¡Es una buena propuesta!
Era una tarde en las hermosas calles Londinenses. Cerca del Támesis se encontraba un joven de cuerpo elegante como una figura geométricamente triangular, de hombros anchos y cintura pequeña que fácilmente encajaría bien en unas manos esbeltas y fuertes, el viento del cálido día acariciaba con mesura el bello y ondulado cabello castaño y aquel rostro de piel melocotón de casi una muñeca de porcelana y nariz perfecta del muchacho. Un hombre con basta y envidiable belleza, (cautivador ciertamente), el joven de procedencia Coreana estaba allí con su pareja, o bueno debía decir con su futuro esposo, para hablar con unos accionistas de negocios, él le acompañaba pero decidió aprovechar el crepúsculo afuera de las instalaciones.
Era extraño que un joven de apenas 25 años tenga de pareja a alguien de más de treinta como pareja y peligroso en los inicios del siglo XX, que era castigada esta unión, pero este compromiso fue aceptado porque Hoseok, el joven chico de porcelana, se vestía de mujer. No era porque le gustara, él quería sentirse y ser tratado como tal, pero debía guardar sus apariencias para que no lo alejaran de la única persona que le ayudó y aceptó su gusto; y debía aguantar el ser tratado como una muñeca de escaparate y vestirse con aquellos lujosos vestidos de licra y seda, solo para satisfacer a su compañero, que a pesar de sus reproches le salía con los mismo comentarios de...
"—¡¿A caso no quieres casarte conmigo?!—"
No podía negarse a eso, lo quería, era la persona que lo sacó de las calles y lo llevó a esa maravillosa ciudad, fue el único que creyó en él y lo comprendió, fue la persona que lo sacó de su cubo de soledad y le dio un hogar.
-¡Hoseok!—llamó el hombre tomando la atención completa del aludido—es hora de irnos, tenemos que alistar todo para esta noche—comentó muy contento al respecto, Hoseok le encantaba ver a su chico de buen humor, esa sonrisa radiante de dientes perfectamente blancos le hacían sonreír por igual marcándole en su rostro dos bonitos hoyuelos cerca de sus mejillas.
...
La noche estaba llena de vida, todos aquellos sitios comerciales yacían abiertos e iluminados con variedad de luces de colores que parecían dar presencia en el barrio. Grandes autos se acercaban a la entrada y de estos se bajaban hombres pulcramente vestidos, unos jóvenes, mayores, canosos (a veces de más de 70 años) y elegantes acompañados de bellas mujeres con vestidos de gala, joyas y maquillaje, pero prácticamente la mayoría de las chicas eran jovencitas menores de 30 años.
A simple vista Hoseok podía observar cuales eran las citas de una noche y no solo por cómo se vestían, sino como venían sus acompañantes, a veces en esos casos estas muchachas se volvían la pareja del Señor por capricho, la niña solo por el dinero y los hombres solo para demostrar y presumir cuantas mujeres caían a sus pies. Sabía incluso quienes son los que tenían más de una mujer y había muy pocos que eran muy fieles a su pareja.
La pareja de los Collet (una que admiraba bastante) se acercó muy amigables a su persona. El señor Collet ya de unos 77 años le saludó de un beso en su mano, como todo buen caballero, y la bella mujer de 75 años y de acento firmemente británico y dulce voz que parecía el cantar de un canario, le brindó un abrazo y dos besos en la mejilla muy contenta de verle.
-¿Qué tal te ha ido Hoseok? Vaya que no te reconocí cuando entré—mencionó con una sonrisa en sus hermosos labios rojos, debía admitir que a pesar de la edad de la mujer ella conservaba una belleza exuberante.
-¡Bueno, saben que no me llama la atención estar en estas ropas...!
Los Collet era la única pareja que sabían su secreto; resulta que a sus 18 años en la ciudad se podía perder con facilidad y en una de esas ocasiones conoció a la Señora frente a él, la mujer le ayudó a volver a la casa Elspeth donde había sido acogido por el Señor Aungus Elspeth, el tiempo pasó y una reunión de negocios los llevaron a verse de nuevo, pero esta vez con un Hoseok vestido de mujer. La Señora Collet se dio cuenta enseguida, esa sonrisa y ojitos brillosos nunca los olvidaría y ciertamente le cayó de sorpresa lo que el joven castaño hacía por la persona que decía amar. La Señora Leisy Collet le aseguró que su secreto no saldría de sus labios y lo ha cumplido hasta el momento, cuidando a Hope como si fuera un ángel guardián.

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¡Es Una Buena Propuesta! - [JUNGHOPE] O.S
FanfictionSinopsis: En el año 1905 en la hermosa Londres, vive un joven Coreano de ojos avellana y hoyuelos a los lados de su sonrisa, un joven que no es libre en su totalidad. Teniendo que vestirse de mujer para ocultar sus gusto preferenciales; está promet...