Una fría mañana se abría en Tokio. Pese a la torrencial lluvia había gente valiente que se atrevía a deambular por los barrios de la ciudad. El tráfico era lo único que nunca fallaba. Lejos del centro, en un distrito sosegado y siempre en calma, la lluvia no era un problema para un par de buenos amigos que habían decidido vivir juntos para tratar cierto trastorno del que era el más bajito de los dos que se encontraba acurrucado en la cama entre cuatro mantas gruesas, un par de sábanas de franela y varios cojines a su alrededor.
Encontrarlo en aquella cueva improvisada de tela no era nada raro para Phinks, que siempre se levantaba temprano para hacer el desayuno. Rascándose la barriga con un evidente sueño todavía encima, pensó en darse una ducha de agua caliente aprovechando que aún le quedaba tiempo hasta que Feitan decidiera dar señales de querer establecer contacto con el mundo. Por su baja estatura y ese cuerpecillo tan pequeño, Feitan gozaba de la ventaja de poder meterse en lugares inaccesibles, tan inaccesibles como esa cueva que Dios sabrá cómo había hecho encima del colchón y dormir tan felizmente. El caso es que cualquier rincón era perfecto para él.
El agua bajaba en tal cantidad por las ventanas que hasta parecía estar ahí por pura decoración como en los restaurantes de prestigio con elegantes muros de cristal por los que caía agua simulando bellas y suaves cascadas. A Phinks le gustaban los días de lluvia, le daba la sensación de que el tiempo se paraba y que el mundo se relajaba, algo con lo que su compañero de piso discrepaba mucho. Pero no todo era bueno en días de lluvia precisamente y eso Phinks lo sabía mejor que nadie.
Feitan era como un pequeño angelito caído del cielo, sólo que en realidad no era tan angelical. En días con este clima, Phinks debía tener una atención especial con el pelinegro, que se quedaba dormido en cualquier parte y momento. Las veces que llegaba a perderle de vista eran innumerables y cada vez que pensaba en ello se ponía a temblar. Además tratar con el Síndrome de Diógenes de su compañero era una lucha constante para que su casa no se llenara de basura, de objetos inútiles y que en el proceso tampoco hubiera mal olor. Mantenerla limpia era la primera prioridad desde que Feitan pasó a estar bajo su cuidado.
Preparando el desayuno después de terminar con su ducha, escuchó la puerta del cuarto de Feitan abrirse y un golpetazo bastante sonoro. Preocupado, optó por ir y echar un vistazo.
- ¿Fei? – Ya se había acostumbrado a llamarle así desde que el pelinegro se lo permitió. La confianza entre ellos mejoró mucho durante los dos últimos años aunque Phinks sabía que Feitan aún le ocultaba cosas sobre su vida privada, cosas que no tenía prisa en saber. - ¿Fei, te has...? – Cruzó la esquina del pasillo de la primera planta después de subir las escaleras. - ¡¡Fei!!
Casi corrió como un huracán al ver la escena que sus ojos negros le mostraron. Le recordó mucho a cuando le conoció por primera vez. Feitan estaba en el suelo, con la mano manchada en sangre tapándose la nariz tanto como podía intentando contener, inútilmente, aquel líquido escarlata que se escurría con facilidad de la presión que ejercía.
- ¡¿Qué ha pasado?! – Preguntó alarmado.
- Quise abrir la puerta y... me empotré de lleno con ella...
- Te tengo dicho que no duermas tan a oscuras, mira luego lo que te pasa. – Tuvo que regañarle como si fuera un niño. – Ven anda, déjame ayudarte.
Feitan liberó su nariz de la presión de su mano, pero por poco tiempo. A Phinks no le dio asco tener que tocar su sangre con tal de echarle un cable. Caminando casi como un zombi con las manos por delante para no ensuciarse, Feitan bajó con cuidado las escaleras junto al más alto y fue al baño. Tuvo que hacer uso de un pañuelo seco mientras Phinks llenaba un pequeño recipiente con agua para que Feitan pudiera lavarse, dejando que el rubio se ocupara de su nariz y su escandalosa pero abundante hemorragia.
![](https://img.wattpad.com/cover/198739411-288-k82266.jpg)
YOU ARE READING
Two Become One [Crossover - Hunter x Hunter & Air Gear]
FanfictionPhinks es el típico trabajador japonés que se ha independizado de su familia y comenzado a vivir solo en un ático a poca distancia del centro de la ciudad de Tokio. Desde hace un tiempo, su soledad se ha visto interrumpida por la llegada de cierto c...