Llegamos a Los Ángeles y yo cada vez estaba más emocionada, volvería a ver a George después de tanto tiempo.
-¿Te pasa algo?-Brian tocó mi mano y me di cuenta de que estaba moviendo la pierna con nerviosismo.
Lo miré parando.
-Sí, es decir, no.-sonreí.
-No soy tonto, Samala.-rió levemente-¿Qué ocurre?-me dio un beso en la mejilla.
-Nada.-abrí una revista mientras aterrizábamos.Ya en casa, ordenamos todo.
-Chicos, esta noche terminamos haciendo de teloneros para The Beatles.-Andrew me miró y bajé los ojos.
Les hizo ilusión aunque algunos recordaron lo que pasó conmigo.
-¿Es por eso?-Brian se sentó a mi lado en la cama.
-¿El qué?
-Vas a volver a ver a George.-me miró.
-No digas tonterías...-suspiré-Hay que prepararte.-me levanté.Llegamos al recinto, mi corazón golpeaba con fuerza y no dejaba de mirar alrededor.
-Ahí está.-Brian me tocó el hombro y lo miré antes de acercarme al guitarrista de Liverpool.
Suspiré mientras caminaba hacia él.
Nuestros ojos se conectaron, abrió los brazos y no dudé en tirarme a ellos. Correspondí su abrazo con la frente en su hombro. Ninguno habló pero no era necesario, pensé que nunca volveríamos a vernos y esos segundos fueron muy especiales como para estropearlos con palabras. Su corazón retumbaba en el mío y casi parecía que latían a la vez.
-Sami...-susurró y lo miré sin soltarlo.
-Me alegro de verte.Se acercó para besarme y giré la cabeza, recibiendo sus labios en mi mejilla.