La suave brisa de primavera sacude tímidamente el largo y oscuro cabello de Jungkook, el azulado cielo le llena los pulmones de pasajera inspiración, aquella inspiración le hace dar pequeñas pinceladas de vivos colores, tan vivos como aquella ciudad tan llamativa, la cual durante largos meses ha llamado su cálido hogar, su único refugio, un lugar donde las estaciones del año no yacen dormidas en su corazón, un lugar como aquel le llena y le vacía el alma de una dulce manera, porque París le acariciaba manchando su piel de inspiración, pero agrietaba nostálgicamente su puro corazón.
Porque Jungkook esperaba ser como aquella torre de metal, tan eterna y enamorada de su ciudad natal, porque aquel azabache quería enamorarse y sentir que nunca se está tan lejos del cielo cuando estas con la persona indicada, el amor de tu vida, aquel chico de pinceladas suaves esperaba ser amado y amar como otros no han hecho, Jungkook guardaba su propio deseo de amor entre sus miedos y metas gastadas.
Y es que es tanta la distancia con aquella fascinante torre, que el pequeño corazón de Jungkook late con dudas, tan amargas y enigmáticas como aquella figura de metal, ¿Cuántas veces abra visto aquella torre aquel amor que las parejas enamoradas juran dedicarse?, cuantas podrá haber visto para sentir que París huele a amor, un tan puro y único, que aquellos días no solo olían a primavera, eran una bella mezcla de sentimientos y promesas de amor, olía a amor y aquello era lo único que Jungkook jamás había olido tan profundamente.
El delicado azabache da su última pincelada que un fino color azul, soltando un exhausto suspiro cuando ve su armoniosa obra de arte terminada, la torre Eiffel en su mayor esplendor jugando entre las acolchonadas nubes y el brillante sol, es esa ciudad tan delicada como aquella pintura la que le abraza todas las mañanas, recordándole la triste armonía de su vida sin amor.
Jungkook es de aquellos pintores que se enamoran de sus obras y de lindos paisajes románticos, es de aquellos que desean contemplar eternamente al amor que le acompañe para toda su vida, sin embargo, son deseos ansiosos y dolorosos, cupido parecía no querer mostrarle la belleza del amor, ni siquiera en aquella vasta ciudad, donde las flores nacen gracias a la suavidad del amor, donde la primavera traía consigo a las parejas eternas y duraderas.
Y es allí cuando su corazón pide a susurros olvidar aquel triste sentimiento, el fino abrigo de Jungkook cubre su delgado cuerpo y camina, camina tan lejos de su hogar, tan lejos como para olvidar a aquel desolado Jungkook que pinta para saciar sus ganas de saber que es el amor, aquellas pinturas era su elegante forma de alejarse de aquel bello sentimiento, pero había frías noches donde las efímeras estrellas susurraban con duda, donde estaba el amor de su vida, y él con su mirada triste tan solo negaba, jurándoles que algún día las mariposas de su estomago aparecerían.
Sin embargo, aquel día parecía tan lejano, que los años pasaban, las horas volaban, y el sentimiento se desvanecía, tal vez, solo tal vez el amor nunca correría hacia él, y aquello secretamente le destruía, ¿por qué dolía?, Jungkook ciertamente no lo sabía y quizás jamás lo sabrá.
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La noche se posa en el estrellado firmamento, el cual mira tenuemente a aquel lindo chico de enigmáticas dudas amorosas, Jungkook se encuentra apreciando con ojos amenos a las cálidas parejas que colocan el lindo sello de amor en aquel puente del amor.
Y sonríe con tristeza, porque es lo único que puede hacer, es lo único real que su corazón logra expresar, y es que Jungkook se sonríe a sí mismo de aquella triste forma, por no poder amar y ser amado, en aquella estrellada noche su esperanzada alma anhelaba poder conocer el color del amor, su sabor, y sobre todo conocer el porque se ama y jamás se deja de hacerlo.
—Nunca pensé que apreciar el amor pudiera ser triste para algunos. — murmura una gruesa y suave voz rozándole el corazón, aquel que late despacio y tan tenue, que prefiere no voltear y seguir preguntándose en la profundidad de su existencia si la vida les daría la razón a aquellas palabras tan ciertas.
—Has oído alguna vez aquella frase que dice "el amor huye de aquellos que lo persiguen... — sus labios dejan de modular, y tranquilamente Jungkook escucha a aquel extraño recitar por él.
—"y persigue a aquellos que huyen de él" — se le escucha reír melodiosamente, es cálido, por alguna extraña razón, se siente cálido escucharle hablar, y es allí cuando siente la hermosa curiosidad de poder conocer a aquel desconocido.
y todo parece detenerse, el tiempo no existe y por primera vez su estómago se retuerce, sus ojos brillan y las estrellas parecen reír por aquella sensación tan nueva e inmortal, aquel chico de ojos tan azules como el cielo y su sonrisa tan enigmática como su corazón latente, le atrapa, le sonríe y Jungkook lo único que puede hacer es caer en aquel hechizo tan magnífico y soñador como aquel desconocido chico.
Jungkook sonríe para aquel chico, de forma dulce y amena, su sonrisa es cordialmente correspondida, aquella pequeña curva que se posa en sus mejillas es tan brillante como la luna que hoy se posa en aquel cielo oscuro.
—Kim Taehyung. — la larga y suave mano del rubio toma con calidez la de Jungkook, aquellas dos manos lucen como un nuevo hogar, tan iguales y encajables, que jungkook tan solo logra cuestionarse ¿Dónde estuvo toda la vida aquel chico de sonrisa tan brillante?, donde estuvo cuando su corazón lucia tan frío y carente de sensación, pero ¿Por qué ahora, ¿Por qué allí?
—Jeon Jungkook. — sus manos se sueltan y se siente frío donde anteriormente estuvo tan cálido como el amanecer, tal vez Jungkook jamás resuelva su enigma del porqué se ama, pero quizás aquello sea suficiente para saber que Taehyung, el desconocido, sacudió aquella pieza de su corazón que yacía dormida, y si aquello no merecía la palabra amor, Jungkook jamás podría saber como colocarle a aquella nueva sensación.
