Morsi che lasciano cicatrici

98 7 1
                                    

Prompt: Travel

El sentido común dictaba que si un omega se encontraba entre un grupo de alfas jóvenes conviviendo en cercanía durante largos lapsos de tiempo, en algún momento el celo de dicho omega se iba a descontrolar, era una de esas cosas enseñanzas dadas desde temprana edad en cuanto se conoce el segundo genero de cada persona, lo aconsejan las madres preocupadas mientras cierran sus escotes hasta el cuello, viene bien explicado en los grandes anuncios en las escuelas con toda esa información sobre responsabilidad y es pregonado como gran verdad por los padres y sacerdotes de las tantas iglesias en Italia.

Bruno Buccellati se caracterizaba por su buen juicio, gracias a esa característica ascendió a capo pese su joven edad, por tanto, habría deducido que no solamente el estar conviviendo en cercanía desataría un celo muy escandaloso, sino el estar por meses viajando apretados presionaría demás a dicho omega, el problema era que al tratarse de Narancia podía llegar a ser demasiado, exageradamente permisivo. Tampoco el menor solía poner de su parte, se aprovechaba del instinto protector casi maternal de su líder para salirse siempre con la suya y seguir a su héroe hasta el fin del mundo si era necesario.

Tenían poco más de un mes yendo y viniendo por toda Italia en su misión de proteger a Trish, viajando en trenes en su mayoría del tiempo, hospedándose en hoteles casi vacíos donde se debían meter en equipos de dos o tres personas al azar por si atacaba algún enemigo, manteniéndose en movimiento mientras Buccellati hacía malabares por cumplir al mismo tiempo con sus deberes del capo de Nápoles a distancia, quizá por eso se olvidó de Narancia y su terquedad de no ver la condición omega como un obstáculo en su vida.

Claramente lo era.

Esa mañana en pleno verano Giorno se sintió incómodo en cuanto vio a Narancia salir de Coco Jumbo junto a Trish para desayunar.

-Buenos días -prácticamente jadeó sentándose entre Fugo y Mista, siendo ambos betas se sentía tranquilo con ellos.

Trish arrugó la nariz acomodándose en el otro extremo de la mesa, Giorno quiso hacer lo mismo, lamentablemente era demasiado cortés. El olor a hojas frescas de naranjo pronto sería insoportable para ellos dos, los alfas más jóvenes del equipo.

-¿Debería ir por Buccellati? -preguntó Mista con cierto sentido de urgencia, olvidándose por completo de su desayuno a medio terminar, igual Sex Pistols se encargarían de desaparecer la comida sin preguntar siquiera.

-¿Por qué? ¿Pasó algo?

Narancia parecía genuinamente confundido.

-No te hagas el tonto -regañó Fugo levantándose de su asiento-. Incluso Mista y yo podemos olerte, tienes suerte que Giorno y Trish puedan controlarse tan bien a sí mismos, de lo contrario ya estarías arrepintiéndote por venir aquí. Yo voy por Buccellati, Mista, si alguien se acerca babeando o con una expresión desagradable le coses a balazos la entrepierna.

-¡Entendido! -exclamó número Uno sin esperar la aprobación de su usuario.

-No, espera Fugo, anoche estábamos hablando de partir hoy a Cefalù, no quiero ser un estorbo en la misión.

-No eres un estorbo, estas son cosas que pasan -Fugo utilizó su tono de voz más conciliador, luego desapareció por el pasillo del comedor.

-Merda -se quejó Narancia desparramándose sobre el respaldo de la silla.

Lucía cada vez más acalorado, el sudor emanando de su frente al cual agitaba aire tratando en vano de refrescarse no hacía sino empeorar la situación, Giorno no pudo evitar cubrirse la nariz con la muñeca de la manga, centrando la atención de los tres presentes en él.

Morsi che lasciano cicatriciWhere stories live. Discover now