PRÓLOGO

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-- Dime, ¿por qué me haz guiado aquí? ¿Por qué estamos en este lugar tan oscuro?. --

Frote mis manos contra mis brazos, el ambiente era realmente frío y lugubre, las paredes parecian desechas, viejas junto con una pintura azul grisácea que iba despegandose, había incluso pupidres viejos, desarmados y oxidados por el paso del tiempo y con telarañas. Sin mencionar el lugar, la lampara de mi teléfono me alumbraba lo poco que podia ver, habían unas escaleras oxidadas que iban hacia abajo, supongo que el sótano tiene otro piso, más allá pude ver algunos palos de béisbol rotos y otros cubiertos por polvo.

Aquel lugar era espeluznante, no sólo por lo oscuro que estaba, si no porqué que había corrientes de aire frías donde no podían pasar, pues el lugar estaba cerrado, no había ni siquiera ventanas o calefacción.

-- Quiero irme. -- Dije, esperando a que Yami apareciera y que me llevara fuera de ese lugar, en realidad no me gustaba la oscuridad.  -- ¿Yami?. --

No obtuve respuesta, ni siquiera sabía si Yami seguía conmigo porque realmente no lo escuchaba o sentía que estuviera cerca.

Me gire para irme y al instante de hacerlo caí, grite del susto, pues Yami se me había aparecido enfrente de mi con la mirada completamente fija.

— Aquí estoy. No tienes que temer. — Me dijo. Su mano tomó la mía, la cual la había sentido fría, ¿se deberá a las corrientes frías que andaban por ahí? ¿Tendría frío?, no parecía ser así.  Parecía estar más acostumbrado al frío que al calor.

— Quiero irme. — Le dije. — No quiero estar aquí. —

-¿Por qué?. - Me cuestiono

-No me gusta la oscuridad. Y lo sabes, por favor vamonos. - Le rogué, pues ya  sentía que Yami ya tramaba algo. Además de que sabía lo que era.

-Pero quiero enseñarte algo. - Me halo hacia donde estaban las escaleras oxidadas.

Me asuste, el miedo se instalo en mi ser y lo percibió, de inmediato me solté de su agarre y comencé a correr.

Sin embargo.

—¡No debes de irte!. —

Grite tan fuerte cuando se me apareció de la nada, delante de mi. Me caí en el suelo tratando de frenar.

Yami me tomó de la camisa del cuello y comenzó a jalarme hacia las escaleras.

-¡Déjame!, ¡sueltame!, ¡¡AUXILIO!! -  Grite con lagrimas en los ojos, cuando ya estuve a las orillas de las escaleras. Yami me levanto sin mucho esfuerzo.

¡Me va a empujar por las escaleras!, ¡lo va hacer!, ¡me va a matar!.

- Yami... No... - Le supliqué con la mirada, el me la devolvió de igual forma y luego me soltó.

Trate de agarrarme de algo, pero no pude, hasta que iba cayendo sentiendo un fuerte dolor, uno tras otro en cada escalón .

Hasta que todo se volvió oscuro.

-"Encuentrame" - Escuché la voz de Yami a la lejanía. - "Y sálvame". -

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