Noche de fiesta

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Cuando vi como Gerardo y Carola se cogieron de la mano mientras todos bailábamos sin darnos cuenta de nada, algo (no sabría decir que) se apodero de mi y me dejo en el aire. La música retumbaba en las paredes. La gente se enloquecía a mi costado. Casi no podía caminar dentro de aquel tumulto caótico de personas. Sentía el olor a perfume y alcohol por mis poros, sentía el olor a cigarro y marihuana en al ambiente. La mano de Gerardo bajo un poco más de la cintura. Carola no dijo nada. Se cogió el cabello de manera coqueta y lo miro por unos segundos. Minutos. Fue demasiado tiempo. Lo miro con aquellos ojos negros que de noche resplandecían como lámparas de vida cada vez que los veía. La música se puso frenética. Pero ellos no se movían. Simplemente se quedaron parados, Gerardo con la botella de cerveza en su mano y ahora, poniendo la mano en la cintura de Carola. Ella solo le dio una pequeña sonrisa. Muy pequeña como para notarla, muy grande como para no darse cuenta que aquel movimiento de Gerardo le había resultado agradable. Me quede pasmado sin saber que hacer exactamente.

Conocía a Carola tanto tiempo, que ya había perdido la cuenta. Habíamos sido inseparables durante el colegio. Fuimos novios por un corto periodo de tiempo pero aún recuerdo el sabor de sus labios y el olor de sus cabellos. Nos separamos. Siempre había sido una mujer independiente, muy ambiciosa, dueña de sus sueños y de su vida. Éramos muy parecidos, tanto que fue una de las razones por la que nos separamos.

Conocía a Gerardo desde hacía varios años. Fuimos grandes amigos al principio y aunque nuestra amistad nunca se desintegro, nos distanciamos un poco. Lo seguía viendo de cuando en cuando. Era un tipo un tanto descuidado en su aspecto, casi siempre usaba ropa o recién lavada o poco planchada. A veces se dejaba crecer la barba por varios días y tenía una mirada cansada. Tenía una predilección por el ron y sin embargo, aunque era muy diferente a mi, disfrutábamos mucho intercambiando ideas e ideologías.

Cuando vi como Gerardo y Carola se cogieron de la mano, sin embargo, no pude evitar que algo en mi se revolviera. Eran tan diferentes. Una chica se me acerco y me miro con unos ojos vivaces y una sonrisa un poco seca, pero no le preste mucha atención. Tenía aún la botella de cerveza en mi mano. Vi la mano de Gerardo acariciando las mejillas de Carola. Ella no dijo nada. La luz de neón oscurecía el paisaje. No podía entender nada, solo el ruido de la música retumbando en mis oídos. Ella cerró los ojos por un momento. Los labios de Gerardo se acercaron de manera lenta a su oído. Ella respiro de manera profunda. Me levante de mi silla en el bar y me acerque lentamente. Cogí la botella de cerveza con fuerza. Paso a paso fui dando un giro en torno a la pista de baile. Mi ojos ardían y se que resplandecían en la oscuridad. Gerardo tomo de la mano a Carola y la arrastro. Pensé que hacía la pista de baile. Aumente el pasó. Me hice camino por entre la gente. No los vi. Maldije. Pensé que los había perdido pero pude verlos. Gerardo había escogido un rincón tranquilo, oscuro donde pudo acariciar los suaves cabellos de Carola. El estaba a mis espaldas. No pude ver más. Escogí una pared y me recosté sobre ella. Los labios de Gerardo se acercaron a los labios de Carola. Pero ello no protesto. Era una cómplice de aquel ritual. Ella lo deseaba. La luz se apago por un momento. Todo la gente grito al unisonó. Me quede por un momento solo, rodeado de un humo blanco y sin poder escuchar nada dentro de aquel espacio nulo. Luces intermitentes. Mis ojos se abrieron. Ahí no había nadie. Gerardo y Carola no estaban. Me di media vuelta y me acerque al bar. Los chicos me preguntaron que donde me había metido. No les hice caso. Pregunte por Carola. Pregunte por Gerardo. Nadie sabía nada. Silvia finalmente dijo que creía haberlos visto en la puerta. Casi corrí. Salí. Sentí el aire fresco. Vi a la derecha. Vi al guardia que me veía con ojos atentos. Volví el rostro a la izquierda. Varios chicos fumaban y reían. Vi una sombra. Corrí detrás de la sombra. Falsa alarma. Me sentí un tonto. Respire profundo y di media vuelta. No quería volver a la discoteca. Me senté en un escalón. Fue entonces cuando vi el auto de Gerardo que lentamente pasaba delante de mí y pude distinguir a Carola sentada a su lado. Un frio aire me golpeo en la cara. No supe porque me sentía así pero sabía que por alguna razón que desconocía aquella noche no sería una noche tranquila.

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⏰ Last updated: Aug 30, 2019 ⏰

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