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Después de un día laborioso de firmar contratos de venta de sus armas biológicas recién elaboradas, la junta con los villanos sobre temas realmente aburridos y sin importancia e intentar de no sufrir una fuerte migraña por el estresante asunto de P.O.I.N.T; finalmente el día había terminado, por lo que era el momento de descansar de un día largo y pesado. Entonces manda a una soñolienta Fink a la cama, acompañándola para asegurarse que no estuviera jugando esos curiosos videojuegos o estar conectada en el Internet a altas horas de la noche.

—Jefe... ¿Siempre estarás a mi lado?—pregunta un poco angustiada Fink acostada en su cama, mientras que el profesor Venomous la cubría con el cobertor colorido y cubierto de estampas de algunas figuras tiernas que le encantan a Fink, aunque su orgullo no le permite admitirlo.

—¿Qué?—pegunta Venomous desconcertado por las palabras de su adorable secuaz—. ¿Por qué preguntas eso, Fink?

Fink no responde, simplemente se aferra a su nuevo peluche de felpa que le compró Venomous hace unas semanas y desvía su mirada a otro lado, intentando no ver a su jefe. Venomous fruñe el ceño preocupado por la conducta de su pequeña secuaz. En los últimos días la actitud de Fink cambió drásticamente, seguía siendo la misma niña hiperactiva que le encanta hacer travesuras o entretenerse con los videojuegos, al igual que la convivencia entre ellos es normal; no obstante, existía momentos que en medio de la conversación o a la hora de consumir los alimentos, Fink estaba callada e inquieta, intentando decir algo demasiado importante pero el miedo y la inseguridad la dominaban, llegando a preocupar al profesor Venomous.

—¿Fink?—Venomous espera una respuesta, pero ve a su secuaz más nerviosa que los días pasados—. Fink, calma—le da una linda sonrisa con la intención de tranquilizarla—. Puedes decirme que ocurre porque no me enojaré contigo, así que puedes confiar en mí.

—...—Fink no suelta ni una sola palabra y un silencio incómodo invade la habitación; Venomous no quiere presionarla pero tampoco podía quedarse con los brazos cruzados, así que espera la respuesta con calma —. Una pesadilla...

—¿Una pesadilla?—pregunta desconcertado por la declaración de Fink, toma asiento en la orilla de la cama porque sabe que será una larga conversación.

—Sí...—la niña duda aferrándose más a su peluche siento un nudo en su garganta sofocándola, traga duro y dirige su mirada a su jefe, que este la miraba preocupado y al pendiente de lo que pronto iba a decir—. Un monstruo feo...—murmura con la voz quebradiza y unas pequeñas lágrimas se acumulan en las comisuras de sus ojos—. Un monstruo horrible y fuerte te atrapó con sus grandes garras, intenté detenerlo, lloré y supliqué para que te soltaran, en serio que hice todo lo que pude, pero no lo logré... Jamás te volví a ver jefe.

—Fink... ¿Por qué no me dijiste sobre eso?

Otro silencio incómodo invade en la habitación, el villano suspira con pesadez mientras Fink derrama las lágrimas que intentó inútilmente contener. Era difícil de explicar ese comportamiento, por lo general cuando Fink tiene una pesadilla lo que hace es levantarse asustada, correr hasta que los brazos del mayor la abracen para que se sienta tranquila, Venomous la acurruca por un rato mientras escucha la anécdotas de la menor y al final duermen juntos o deja la luz encendidas en los pasillos donde se encuentra la habitación de Fink cuando tiene mucho trabajo que hacer; sin embargo es la primera vez que Fink decide no hablar sobre su pesadilla. Venomous piensa por un momento, analizando la posibilidad que su secuaz decidió afrontar esos terribles sueños por ella misma y no interrumpirlo en sus actividades, aunque a él no le molesta en lo absoluto, de todas formas Fink sigue siendo una niña.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2019 ⏰

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