–No tienes que disculparte. No es tu culpa, pero... ¿puedes salir? –supliqué aun luchando por contener mis lágrimas.
–No –él caminó hacia mí tras su seca respuesta y me tomó por las mejillas–. Pequeña bambi no llores. Iré más despacio la próxima vez. Lo prometo.
–Idiota... –suspiré–. No es lo que tú crees...
–¿Entonces por qué te has puesto así de repente? parecía que lo estabas disfrutando. ¿Me equivoco?
–No te equivocas, pero... ¡Ag! –gruñí y le di un empujón–. No quiero dar explicaciones ahora mismo, ¡¿puedes salir de una maldita vez?!
–¡De acuerdo! –él dio un paso atrás y la expresión en su rostro me dejó conocer su molestia–. Solo intento ser amable y soy maltratado... –levantó su ceja y resopló–. Como quieras.
Él dio media vuelta y caminó hacia la puerta, tomó la manija la cerró de un golpe tras salir, di un brinquito por el estruendo. Él estaba muy molesto y con razón. Debería ir tras él, pero... yo tengo mi propio asunto, me quité la toalla y volví a entrar en la ducha.
Después de darme una rápida ducha y calmar mis nervios, salí del cuarto de baño con cautela creyendo que Bloo estaría en la habitación, pero no fue así.
Me puse una camiseta vieja y un diminuto short de licra que suelo usar como pijama, me senté en la cama y miré fijamente el frasco de las pastillas para el dolor que estaba sobre el velador junto a la cama, el dolor palpitante de mi talón me exigía tomar una dosis doble de pastillas, pero no voy a tomar medicina, por lo menos no hasta unas horas más tarde. Estoy segura de que aún tengo licor en la sangre y ya han sido suficientes imprudencias hasta ahora, no quiero acabar en una sala de emergencias por intoxicación.
Bostecé, aún parecía ser muy temprano y seguramente no había dormido más de tres horas y por cierto... ¿Dónde está mi teléfono?
Dos golpecitos en la puerta me alertaron de la presencia de alguien.
–¿Quién? –pregunté desde mi cama.
La puerta se abrió levemente.
–¿Puedo pasar? –cuestionó Liz aun sin abrir por completo la puerta.
–Sí, pasa.
Liz entró en la habitación, su maquillaje gótico había desaparecido por completo y su cabello húmedo era señal de que acababa de tomar una ducha, pero lucía... como decirlo... ¿Elegante?
Vestía una falda recta ceñida a sus piernas llegando hasta la rodilla, una blusa blanca y chaqueta formal que hacía juego con la falda, además usaba zapatos de tacón.
–Estas cosas son tuyas –sonriente dejó mi mochila y ropa sobre la cama, luego estiró su mano.
–¡Gracias! –tomé mi teléfono de sus manos–. Empezaba a preguntarme donde lo había dejado...
–Lo dejaste en la habitación donde estábamos... bueno, ya sabes –sonrió–. Los demás siguen durmiendo allí, pero tus alarmas me despertaron –sonrió–, y gracias a eso no llegaré tarde a mi entrevista de trabajo... –me miró de pies a cabeza–. ¿Tú no irás a clases?
–¿Eh...? –la miré por un par de segundos hasta que pude organizar mis ideas–. ¿Qué... día es hoy?
Ella rio.
–¿Aun estás ebria? Es miércoles.
–¡Maldición! –me levanté de un brinco.
–Eh... no grites... –ella entrecerró sus ojos y puso una mano en su cabeza–. Tengo resaca...
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RUDE
Short Story"Sé que no soy buena para ti, ni tú lo eres para mí, pero ¿Qué debo hacer si te amo? Y tú... ¿Me amas?" ----------------------------------------------------------------- Una historia original y completamente escrita por GabyO Todos los derechos rese...