Siete

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P.O.V Eiji

Mis lágrimas empezaron a salir sin control alguno. Mirarlo de esa forma tan repulsiva me quebranta, aunque eso ya hubiese pasado antes cada vez que el lo hacía me dolía más.

Se posicionó sobre mi y empezó a besar mi cuello de una forma salvaje. Quería suplicar para que parase pero las palabras no salían de mi boca, eso dolía, pero no físicamente, dolía mi corazón. No podía entender como me había enamorado de alguien como él.

Si premiarán al más estúpido del mundo yo seria el galardonado.

-Bla-Blanca por favor, no lo hagas-dije en un susurro casi inaudible. Temía lo que sería capaz de hacer.

-Que Cariño, te a dejado lleno ese maldito alfa-dijo con resentimiento en su voz-No Eiji está vez no te dejaré.

El temor me invadió aún más al escuchar sus últimas palabras, bien sabía que Blanca me tomaba sin mi consentimiento el cuidaba de lo lastimarme me trataba bien, hasta donde se podría decir, pero sabía que hoy no sería así, sabía que el me lastimaría sin importarle que le suplicara que no lo hiciera, sabía que el no se dentrendia. Me dolía y mucho, pero no podía decir nada. Temía decir que me dolia.

P.O.V Narrador

Blanca soltó las manos de Eiji y lo voltio boca a bajo. Hizo que Eiji levantara su trasero y el así poder penetrarlo. Y sin previo aviso así lo hizo penetró a Eiji de una sólo estacada, sin prepararlo, el estaba segado así que no pensó en el dolor de Eiji.

Eiji sentía dolor mucho dolor. El miembro de Blanca era muy grande para su cuerpo, en cada embestida que blanca daba sentía dolor, sentía como que si su interior se desgarraba de una forma muy dolorosa. Temía que fuese lastimado de una forma irremediable, pero no decía nada temía más  que Blanca tomará sus palabras a la contarías y le hiciera mucho más daño, así que sólo se limitaba a ahogar sus gemido, chillidos, de dolor en una almohada.

Blanca al pensar más en lo que Eiji pudo haber echo tomaba con más fuerza la degalda cintura de Eiji, y lo embestía cada vez más fuerte, segado con la ira y rencor no pensaba en el dolor de su pareja.

Embistió con más fuerza al sentir que se venía, término dentro del cuerpo de Eiji soltando un gemido ronco al terminar. Salió de Eiji tan rápido como acabo y recostó el pequeño y delgado cuerpo de Eiji a su lado.

El cuerpo del pequeño Eiji dolía, su corazón se llenaba de más heridas, su amor iba desapareciendo...Pero aún tenía la débil esperanza de que el ¿cambiara?.

Blanca solo se limitaba a ver el cuerpo de el Omega que el llamaba suyo. Miraba con tristeza el acto que había cometido se odiaba por lo que había echo, pero no había remedio para sus celos, o al menos era lo que el pensaba.

Flash Back

Desde que conoció al pequeño niño de ojos oscuros, piel blanca y cabellos azabache su corazón lo amo completamente, sin importarle el antro de mala muerte en que este se encontraba. El solo deseaba que ese niño fuera de su pertenencia y estaba seguro que lo iba a lograr.

Blanca iba todos los días de la semana a la misma hora, pedía al mismo chico siempre, pero al estar en la habitación el se limitaba a ver a su acompañante y intentar entablar una conversación normal con el niño.

Eiji se limitaba a responder con un simple movimiento de manos, a las preguntas que Blanca hacia mientras estaban juntos. No era que el azabache no deseaba hablar con ese hombre que tanto lo cuidaba, pero el temía que esa solo fuera una fachada y lo traicionara. El sabía de buena mano que era que una persona que amaba lo traicionara y temía que eso volvería a suceder.

Eiji se sentía harto de ese lugar de mala muerte, deseaba con todas sus fuerzas y corazón salir de ahí, pero sabía que debía pagar una deuda que no era suya, pero que el había sido colocado en el contrato como pago.

Eiji odia el dolor que le provocaban los clientes, odiaba sus extraños fetiches, odiaba que fuesen unos malditos hijos de puta que sólo utilizaban a niños inocentes para satisfacer sus malditas deseos sexuales. Odia que violaron sin control a sus compañeros menores y juraba que haría pagar a eso cerdos y en principal a ese maldito cerdo de Marvin, su progseneta.

Odiaba con toda su corazón a ese maldito cerdo que había matado a su padres y hermana frente a sus ojos. Eiji no sabía cómo pero el haría que ese maldito cerdo pagará por cada una de sus atroces fechorías.

Eiji juraba que lo haría pagar, pero como si el sólo era uno de los putos de ese maldito lugar. No tenía dinero, no tenía familia no tenía nada, no podía hacer nada. Era una idiotez intentarlo en su maldito estado pero el juraba que el haría pagar a ese maldito bastardo.

-Conejito--dijo Blanca, asiendo que Eiji saliera de golpe de sus pensamientos--En que piensas tanto.

Eiji se limitó a ver el suelo que estaba bajo sus píes. No deseaba ver a ese hombre, no le tenía asco y mucho menos lo odiaba, ya que el se había preocupado por el y nunca lo había lastimado en ningún sentido. Pero era mejor no envolverlo en nada que tuviera que ver con el.

Muchos creían que el era un lindo conejito por sus moines y lindura, pero el creía que el solo era una gato negro, un maldito gato negro que hacía que todos las personas que lo amaran y tuvieran a su lado murieran, porque eso hacen los gatos negros dan mala suerte.

Eiji se negaba a convivir con los demás ya que el azabache se culpaba de la muerte de todas las personas que amaba.

-Señor su tiempo ya acabó-dijo una voz suave tocando la piedra del cuarto.

-Enseguida-respondio con pesadez Blanca. De nuevo no había logrado que hablase el pequeño conejo.

Eiji se limitó a caminar a la puerta para abrirla, pero antes que este llegase Blanca tomo la mono de Eiji la beso con delicadeza, eso hizo que el pequeño niño se sonrojara. Habrío la puerta y salió corriendo del cuarto, el beso de Blanca hacia que su estómago sintiera... mariposas.

Al día siguiente Blanca no apareció. Eiji lloro cada una de esas noches sin Blanca lloro.

Al cabo de un mes de lágrimas, agonías y mucho dolor para Eiji, Blanca apareció ahora con un ramo de rosas en sus manos y una sospechosa bolsa en la otra.

Blanca tomo la mano de Eiji y lo jalo hacia afuera de ese antro. Eiji no se resistió.

Blanca lo subió a un auto muy lujoso y le señaló el asiento trasero para que el se sentara, Eiji temía que Blanca se hubiese hartado de esperar y lo aiga sacado de ahí para consumar el octo al cual el le tenía tanto odio y temor.

Blanca subió al auto y arranco dejando la sospechosa bolsa al lado de Eiji, y el lindo ramo de rosas en el asiento del copiloto.

-Toma lo bolsa que deje a tu lado, es un regalo-Eiji miro la bolsa, pero no tuvo la valentía como para tomarla-Vamos, tomala es para ti.

Eiji tomo la bolsa y la habrío, para su sorpresa dentro de esta había una muda nueva de ropa que al parecer era de la talla del azabache.

-Pa-para mi-susurro Eiji con mucha alegría en su voz.

-Al fin escucho tu hermosa voz-dijo Blanca con delicadeza-Si pequeño, es para ti-dijo mirando por el espejo la hermosa sonrisa del lindo conejito.

Eiji miroba la bolsa con dulzura.

-Puedes ponértela ahora si quiere, no te preocupes no te mirare-río-Pronto llegaremos a nuestro destino mi pequeño conejito.

-~~~~~~~~~-

Hola.

Lamento mucho la demora, pero tuve muchos inconvenientes escolares y familiares, pero me tomé un tiempo y lo terminé (^^)

Espero que les guste y si hay errores me lo digan.

Gracias por sus palabras de apoyo, enserio me ayudaron. ❤️

Ya llegamos a 1.K de lecturas y eso me hace muy, pero muy feliz. Les prometo que habrá un espacial, pero deben esperar!

Good bye, nos leemos luego.

No deberías hablar con Extraños | Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora