31 - A kiss after a small rejection

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-¿Así que no te dijo por qué no podía venir?

-A ver, probablemente sí que me lo dijera. Y seguro que tenía una buena razón, es Lan Zhan, siempre tiene una buena razón para todo lo que hace. Pero me entró la bajona y la verdad es que dejé de prestarle atención a la conversación.

-No, si tú también eres de lo que no hay.

-¡No es culpa mía! Llevo más de medio año sin verle. -Wei Ying suspiró apesadumbrado, encendiendo un cigarro. A su lado, Jiang Cheng iba por la mitad del suyo. El matemático no sabía si mirar a su hermano con desaprobación o con compasión-. La verdad es que esto de la relación a distancia me está empezando a pesar más de lo que me gustaría admitir. Y que rechazase mi invitación... bueno, no ha sido muy agradable.

-¿Tengo que ir a partir piernas? Porque puedo hacerlo.

-¡No! Lo que tienes es que dejar ese hábito.

Dándole una calada al cigarrillo, Jiang Cheng bufó. A las once de la noche en Copenhague ya no quedaba ni un alma por la calle, no por su barrio al menos. El centro era otra historia, pero no les apetecía andarse moviendo demasiado. Al norte de Europa no se le conoce por su vida nocturna precisamente, y eso era algo que Wei Ying había aprendido a base de encontrarse bares cerrados cuando tenía ganas de fiesta. Jiang YanLi, su marido y su hijo descansaban en el hotel, preparándose para el sábado de turismo intenso que les esperaba. Wei WuXian había ido a recoger a su familia al aeropuerto, los había llevado a cenar a su restaurante familiar danés favorito —que le encantaba sobre todo por sus ofertas y por sus nachos con salsa picante, algo que realmente no era para nada danés— y luego los había acompañado de vuelta al sitio donde se alojarían. Cuando se estaban despidiendo, su hermano decidió que quería dar una vuelta con él y despejarse, ponerse al día y charlar un rato. Se traía algo entre manos, sí, pero el alicaído investigador no era capaz de darse cuenta de sus intenciones ocultas. Quería hablar con él seriamente, lo necesitaba. Quería confesarle que se estaba planteando una ruptura, que era incapaz de soportar la distancia, pero en cuanto trataba de pronunciar las palabras malditas, estas se atascaban en su garganta. Se le hacía imposible el hablar del tema.

-Bueno, ¿y a ti qué tal te va con XiChen-ge? -Cuestionó mientras daba una calada, la segunda, tratando de distraerse con cualquier otra cosa.

-Ah, rompimos. Hace dos meses.

-¡¿Qué?! -Sorprendido, Wei Ying se atragantó con el humo del cigarro, estallando en tos-. ¿Por qué?

-A ver, ni siquiera llegamos nunca a estar juntos exactamente.

-Pensé que llevabais más de tres años saliendo.

-Fue un lío muy largo, pero nunca formalizamos nada, la verdad. Hemos quedado como amigos y todo bien, de vez en cuando salgo con él a tomar algo. Es solo que el tema romántico entre nosotros no... no fluía, no sé.

-Vaya... Lo siento.

-Ni te rayes. Nos llevamos bien, y estoy contento soltero.

-¿Seguro? Tengo un compañero de máster que...

-Lan Huan fue una excepción. No soy gay, ¿vale? No soy ni bi. Y no quiero oír ni una palabra más al respecto.

-Vale, vale. -Hizo amago de dejar el tema, pero su sonrisa maliciosa no opinaba lo mismo-. ¿Y con HuaiSang qué tal?

-¡¿Te ha contado que nos enrollamos la semana pasada?!

-No, pero tú acabas de confesármelo.

-¡Wei WuXian!

Las estruendosas risas del de biomédica llenaron las vacías calles, arrancándole a su hermano una media sonrisa que quería nacer muy en contra de su voluntad. Como prefería verle así que deprimido —muy a su pesar— le pegó una patada sin fuerza en el culo y cambió de tercio.

-No hablemos de mí, joder. -Masculló tras revisar su móvil. Ya estaba listo-. Cierra los ojos. Tengo una sorpresa para ti.

-¿Me has traído un regalo? Qué bonito, si al final me quieres y todo.

-Cierra la puta boca y los putos ojos.

-A sus órdenes.

Con cierto tono cantarín, Wei Ying acabó por obedecer. Logró mantenerse quieto unos instantes, el tiempo suficiente para que su regalo sorpresa llegase. Empezaba a impacientarse cuando un copo de nieve se posó en su nariz, y de pronto ¡pum! No se lo esperaba, pero unos brazos le envolvieron en el abrazo más cálido que cualquiera podría pedir en pleno enero. Su corazón dio un bote dentro de su pecho, un bote y varias vueltas de campana. El olor a sándalo le transportó en un segundo de vuelta a China, a Gusu, al piso en el que tantas noche, tardes y días había pasado. Sin atreverse a despegar los párpados, el joven investigador sintió sus ojos humedecerse al notar sobre su boca el familiar peso de unos labios conocidos. Fue dulce. Fue suave. Tuvo un sabor a disculpa. Una lágrima que era casi de alivio rodó por su mejilla, suicidándose solitaria ante ese encuentro tras el temido rechazo.

-Abre los ojos, Wei Ying.

Estaba allí. Lan Zhan estaba allí, mirándole como si fuera lo más bonito del mundo. Lan Zhan estaba allí y, desde una esquina de su visión, Jiang Cheng trataba de contener una sonrisa genuina. Wei WuXian no supo a quién abrazar primero, así que acabó atrapando a sus dos chicos favoritos y estampando un sonoro beso en la mejilla de ambos.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora