𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗

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Una voz. Una canción.

Dulce sonido de una melodía cautivante, tan sutil como un gentil susurro. Que llena de plenitud su corazón; sinfonía que se sintió caricia, tan suave como el aterciopelado pétalo de una rosa. Esa era su voz, un delirio de tentación.

[❀]

Miraba con palpable interés la delgada silueta sobre la madera desgastada del escenario en aquel auditorio escolar, deleitándose con la bella voz que aquel joven hermoso emitía.

Se encontraba tan sumido en la dulzura del canto que no se percató del par de ojos tan brillantes como zafiros lo observaban directamente, se perdio en los orbes del contrario, instante que para el rubio fue una fracción de segundo para Min Yoongi fue eterno, obligándose a si mismo a apartar la mirada ya que sintió que su acelerado corazón no podía sobre llevar tan íntimo gesto.

Pero algo en él hizo devolver la mirada al joven rubio quien aún no apartaba su mirada del pelinegro, un suspiro salio de sus labios sintiendo por sus venas correr un frío acogedor y su espina dorsal cosquillear, una sonrisa basto...

¡Esa sonrisa!

El bello interprete seguía inmerso en su genuina actuación, dejando entre líneas una invitación a algo prohibido

Algo pecaminoso a los ojos de Dios.

...

Y ahí su delirio comenzó, hundiéndose en un mar llamado:

Park Jimin.

[❀]

Deslizaba sus largos y finos dedos por las delicadas teclas del hermoso piano, dejando que la melodía fluyera junto a esos sentimientos reprimidos; melancolía.

Sin duda era la palabra perfecta para describir su tonada- Eso suena deprimente, no sueles ser asi Min -esa dulce voz calo hasta sus nervios taladrando sin piedad en su cabeza, sonrió y la canción cambio totalmente sintiéndola más armoniosa, más gentil, más llena de amor- ese es mi Yoongi.

Jimin se recargo en el pilar del escenario manteniendo su distancia, deleitándose con la melodía de ese día. Disfrutaba de ese tipo de momentos en los cuales lo veía en aquella sinfónica abandonada, donde podía ser él... Donde podía amarlo sin remordimientos, amarlo con locura.

Cerro sus ojos dejandose llevar por la música, permitiéndole a sus labios curvarse en una sutil sonrisa cuando dejó de escuchar al piano y enseguida sintió las cálidas manos de su amante acunarle el rostro y dejar un tierno beso en sus labios- Eres un hermoso pedazo de arte Park -la ronca pero suave voz del más alto le erizo la piel, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y se pego más al mayor- canta para mí, Minnie.

La desgastada y algo sucia tela de terciopelo roja en el piso de ceramica era su lugar favorito, ni el colchón de su cama era tan cómoda como ese viejo trozo de cortina; pero bien sabía que no era la tela si no la compañia quien hacia que todo aquello fuera más placentero.

La piel cosquilleando como si se tratara de quemaduras por donde los pares de manos tocaban ansiosas por reclamarse mutuamente, una fina capa de sudor que les perleaba y los supiros apagados en los belfos del otro, sus cuerpos unidos volviéndose uno. Volviéndose amor puro.

-La luna debe ser muy buena amiga ¿no lo crees?- el comentario le saco una risa a Yoongi para mirar después a su compañero y acariciarle con gentileza sus adorables mejillas- Ya lo creo, disfruta tanto de lo prohibido que se ha vuelto espectadora principal de nuestra historia -la sonrisa de Jimin se agrandó mas al oir la respuesta, Min siempre sabía como satisfacerlo hasta en él mas minimo aspecto y eso a Park le encantaba, no dudo dos veces antes de plantarle un beso cargado con todo ese amor guardado- Yo también te amo Minnie -sin duda esa noche la luna sería testigo del más puro y sincero amor entre dos hombres con todo en contra por el atrevimiento de sentirse aún cuando eran... destinados a no ser.

𝓢𝓲𝓷𝓯𝓸𝓷𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓔𝓼𝓽𝓻𝓮𝓵𝓵𝓪𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora