Elián se encuentra corriendo por las calles de Osaka, mientras una cortina de agua lleva cayendo desde hace unas horas por culpa de un tifón. Por temas desconocidos aún, la empresa esa semana entraba a trabajar por la tarde y se quedaban hasta altas horas de la madrugada. Eso les resultaba más rentable que levantarse a la madrugada y salir pronto.
Al llegar a edificio de su empresa, sube lo más rápido posible a su despacho, se quita la chaqueta, pero no hace realmente nada, el agua le había calado posiblemente hasta los huesos. Su pelo se encontraba mojado también, se quito su coletero y dejo su pelo mojado suelto esperando que el calor de la oficina se lo secará pronto.
Miro a su escritorio, entre documentos que había dejado ya listos el día anterior para ese día poder estar más tranquilo en la oficina, se encontraba una notita adhesiva de color amarillo.
“ Ven a mi despacho en cuanto leas esta nota ~Ayumu”
Nervioso cogió algunos documentos de los que ya tenía preparados para comenzar a llevar documentos a la gente, aunque esa actividad aún no se la habían asignado.
Toco dos veces a la puerta.
– Señor Ayumu, voy a entrar.
Dijo dudando si lo que había dicho estaba bien, igualmente, entro y se encontró Ayumu de pie, mirando la lluvia caer por los grandes ventanales, dando la espalda al escritorio y a la entrada.
Elián dejo los documentos encima de un escritorio aparentemente vacío, algo que le extraño al joven ver de esa mesa que tantas veces había visto.
– ¿Está bien señor Ayumu? – Pregunto el joven un poco preocupado por el mayor.
Para Elián ya no era secreto que le gustaba el señor Ayumu, por fin lo había aceptado. Pero no se atrevia a decir lo que sentía, no podía y no sabía porque, el sentía que él mayor también sentía algo por el. No estaba seguro se si solamente se trataba de una atracción sexual o también emocional. Solo sabía que le gustaba provocarle.
– Justo a quien necesito cuando necesito. – Musito el mayor si apartar la vista de las resbaladizas gotas del cristal. Elián se acerco despacio al mayor, quedándose cerca de este.
– ¿Alguna vez se ha enamorado señor Blanc?
Elián se alarmo mucho, su apellido era algo que apenas utilizaban si apenas era de vital importancia la pregunta.
– No... Lo se, no lo se. No estoy del todo... Seguro. Todo es nuevo para mí desde que estoy aquí. Hasta ahora... no sabia ni que tenía sentimientos señor Ayumu. - Dijo mirándolo tímida y disimuladamente.
– Entonces... ¿De quién se enamorado usted Elián? – Dijo girándose y clavando la mirada en la del pequeño.
– Y-yo... – Dijo solamente el menor antes de ser interrumpido por unas manos en sus caderas, sabía que Ayumu le encantaba hacer estas cosas, le encantaba provocarle y hacerlo sentir nervioso.
– Mejor lo pregunto de otra manera... ¿Está enamorado de mí Elián Blanc?
– Y-yo... N-ns… no … no.... – dijo intentando no decir lo evidente, le encantaba el mayor.
– ¿Por qué siempre eres así? ¿Por qué siempre intentas ocultar la verdad de tus sentimientos?
– Yo... – Dijo mirándole al mayor a los ojos mientras su distancia se acortaba.
– Vale... Suponiendo que sea verdad ese no de antes, que ambos sabemos que no lo és... – Paro y le acaricio él labio a Elián mientras sonreía.– No vas a seguirme si te beso.
– ¿¡.. –antes de poder emitir algún otro sonido, el joven se encontró con los labios del mayor en los suyos.
Intento no seguir el beso, pero ya era tarde, antes de darse cuenta ya estaba devolviendo el beso al mayor, cerrando los ojos y disfrutando todo lo que en ese momento estaba sintiendo, disfrutando de esos finos labios pero cómodos, sin prisas y un ritmo tranquilo.
No sabían cuanto tiempo habían estado así, solo, Elián termino sentado en el escritorio con la corbata floja mientras que ambos tenían el pelo despeinado y los labios inchados por el largo tiempo que se estuvieron besando, y con el corazón descontrolado y lleno de sentimientos.
– Señor Ayumu… Me gusta... – dijo sonrojado mientras apoyaba su frente en la frente del mayor – Y me gusta mucho. – Sentenció y sello esas palabras con otro beso.
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¿Alguna vez...?
RomanceLas gotas de lluvia resvalaban por los grandes ventanales del despacho del mayor, mientras este miraba perdido el recorrido de estas. Por otra parte el subordinado y menor anda correteando por las calles, esperando no llegar tarde. © Todos los derec...