Seguí mirando aquella escena y de repente vi que el ejército español se acercó y empezó a golpear a algunos hombres pero ellos se defendieron, mientras tanto los soldados que empezaban a llegar me miraban y señalaban, la gente se plantó frente a la pirámide protegiendo la y protegiendo me a mi, fue en ese momento que dio cuenta que era el inicio de la guerra
-Es hora de pelar -dijo Acoalt desde adentro y traía una lanza en la mano
Afirme y empecé a bajar los escalones de la pirámide, eran muchos soldados españoles así que tuve que dejar la lanza y el escudo en el piso por el momento, saque el arco y empezar a disparar flechas desde arriba acertando siempre a mi objetivo, las personas abajo se defendían con lo poco que tenían y si no tenían con qué defenderse lo hacían cuerpo a cuerpo contra los españoles, cuando se me terminaron las flechas deje el arco y el carcaj, los cambie por el escudo y la lanza, en cuanto llegue los soldados se me vinieron encima, ellos tenían más que claro que yo era el objetivo para que esta rebelión terminará pero yo no me dejaría vencer tan fácilmente, los bloqueaba con el escudo y mataba a otros con la lanza, se empezaron a congregar más y más sobre mí y no me quedo de otra que luchar con todas mis fuerzas, rasguñe a uno y me di cuenta que aquellas garras del guante eran reales y realmente filosas.
La gente se unió a mí y poco a poco los soldados españoles se fueron acabando, uno de ellos supongo que era el capitán porque peleó conmigo fuertemente para lograr vencerme, en un movimiento logro tirarme, mi escudo cayo lejos de mi alcance y la lanza me la arrebato, sacó su arma y cuando me apunto para dispararme apareció Santiago y lo empujo provocando que cayera, pateo su arma lejos de él y empezaron a forcejear en el suelo, me levante, tome mis cosas y seguí peleando. Cuando algún español se le acerca a Santiago para tratar de separarlo de su líder yo intervenía enseguida, le cuidaría la espalda sin importar que. Santiago termino la pelea dándole una patada en el rostro al soldado para después matarlo con su propia arma. Esa fue la primera vez que vi pelar a Santiago seriamente, su fuerza era impresionante y tenía gran habilidad en batalla.
No sé cuánto duro la pelea, a mi se me hizo eterna pero logramos vencerlos, las pérdidas para nosotros fueron mínimas, pero para los españoles fue lo contrario, terminamos con ellos, las gente al ver que habíamos ganado levantaron sus manos hacia el cielo y daban gritos de victoria mientras me miraban sonriendo, me quede viéndolos por un momento y luego empecé a buscar a Santiago entre toda la gente, camine entre ellos y me abrían paso, felicitando me, agradeciendo y sonriendo me, le correspondía levemente pero seguía buscando a Santiago hasta que por fin lo vi, él también me estaba buscando, me quite la máscara y aun con la respiración agitada lo mire y le sonreí, el corrió hacia a mí, me cargo y giro conmigo en brazos
-¿Estas bien? -le dije mientras me bajaba al suelo
-Sí, ¿y tú?
-Bien -en eso vi que en su mirada apareció una mezcla de miedo y frustración
-¿Que...
-No, no es cierto -dijo mientras me mostraba la mano que tenía en mi espalda y estaba toda llena de sangre
-Tranquilo no es nada -dije tratando de tranquilizarlo
-Ven, vamos a curarte -dijo mientras me jalaba del brazo hasta la pirámide y antes de llegar a las escaleras nos encontramos a Acoalt
-¡Bien hecho princesa hemos ganado! –dijo alegre
-Lo logramos Acoalt -le sonreí
-Sí, pero ahora no puede atenderte Acoalt -nos interrumpió Santiago
-¿Qué pasa?
-Realmente no es nada
-La hirieron -dijo Santiago ignorando totalmente lo que dije
-¿Donde? -dijo Acoalt y se dirigió a mi herida-. No es nada, no te preocupes solo fue un rasguño -dijo dirigiéndose a mí
-Lo sé, es lo que le dije a Santiago, pero ya sabes como es - reí
-Solo me preocupo por ti
-Lo sé amor, no te enojes -lo bese fugazmente
-Si tranquilo muchacho - río Acoalt -,. Además aunque fuera de gravedad no le pasaría nada
-¿Cómo, a que te refieres? - pregunté confundida y él enseguida se puso serio
-Sí, aunque te hubieran clavado una estaca en el corazón no hubieras muerto
-¿De qué hablas Acoalt? -dije frunciendo el ceño
-Si es una broma no es para nada graciosa -dijo Santiago serio y preocupado
Él se quedó callado durante un momento, estaba nerviosa por lo que me fuera a decir, se que es algo malo, el miro a Santiago y luego a mí sin contestar
-Acoalt dime la verdad
-Esta bien, es solo que es algo complicado
-Basta de rodeos Acoalt, dime la verdad -le exigí
-Princesa...bueno la cosa es...es que en cuanto pasaste por la puerta de la pirámide dejaste de envejecer y nada en este mundo podrá matarte
-¿Qué? -dije atónita-, eso significa...
-Que ahora eres inmortal
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La última princesa azteca
Ficción históricaLa historia de una chica que luchará por su libertad y la de su país.