~Parte Única~

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Genial, simple y sencillamente genial. Por tercera vez en la semana, el estúpido maestro de su estúpida última clase los dejó salir estúpidamente tarde. Tal vez esto no molestara/preocupara tanto a JiHoon si fuera en un horario de la tarde, pero ese no era el caso. A punto de ser las 11 de la noche, JiHoon se encontraba caminando solo por las calles de la cuidad en camino a su hogar, la razón de su paso rápido no era que lo estuviera esperando su departamento cálido con una cena junto a su pareja, no. Para empezar, no tenía ni perro que le ladre. Si no fue que desde hace algunos días, sentía una presencia no necesariamente buena que lo observaba y seguía.

Estaba a punto de colocarse sus audífonos cuando escuchó cómo unos pasos pesados lo seguían. Con rapidez volteó a ver de qué trataba, pero no logró ver nada a parte de unos tachos de basura. Negando con la cabeza, apresuró su paso e ignoró el hecho de que seguía sintiendo esa presencia detrás de él, pensó que a lo mejor era su imaginación o tal vez todas esas horas de estudio le estaban pasando factura.

Cuando se detuvo a "amarrar sus cordones" observó la figura de un hombre a más o menos unos 10 metros de distancia escondido nada disimuladamente en una pared. Con el corazón en la garganta, JiHoon empezó a trotar y meterse en calles que ni él conocía para despistar al tipo. Grave error, gatito, gracias.

Definitivamente llegó a su límite cuando escuchó el sonido de un auto a una velocidad imprudentemente alta. Corrió como si su vida dependiera de eso, y prácticamente lo hacía, volteando hacia atrás para ver si el auto o si el tipo aún seguían ahí cuando chocó con algo duro y terminó en el suelo. Pensó que su obstáculo era una pared, pero no podía estar más equivocado; ahí, delante de él se encontraba el chico raro de la escuela, Choi SeungCheol. Sí, ese que le dejaba "anónimamente" cartas dulces y peluches en su casillero, el que ponía chocolates en el banco de JiHoon todo los días del semestre, el que lo observaba todo el tiempo; aunque JiHoon no se diera cuenta, ese mismo. JiHoon tenía que admitir que siempre tuvo una atracción considerable y secreta hacia él. Lástima que Choi fuera un blanco de burlas por su pálida piel, sus anteojos redondos y su cabello un tanto largo y descuidado. Y como si eso no fuera suficiente, fue el hazmerreír del semestre cuando llegó el día de San Valentín a la Universidad con un oso de peluche y un ramo de tulipanes (las favoritas de su pequeño) más enorme que JiHoon a declararle su amor profundo y sincero. JiHoon realmente, realmente apreció que Choi dejara de lado su timidez para hacer tal declaración, pero no pido evitar dejarse influenciar por "sus amigos" y le dio una sonrisa en modo de disculpa a Cheol, escabullendo de ahí lo más rápido que sus piernas le permitían y dejando al pobre chico de anteojos con un ramo en el suelo, justo al lado de su dignidad y de su corazón.

Abranzando el torso del pelinegro, JiHoon exclamó -¡Cheol! Diablos, me alegro que estés aquí, un tipo estaba siguiéndome desde hace unos minutos y...- Dejó de hablar cuando Cheol no le devolvió el abrazo, sintiéndose extrañamente desprotegido. -¿Qué sucede? Cheol, tenemos que irnos, podría volver y...-

-Shh...para estar en una situación así, hablas demasiado. Creo que tenemos que hacer algo al respecto...-

-¿De qué diablos hablas? Vámonos, hay un maldito loco por aquí, tenem...- Guardó silencio cuando vio la expresión divertida de Cheol, para nada de acuerdo dada la situación.

-Tienes razón, hay que irnos.- La sonrisa que mostró hizo que JiHoon retrocediera para salir corriendo, pero Cheol fue más rápido y lo atrajo hacía sí; poniendo un trapo en la boca y nariz.

-Perdón, gatito.-

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Creo que nada había preparado a JiHoon para despertar atado de las muñecas a la cabezera de una cama con un increíble dolor de cabeza y un pijama muy suave sustituyendo a su anterior vestimenta.

Stalker |°JiCheol°|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora