vagón de prefectos

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Ernie MacMillan era prefecto de Hufflepuff, Draco era un prefecto de Slytherin que se encontraba en los puestos en diagonal a él, Eliza MacMillan era la melliza molesta de Ernie, no era prefecto pero seguro que entro al vagón como si lo fuera, con un portazo violento. Su rostro tan sonrojado que parecía que no respirara, sus ojos pintados de in tono similar, brillantes por lagrimas que parecían continuar acumulándose, sin importar que un sin fin de ellas caían por sus mejillas, continuaban rebalsando. Su hermano Ernie la acogió bajo su brazo, dándole apoyo y a la vez espacio para que hablara cuando quisiese. Aunque las lagrimas no cesaban, era un llanto tranquilo, su respiración no estaba agitada y el color rojo de su rostro era únicamente porque se sonrojaba fácilmente, tenía rosacea.

Secó sus lagrimas cuando dejó de llorar y se alejo un poco de su hermano, de modo que pudiera verle a la cara.

—Termino conmigo.

—Honestamente, no sabía que estabas saliendo con alguien, pero lo lamento, de todas formas, el no merece tus lagrimas.

—No se que hice mal. Me dijo que me quería, que era la chica mas linda del colegio, que era especial y que era única y hoy me terminó, hace menos de media hora. ¿Crees que no soy suficiente?

—La gente miente.

No pudo evitar la decepción ante la respuesta de su hermano; ojalá hubiera dicho que si era suficiente, pero en cambio "la gente miente" implicaba lo contrario, implicaba que no era la mas linda del colegio, ni que la quería, ni que era especial. No es que necesitara que eso fuera objetivo, pero deseaba profundamente, mas allá de sus pensamientos más inconscientes, que alguien pensara así de ella, que alguien la adorara, si es que se atrevía a ponerle ese nombre. No era consciente al respecto, por lo que en vez de comprender que su llanto y tristeza se debía al deseo de ser apreciada, pensaba que se debía a que el chico de sus sueños había roto su corazón. Eliza MacMillan realmente se convencía de que amaba a cada chico con el que estaba.

—Supongo que si.

—¿Quien era el chico, de todas formas?

—Se llamaba Joseph Reeves.

—¿De tu curso?

—Si, pero era de Gryffindor. Quizás no era lo suficientemente valiente—bromeo al respecto, intentando mejorar su propio animo.

—Eli eso es solo un estereotipo, estoy bastante seguro de que la valentía no es lo único que le interesa a los Gryffindor—respondió, sonando como un verdadero aguafiestas.

—Quizás solo no soy suficiente.

—¿Cuanto tiempo llevaban saliendo?

—Oh no, no estábamos saliendo—Ernie la miro interrogativo, y ella continúo—. Es decir, él me besó una vez que nos juntamos en el verano, hace como un mes, y en los siguientes días también, y cuando estábamos todos juntos me abrazaba, incluso dormimos juntos algunas noches. No era nada oficial, pero—Ernie la interrumpió.

—Entonces no terminó contigo, no eran nada.

—Pero yo creí que me quería, él me dijo que me quería.

—Eliza, que vamos a hacer contigo, tan enamoradiza y sentimental—le pregunto, retóricamente.

Ernie no lo decía con intención ofensiva ni nada cercano, pero a oídos de Eliza sonaban como cualidades malas en aquel momento, porque él lo hacía sonar como si eso la convirtiera en una carga, pero lo que era peor, es que, hasta cierto punto, era verdad. Ante el mas mínimo gesto de generosidad, no, ni siquiera generosidad, decencia, creaba un escenario en si cabeza donde idealizaba a esta persona, se convencía de que lo amaba, y lo peor es que, por un par de semanas, todos parecían ser el chico perfecto, antes de anunciar que no estaba funcionando y que no querían seguir.

Eliza MacMillan era la princesa de Hufflepuff, pero de un modo totalmente diferente al de Draco siendo el principe de Slytherin. Ella era simplemente el estereotipo de su casa encarnado y llevado a la realidad, los chicos la adoraban, según lo que había escuchado Draco, porque la consideraban fácil, oh como amaban los chicos hablar de ella y de cuantas cosas le habían hecho; en más de una ocasión había escuchado como los muchachos hablaban sobre que una sola estupidez romántica bastaba para tenerla a tus pies, significado literal implícito. Las chicas también parecían adorarla porque Eliza era la clase de chica que estaba invitada a todas las fiestas, que llegaba y bailaba sola en el medio del salón, que hablaba con desconocidos y los hacía sentir como si fueran amigos de toda la vida.

Eliza era la clase de chica con la que Draco nunca conversaría, ni siquiera para pelear, porque simplemente así de abismal eran las diferencias, y por diferencias no es que fueran polos opuestos, pero eran absolutamente distintos, de casas que no parecen encajar de ningún modo, ni para bien ni para mal, y de círculos sociales tan distantes que nunca colapsarían. Ninguno estaba preocupado por eso, de todas formas, porque la relación era tan inexistente que ni siquiera se les pasaba por la cabeza el otro.

Flores para ti [Draco Malfoy's fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora