Pero en si, Él me gustaba. Y estar cerca de Él era lo que mas quería. Con el tiempo descubriría quien era Félix. Y si me lastimaba, solo haría que pasara meses deprimida, comiendo helado en pijamas, en la cama, escuchando canciones tristes. Traté de alejar ese pensamiento y revisé la computadora.
La próxima entrevista era pasado mañana. Focalicé todas mis expectativas allí. Faltaba un día, si. Pero ciertamente no estaba dispuesta a que me rechazaran de nuevo.