El Caballero: "Que sepan todos"

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Lo había conocido en un día mal planeado... Si así fue, ese día simplemente no había encontrado los ingredientes necesario para hacer lasaña y opté solo por hacer hamburguesas para comer, fue en ese momento, al llegar a la puerta del refrigerador en un supermercado que nuestras manos se encontraron. Ambos nos sorprendimos pero al final reímos.

— Lo siento, tu primero chico. — Dije al verlo. Un chico un poco bajo, cabello oscuro, mirada tierna y sonrisa pequeña pero bastante llamativa. Tomó una bolsa de hamburguesas y me paso una a mí en señal de gesto. — Gracias. —

— ¿Cómo preparas las hamburguesas? — Me preguntó.

— Pues como todas las hamburguesas. Pan con mayonesa, carne, lechuga, jitomate, cebolla, pepinillo, jalapeños, cátsup, mostaza. Y si quiero algo más que eso le pongo tocino, piña, jamón. Y a veces preparo una salsa de cacahuate con chile habanero. —

— Eso suena riquísimo, en mi casa solo los preparan de la manera tradicional, cuando quiero ponerle algo más siempre me ven con cara de fuchi. Ya que yo a veces le pongo salchicha o peperoni, también pimientos o incluso queso de nachos revuelto con salsa búfalo o bbq. —

— Lo tuyo también suena bastante delicioso debería de probarlo para variar. — Comencé a reír.

— Lo mismo digo. Bueno, nos vemos. — Me despedí de aquel chico sin saber su nombre pensaba que solo sería uno de esos encuentros casuales que no se volverían a repetir, creí que aquel chico solo era de verse una vez. Pero estaba equivocado ya que después de dos días lo volví a topar en mi trabajo.

— ¿El perrito es tuyo? — Estaba acariciando al canino de manera suave y tierna, eso se debía a que debía de tener cuidado ya que se trataba de un Rottweiler ya adulto. Ciertamente estaba nervioso por ambas situaciones. Tener un perro peligroso en el consultorio y tenerlo en frente de mí nuevamente.

— Tranquilo, Ares no es peligroso. Es la mascota de mi tía pero como se fue de vacaciones me encargó que lo trajera con un veterinario ya que ha estado un poco enfermo. Al parecer tiene un poco de vomito. —

— Oh, ya entiendo, veamos. — Comencé a revisar al perrito que pesaba casi 60 kilos, estaba en buena forma pero parecía tener una especie de infección por algo que había comido, muchas veces las enfermedades de los animales en comparación a la de los humanos no son tan diferentes.

— Tienes un nombre muy elegante. Eugenio Gales, veterinario. — El chico me sonrió de manera alegre y solo pude sentir como mi corazón se disparó al instante, trate de ocultar mi sonrojo concentrándome en el perro pero al final solo continué con aquella conversación.

— Aun no lo soy por completo, estoy cursando mis últimas materias y después mis prácticas. El doctor Gutiérrez me dio permiso para hacer mi servicio y poder poner en práctica lo que he aprendido. Por cierto ¿Cómo te llamas tú? — Pregunté un poco nervioso.

El Charro: "Pugna de Reyes"  (LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora