Un día en el parque

10 1 1
                                    

Un día caminaba un hombre por el parque central de su ciudad, estaba todo tranquilo, los perros jugaban, una familia almorzaba sentada en una manta, una pareja de ancianos le da daba de comer a las palomas sentados en una banca, mientras que nuestro protagonista Roger caminaba tranquilo sin pensar en nada mas que la tranquilidad del parque hasta que de pronto se tropezó con algo en el camino de bladosas grises y desgastadas.

- ¿Qué a sido eso?- Se pregunto volteando hacia abajo, debajo, el objeto que había pateado se asomaba escondido debajo de la valla de arbustos, era una especie de caja de metal, sin nada especial, caras lisas, sin ningún dibujo, bien podría ser una caja metálica para cigarrillos, el hombre la estudio para ver que tenia un candado pequeño cerrándola pero con el golpe que le dio se había roto el cerrojo, de ahí el hombre decidió abrir la caja de la cual salio una bruma de color tinto que se formaba alrededor de el ennegreciendo sus alrededores hasta que estar completamente cubierto de ella después un ente fantasmagórico de color azul celeste salio de la caja anunciando su llegada.

- Muchas gracias extraño, dado que me liberaste de mi encarcelamiento permitéme hacerte un favor a cambio en muestra de mi gratitud.

- ¿Qué?- Decía el nombre confundido y asustado- ¿Acaso eres un tipo de genio o algo así?

-Se podría decir que si- Decía la entidad sin cuerpo con una voz grave.- Puedo concederte cualquier deseo que me pidas.

-¿Solo uno? ¿No eran tres?

-Esta bien, te concederé 3 deseos si así lo quieres.

-¿Hay algún tipo de regla?- Decía aun el hombre sosteniendo la caja.

-No, puedes pedirme lo que tu quieras.

-Bien, ¡ENTONCES DESEO SER MILLONARIO!.- Grito el hombre extendiendo los brazos, el ente brillo un poco y le dijo.

-Listo, ahora eres millonario, ¿Cuales serian tus otros dos deseos?- Decía el ente moviéndose alrededor del hombre.

-Espera, aun no se si soy millonario.- el hombre comenzó a correr atravesando la bruma de su alrededor, corriendo a toda velocidad a su casa que se encontraba unas cuadras delante, cruzando todo el parque, después de correr unos minutos llego sin aliento a su departamento y al abrir la puerta una pila de dinero se desplomo sobre el, sepultándolo en billetes, el hombre simplemente se regocijaba de felicidad lanzando el dinero hacia arriba y riendo a carcajadas, los vecinos salían de sus respectivos departamentos a ver cual era el alboroto y solo lo veían tirando en el piso jugando con el dinero.

El hombre junto todo el dinero que se había escapado y lo lanzo dentro del departamento para cerrar la puerta, dentro solo se divertía al ver todas las paredes, muebles y el piso cubierto de tanto dinero que le era dificíl caminar.

-Vaya que si es mi día de suerte.-Pasado el rato, unas horas después de su llegada alguien golpeaba fuertemente su puerta, el hombre camino hacia ella para abrirla pero antes de poder poner la mano sobre la perilla fue derribada y un grupo de policías entro con las armas arriba.

-Las manos donde pueda verlas.-Decía el policía que había entrado primero.

-¿Que? ¿Porque?-Decía el hombre asustado.

-Manos arriba dije.-El policía se le acerco y de un golpe lo tiro al piso, le dio la vuelta y lo esposo.

-Queda detenido por fraude y robo de todos los bancos de la ciudad.-

-¿Que? ¿Como demonios voy a hacer eso?- El policía lo levanto para sacarlo del departamento.

-Tiene derecho a guardar silencio y lo que diga podrá ser usado en su contra, tiene derecho a un abogado y si no puede pagarlo el estado le proporcionara uno.-Después de ser arrastrado todo el camino hasta la patrulla fue llevado directamente a la comisaria.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 10, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuento cortoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora